O1 - Macaque

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   En estos momentos le costaba más mantener los ojos abiertos que la costosa renta de su casa.

   Macaque se consideraba más máquina que ser vivo a este punto, un sistema complejo con giros y vueltas que dormía, pensaba, comía y de vez en cuando hacia otra actividad que no fuera estar pegado al asiento de su trabajo durante nueve horas seguidas. Tecleaba de memoria, se sabía exactamente todas las palabras, signos, ingresos, porcentajes, pérdidas y ganancias que había tenido la empresa en el mes y en los meses anteriores.

   Siendo un oficinista con salario decente tenía que esforzarse el doble o triple para que las horas extra dieran ganancias, no se quejaba, le gustaba poder utilizar su talento en las letras para hacer que una frase de cinco palabras terminara en un texto divido en párrafos lineales con más de veinte enunciados. Sin embargo, no recuerda cuando fue la última vez que se tomó un merecido descanso, otro vago pensamiento que se aleja a guardarse en la memoria a largo plazo para no darle relevancia.

— ¡Oh! Estoy viendo una mala cara por aquí. — Canutrreo el hombre sonriente.

   La sombra gruñó por lo bajo, quitando sus manos adoloridas del teclado y pasando una por los párpados apretados, intentando que el sueño se disipará un poco. Además de tener que controlar el terrible mal humor que le hacía tener el hombre de traje con su sola existencia, no podía mantenerse despierto por mucho tiempo.

— ¡Sabes que me gusta tener un lindo y amigable ambiente de trabajo! Así que, quiero ver esa sonrisa. — El humano mostró los dientes, o bueno, humano en forma, Macaque no estaba seguro de que esa cosa fuera algo más que no fuera un extracto de sus peores pesadillas. Esa falsa sonrisa torcida, ojos sin vida, personalidad fría, le provocaban escalofríos.

— Si, señor. Estoy cansado, es todo. — contestó de la manera más calmada posible antes de que un café fuera azotado contra su mesa, parte del café derramándose sobre la mano del hombre quien no dió reacción alguna ante el líquido caliente perforando sus tejidos.

— Espabílate, necesitamos mentes rápidas y felices trabajando en nuestra empresa, mucho más en tu sector. — El hombre de cabello gris exclamó sin dejar de sonreír, clavando sus ojos azules sobre el mono.

   Macaque, sonrió tembloroso soltando una pequeña risa antes de agradecer con la cabeza y darle un sorbo experimental a su café mientras su superior se alejaba como un fantasma errante.

  "¿Cómo es que ese tipo sigue apareciendo de la nada?" Pensó dejando el trago caliente de lado, no es que no lo precisara, pero su doctor había recomendado una baja necesaria en el consumo de la bebida granulada o pronto sufriría un ataque al corazón de tanta cafeína en su sistema.

   Deslizó sus agotados ojos hacia la pila de papeles que tendría que traspasar al ordenador y entregar antes de irse a casa. Inhaló por la nariz, suspiró por la boca, se desató la cola de caballo desordenada dejando que los finos hilos cayeran por el peso de la gravedad, pasó sus garras por las gruesas hebras de pelaje en su cuero cabelludo e hizo una nueva coleta en lo alto.

  A trabajar otra vez.

[. . .]

   Uno de sus lugares favoritos para poder desconectarse era su auto. Tenía la seguridad de poder estar encerrado en un vehículo conduciendo a velocidad moderada, su cerebro quedaría en automático y él podría disfrutar del suave zumbido de las llantas al deslizarse por la calle.

   El ocaso caía en el horizonte inundado por altos edificios, dejándole el paso a la noche taciturna que mezclaba sus colores azulados con los complementarios del lindo atardecer. La sombra se dió un pequeño respiro una vez estacionó el coche, disfrutando de la tranquilidad antes de que fuera arruinada por emocionadas vocecillas chillonas y abrazos con manos pegajosas.

Niñero - [Shadowpeach]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora