O3 - Macaque

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   Rumble y Savage dormían tranquilos en sus dos sillitas infantiles del asiento trasero. La llamada había dejado a tan  Macaque angustiado que tomó a sus hijos después de volver a agradecerle a Sandy su hospitalidad para poder emprender viaje hacia la casa que alguna vez fue suya.

   Por suerte los gemelos habían tenido la suficiente hora de juegos como para que el movimiento del auto los derrotara y cayeran rendidos en su propio mundo de ensueño. La sombra conducía a una velocidad pausada a pesar de que los nervios lo estaban comiendo por dentro, frenó frente a unos semáforos y empezó a golpear con sus dedos sobre el volante.

Aquel hogar melancólico quedaba a media hora en auto desde la casa de Sandy y cuarenta y cinco minutos de su propio recinto, por suerte había poco tráfico pero eso no impidió que la situación se volviera peor. Cuando divisó las luces de la vivienda también vio a una alta y delgada mujer cruzada de brazos en el jardín delantero con la mirada fija en su dirección. Su cabello negro azulado lacio le caía como lluvia sobre los hombros, sus ojos azules fruncidos y delineados le clavaron una estaca a Macaque en cuanto lo vieron, sus labios azules se fundieron hacia abajo con mucha más fuerza.

   Él aparcó el coche frente a la casa, se aseguró de dejar todas las ventanas trancadas a excepción de una pequeña rendija de aire por qué Rumble tenía problemas para mantenerse en espacios cerrados sin la presencia de un adulto de confianza, y había descubierto que la circulación del aire lo ayudaba a relajarse. Se desabrochó el cinturón y bajó del auto, cuando lo hizo, pudo escuchar a la mujer gritar desde el patio y caminar furiosa hacia adentro.

   Macaque andó unos cuantos pasos hacia la casa casi de ensueños; estaba construida de madera y piedra, el techo en forma de prisma dejaba sobresalir una chimenea rectangular de ladrillo, el camino de baldosa recto hacia el porche le daba a la sombra una vista que lo dejó helado. Sentada en el pequeño escalón que daba justo a la puerta, sollozando con solo un abrigo de lana cubriendo sus bracitos, su cabello despeinado mientras ella se aferraba a su mono de peluche y sus piernitas descubiertas se frotaban entre sí por el frío, estaba Bai He, su hija.

   La mujer salió nuevamente de la casa con una maleta y dos mochilas en mano dirigiéndose esta vez hacia Macaque quien estaba a punto de lanzarse preocupado hacia la niña cabizbaja.

— ¡Vas a irte con tu padre! Ya no te soporto, ¡Te di todo! ¡Nunca te faltó nada! ¡¿Y tienes el tupé de faltarle el respeto a tu madre?! ¡Eres una maleducada y malagradecida! — Gritó hacia su hija mientras empujaba sus maletas con diseños de ponys hacia la sombra. — Llevatela, no la aguanto más en mi casa, ya la tuve por cinco años mientras tú te encontrabas otros niños con los cuales reemplazarla. Ahora hazte cargo, Liu er. — escupió palabras como veneno hacia el azabache quien no contestó ante la degradación de su ex esposa.

— A ver, Gu yao. Estás molesta, no estas piensando con claridad, dime que es lo que pasó. Estoy seguro de que esto se pude resolver. — trato de negociar con la terca mujer.

— ¿Qué pasó? ¡Esa niña idiota fue lo que pasó! ¡Tiene unas calificaciones horribles en la escuela! Su único trabajo es estudiar y lo hace mal, es una imbecil que no es capaz de hacer nada bien. La envié a su cuarto a estudiar y se puso a jugar la muy engreída. ¡Va a hacer una vagabunda de la calle y yo no la quiero más en esta casa! ¡Yo tengo que comprarle todo y ella no sirve para nada! Y antes de que le de una paliza y le reviente la cabeza te la doy a ti, por qué siempre termino siendo la mala de todo. — Tomó a la niña del brazo y la levantó del escalón.

Ella lloró con fuerza tratando de zafarse del agarre de su madre.

— ¿Quieres llorar en serio? Más te vale que te calles si no quieres que te dé razones para llorar. — masculló entre dientes y la jaló del brazo. Ella tropezó con varias piedras pero mantuvo la boca cerrada y la mirada abajo.

   Macaque se arrodilló frente a la pequeña, extendió sus brazos silenciosamente hacia su hija y le dio una suave sonrisa. La niña se soltó del agarre de su madre para correr hacia los brazos de su padre.

— ¡Ja! Si, claro, vete con tu padre, a ver como te va con él. Malagradecida, después de todo lo que hice por ti. Ve a manipular a tu padre y después no vengas llorando si el te trata mal o te hace cualquier cosa indecente. — maldice la mujer, patea la mochila de su hija y vuelve a entrar a su casa, azota la puerta y apaga la luz del porche.

   La sombra toma a su hija entre sus brazos que llora amargamente en su hombro, se levanta con ella, sosteniéndo su peso con un brazos y acariciando su pelo con la otra. Le coloca la gorra de su abrigo a la pequeña y besa su frente arrullandola.

— Vamos a casa, pequeña. — Liu er sabia más que nadie que era imposible discutir con esa mujer. Además de que había visto ya el comportamiento de su ex esposa con su hija y era obvio que la pequeña no estaría en una buena situacion emocional si viva con ella.

   El pelinegro dejó a la pequeña en el asiento trasero, entre los gemelos, no tenia la silla infantil para ella por lo que tuvo que colocarle el propio cinturón del coche. Dejó la mochila de Bai he en el asiento del copiloto y encendió el auto para emprender el camino a casa.

   Los ojos del mono mayor observaron a su hija atraves del espejo retrovisor; la pequeña sorbia su nariz mientras limpiaba sus ojos con las mangas de su abrigo blanco de lana. Sus piernitas estaban llenas de moretones debajo de su falda rosada y las medias blancas estaba sucias de barro al igual que sus lindos zapatitos de ballet. Aún estaba abrazada del peluche del Rey Mono que Macaque le había regalado una vez cuando ella tenia tres años, lo abrazaba con fuerza con un brazo mientras mordía sus uñas y jugaba con el borde de su falda con la otra.

   La calefacción del auto estaba encendida por lo que tardó en darse cuenta de que había comenzado a nevar. Encendió el limpia parabrisas faltando unas cinco cuadras antes de llegar finalmente a su casa, una vez estaciono el carro se quitó el cinturón de seguridad, suspiró profundamente y se sacó la chaqueta de cuero. Se inclinó hacia atrás con el cuerpo torcido extendiendo sus brazos hacia su hija, le quitó el cinturón de seguridad le colocó la chaqueta sobre sus hombros. Savage se había despertado pero aún estaba bastante perezoso como para darse cuenta de que su hermana estaba con ellos. Macaque salió del auto desprendiendo primero el cinturón de Rumble, colocó al gemelo durmiente sobre su hombro, con la otra mano tomó a Savage que se acomodó sobre su hombro también preparándose para dormir. Mantuvo el peso de Savage y Rumble con la mano izquierda y extendió la mano derecha a Bai he para que bajara con él.

   Ella aceptó la mano de su papá, cerró la puerta ganándose una felicitación del mono de seis orejas y una suave palmadita en la cabeza permitiendo que los cuatro entraran por fin a la casa.

   Bai he se quedo sentada en el sofá del comedor, la casa estaba tibia a pesar de que no habían encendido la estufa aún.

— Cariño, voy a subir a tus hermanos, cuando vuelva haremos fuego para estar calentitos los dos y papá te hará una rica chocolatada caliente ¿Si? — susurró ganándose un asentimiento de la pequeña.

   Macaque subió hacia el cuarto de ambos gemelos, lamentablemente el baño de los niños tendría que posponerse hasta mañana, su pequeña mayor necesitaba el calor y el apoyo de su padre en este momento por más que a Macaque le gustara establecer horarios.

   Le coloco el pijama a ambos niños, los arropó en sus respectivas camas dándole un beso en la frente de buenas noches, dejó una lamparita de luz encendida y la puerta entreabierta por si necesitaban algo el ruido de sus voces llegaría mejor a los oídos de su padre.

Cuando llegó de nuevo a la planta de abajo, tomó ramas haciendo una pirámide con ellas, encendió un papel justo debajo de ella haciendo que las brazas abrazaran la madera de encima. Preparó dos tazas de chocolate caliente y se sentó al lado de su hija que se recostó sobre el costado de su padre.

— Muy bien, cuéntame qué fue lo que pasó.

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Aclaraciones: Gu Yao es Lady Bone Demon.

Niñero - [Shadowpeach]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora