Niñero - [Shadowpeach]

O4 - Wukong

Wukong suspiró limpiandose el sudor de la frente. Su cara, manos y brazos estaban cubiertos de pintura de todos colores al igual que su camisa blanca sin mangas.

Acababa de terminar de pintar uno de sus cuadros después de que la inspiración lo golpeara en plena madrugada, obligandolo a salir de la cama medio vestido y poner manos a la obra con el subidón de energía que vino de la mano con el choque de imaginación. Su momento de numen duró casi seis horas en las que no se detuvo para comer o comprobar que su situación se encontrara estable, sin mencionar el hecho de que solo pudo descansar por menos de dos horas antes de que se despertara a media noche con la picazón en sus manos que lo impulsaba a crear.

Cuando bajó de su cima, se encontró con su estómago rogando por un poco de comida que saciace el dolor que generaba en su vientre. Tomó un momento para estirar sus articulaciones encojidas que crujieron haciendo que una sonrisa se deslizara por sus labios con felicidad, su cola se estiró también, quedando flácida una vez que se estiró junto con todo el cuerpo del pelirojo.

Finalmente se levantó de aquel banco de madera que sostuvo su peso durante sus horas en vela y se dirigió a su refrigerador. Suspiró ante la ausencia de comida escencial y tomó uno de los melocotones que quedaban justo al final del cajón más bajo de la nevera, se lo llevó a la boca para masticarlo con cansancio. El jugo de la fruta se deslizaba por el costado de su labio mientras caminaba a tropezones dirigiendose a su cama, o más bien nido, ya que el sueño había llegado tan pronto como la inspiración se había ido. Al terminar de comer lanzó la semilla por la ventana y se tumbó boca arriba en la pila de mantas y almohadas.

Sus cansados ojos se entreabrieron para fijar la mirada en una telaraña que justo estaba en una de las esquinas del techo de madera.

"Me estoy quedando sin comida. . ." pensó por un momento, tendría que gastar los últimos ahorros que le quedaban para poder comprar algo que, si lo racionaba bien y se saltaba algunas comidas, duraría una semana. Murmuró molesto antes de hacer el esfuerzo enorme de levantarse de la cama.

"Si me duermo ahora, cuando despierte será demasiado tarde como para que quiera salir y socializar. . . Mejor lo hago ahora antes de que me dé demasiada pereza para levantarme en el resto del día."

Optó por hacerle caso a la pequeña vocecita en su cabeza y emprender viaje hacia la tienda más cercana, no sin antes colocarse un suéter encima de la camisa manchada.

Para su suerte el local quedaba a menos de dos cuadras, no le gustaba interactuar con las personas, siempre terminaban en vagas interacciones que no llevaban a más que un intercambio incómodo de palabras con personas que no vería nunca o si lo hiciera, simplemente los ignoraría como ellos a él. Por lo que priorizaba el no entablar conversaciones con quien no fuera necesario.

Sin embargo, ese día fue un poco diferente.

Llego a la tienda donde una amable señora lo recibió con una cálida sonrisa, Wukong había estado comprando los últimos dos años en ese local y la anciana viuda le había agarrado cariño al igual que él, no lo iba a negar, la interacción hizo que su corazón se llenara de una tibia calidez.

- Ah, joven Sun, ¡Es un placer verte de nuevo! - expresó, detrás de la caja registradora. - Hace tiempo que no te das una vuelta por aquí, ¿Has encontrado novia acaso? - ella le dio una sonrisa alzando las cejas y Wukong soltó una risa ante ello.

- No, no. Estuve ocupado, últimamente me entran pocas comisiones por lo que generó menos cantidad monetaria de la que necesito. - río suavemente y la anciana puso una cara de angustia.

- Oh, querido, me hubieras dicho. Ya sabes que yo no tengo problema en que me pagues luego.

- Ya le dije, no es necesario señora Zu. - Alzo las manos defendiéndose, no iba a conseguir comida gratis de una anciana, no era moral dentro de sus propios parámetros.