Capítulo 2: Normalidad

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En alguna parte de la ciudad se deleitaba una mansión aunque manteniendo esos estereotipos de bajo perfil, su apariencia exterior estaba pintada de un color blanco opacó, en los costados de la puerta se mostraban dos pequeños postes ya desgastados por el tiempo que las fue desgastando con su paso, el tejado se veía de color negro desgastado, las ventanas de aquella mansión se veían reforzados para evitar que algun atracador quisiera pasarse de listo, aunque ya contaba con sistemas de seguridad, en el interior se podía apreciar baldosas blancas, contaba con una sala principal muy amplia para alguno que otro invitado, al igual que largos pasillos, un comedor y con varias habitaciones de las cuales uno podría acomodarse augusto, aunque en su mayoría no había visitas por lo cual esas habitaciones eran más de almacenamiento de artículos, mayormente se veían asistentes de limpieza que se ocupaban de limpiar todo y que hubiera orden en toda la casona, eran pocos pero aún así desempeñaban bien su labor además de que eran de los pocos que se les permitía estar en los perímetros de ese lugar.

De entre los tantos pasillos se podía ver una joven de cabello corto, de ojos azulados que parecieran desprender determinación, poseía una piel pálida, tenía una confección delgada aunque no era muy notado ya que usaba una sudadera negra bastante ancha, llevaba unos pantalones azul marino que le ajustaban bien y tenis de color gris claro, al igual que en una de sus muñequeras llevaba una pulsera pequeña.

Su expresión fácil se le notaba frustración, tenía pequeños mechones de cabello pegados a su rostro por su sudoración, aún que no le era impedimento para su visión, no le tomaba relevancia ya que su mente estaba centrada en encontrar a alguien, en específico, su hermana menor, revisaba cada puerta de las habitaciones que se cruzaba, solo daba un vistazo rápido pero al no ver a nadie lo cerraba inmediatamente, su andar era de paso rápido, de entre tanto cerra y abrir puertas no se había percatado que había parado a dar con una puerta en específico, la cual conocía bien ya que no era igual a las demás, tanto por el color como por el tamaño.

Titubeante tocó tres veces la puerta antes de escuchar una voz ronca y gruesa dándole la indicación de que pasará, la joven entro al cuarto donde se podía visualizar en toda dirección estantes llenos de libros y carpetas, resaltando su organización, prácticamente eran archiveros, pertenecientes a una empresa farmacéuticas, en la cual trabajaba la de ojos azulados, se podían apreciar instrumentos de laboratorio, como tubos de ensayo, matraces floreados etcétera.

La habitación poseía un gran ventanal reforzada, este mismo proporcionaba de una gran calidad del la luz solar y una exquisita vista del exterior.
El color de las paredes eran de un color azul claro, cerca del ventanal de podía visualizar a un hombre de la mediana edad sentado en un sillón de color verde oscuro leyendo unos papeles que tenía en manos.

Aquel hombre posee una cabellera ya llena de canas, lo único que le quedaba de su color de cabello original eran dos líneas de color oscuro en los lados posteriores de su cabeza, una barba igual de blanca, unos ojos de color esmeraldas que de igual forma reflejaban un brillo que los hacía resplandecer, una piel blanca, era más alto que la contraria, bestia una camisa de manga larga color blanca, sobre ella llevaba un chaleco color verde claro de tela liza, en el cuello de la camisa era visible un pañuelo de color rosa fuerte, llevaba unos pantalones negros, un cinturón negro del cual se hacía resaltar por la forma de la hebilla en forma de rombo que tenía enmarcada una serpiente, de igual forma sus zapatos eran negros y al igual que en el cinturón poseía a los costados el mismo emblema, se alcanzaban a diferenciar cuatro anillos en sus dedos en ambas manos, posicionados en los dedos índices y meñiques al igual que unos lentes, aún lado del sillón se alcanzaba a ver un abrigo de color verde oscuro y un bastón de madera con una serpiente de plata.

El hombre dejo de mirar el portapapeles que tenía para mirar a la menor que estaba presente en su despacho, este tomo una taza de té que había en la mesa de noche frente de el igual que otros muebles que se encontraban ahí para sus visitantes.

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