Capítulo 7: Sentidos

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Sentía una fuerte pulsada en su espalda, las cuencas de sus ojos de abrieron de manera instantanea al sentir algo calido en su piel, solto un grito desgarrador al notar que ese calor se intensificó abrupta que quemaba las fibras de su piel, se revolcaba entre sus sábanas delgadas, aferrándose a estas buscando una manera de calmar la quemazón, soltaba grandes lagrimales por el dolor que provocaba la quemadura, no estaba entendiendo nada de lo que estaba pasando, estaba durmiendo tranquilo hasta que llegó esa horrible sensación, el dolor pulsante se extendía hasta llegar a su cuello, volteó a mirar de manera instintiva si estaba alguien con el que pudiese ayudarle, su madre, pero antes de que pudiese visualizar tan siquiera a uno de sus progenitores pudo sentir otra vez como le lanzaban otra salpicadura de agua, resibiendolo de lleno para volver a gritar lo más fuerte que sus pulmones le permitían...

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Tomo una bocanada de aire, se levanto de un brinco de la cama, su cuerpo al estar todavía entumesido sus reflejos no actuaron tan rápido como para evitar caer por la orilla de su colcha cayendo a la alfombra de su recámara, sudaba frío, el mechón que cubría su rostro terminó por dispersarse de su rostro, pequeños hilos de cabello se pegaban a la piel de su rostro, su pecho se contraia acelerado, estaba jadeante, mantenía su mirada fija en el techo de su cuarto buscando consuelo, le dolía la cabeza por la repentina caída sumado a lo que acababa de ver, trago en seco, una simple broma de su cerebro, que para el joven no le hacía nada de gracia, estaba pálido, el pulso de sus latidos se fueron tranquilizando al igual que las contracciones de su pecho, su mirada volvió a un estado relajado, inhalo profundo para exhalar pesadamente, podría quedarse todo el día tirado en aquella alfombra, al fin y al cabo no tenía prisas por ir al trabajo ya que era su día libre, no tenía grandes motivación para salir de su departamento que no fueran el trabajo, a menos que sea hacer despensa de las cosas básicas que requiere para su mera experiencia, comenzo a quitarse la sabanillas que aun cubría una parte de su cuerpo, se enderezó lentamente, llevaba una polera holgada de color gris claro junto a un short negro corto, aventó las sabanas a la cama, se tallo uno de sus ojos con cuidado para comenzar a dirigirse al baño, no eran más de las 9:30 am, no era muy tarde y tampoco tan tarde así que estaba en un punto medio, era comenzar con esa rutina del cual no puede salir, el agua estaría aún algo fría pero lo suficientemente tolerable como para que no se quejara cómo todas las mañanas, abriría la llave de la regadera para comprobar que el agua estuviera de su agrado, sonrió levemente al comprobar que estaba bien, comenzó a retirarse la polera que llevaba y el resto de sus prendas para refrescarse por un momento.

Era relajante, sus fibras musculares podían dejar de estar tensos por al menos 1 día de descanso a la semana, aun su mente se veía invadida por lo reciente que su mente le jugo en cara, no quería recordar los detalles de aquella pesadilla. Refrego cada parte de su cuerpo con el jabón, se enjuago cada zona, cerró la llave del agua de la regadera con firmesa para salir procurando no resbalarse por los azulejos, al entrar de nuevo a su aposentos solo busco algo cómodo para estar en su departamento, se coloco lo primero que vio de los cajones de su mueble, escogió un pants negro, no le quedaba ajustado, al contrario le quedaba algo grande lo que para el azebache era ideal, busco en otra cajonera donde solo se puso otra camiseta de color gris opacó, se dirigió a la cocina soltando consigo un bostezo, comenzó a revisar en el refrigerador, en la alacenas, cada cajón pero no encontraba reservas de comida, necesitaba rebastecer su despensa, lo ubico que encontró fueron apenas dos rebanadas de pan tostado junto a un tarro de mermelada de zarzamora, esta vez se paso con el descuido de su canasta básica para su subsistencia, tenía que aguantarse y comer lo poco que tenía para su desayuno, coloco lo poco que había de mermelada en las dos rebanadas de pan, las coloco sobre un plato de cerámica plano, tiro el jarro de vidrio junto al empaque que guardo aquellas rebanadas de pan, tomó el plato de las orillas para ir a su sala, se sentó en aquel sofá amplió, tomó el control remoto para comenzar a pasar de canal como solía hacer, esperaba encontrar una buena serie que lo mantuviese ocupado mentalmente antes de ir a rebastecer su alacena, tenía que revisar si en su tarjeta de débito tenia el saldo suficiente para su abasto, tenía que dejar apartado para su renta y cobro de servicios, toda su vida se resume en gastos, desearía volver a ser un niño cuando no tenía que preocuparse por cosas como estas, en donde por lo unico que te preocupaba era en sacar buenas notas y evitar ser casigado por tus padres, en donde jugabas, disfrutabas de la tv sin entender aquellos chistes de segundo sentido pero eras feliz con tu inocencia.

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