Capitulo 3

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Subimos al auto y vamos de camino hacia el hospital. Ya había aprendido a vivir con eso, ir a una habitación y verla "dormida", en cierta forma. A pesar de que me dan escalofríos de solo verla, ya había sido mucho tiempo, era mi rutina. Lo que me gusta es que puedo contarle mis cosas, y, aunque no me abrace y me de consejos, se que me escucha y con eso estoy satisfecha.


-Y...¿Hace cuánto tu madre...está así?


-Hace...dos años, aproximadamente.


-¿Es duro?


-¿Qué?


-Vivir con tu madre...así.


«Por supuesto que es duro, no tienes quien te ayude, quien te apoye en las buenas y en las malas, porque tus amigos te pueden traicionar, pero tu madre siempre va a estar ahí. El no tener a alguien a quien abrazar en momentos tristes y soltarte llorando en su hombro mientras te acaricia la cabeza y te dice "todo va a estar bien". El no tener a una mujer a tu lado en la que sabes que puedes confiar, y hacer todo tipo de cosas juntas. El no tener a alguien que te cuente sus historias aburridas de la escuela y saber que te va a decir que antes todo era mucho mejor. No tener a una amiga verdadera que te mande a lavar los trastes y que te regañe cuando dices que no. No tener a tu mamá.»


Pero no me di cuenta que lo dije en voz alta y las lágrimas caían de mis ojos. Una tras otra y no podía parar. Rápidamente Joshua orilló el auto y empezó a consolarme mientras secaba las lagrimas de mis mejillas.


-Tranquila, tranquila, todo va a estar bien.


Pero no era cierto, si mi madre no había despertado en dos años, no tenía la esperanza de que lo hiciera en tres, y mucho menos en cuatro.


-Gracias.-Le dije y sonreí.


Dicen que los valientes son los que lloran en silencio y muestran una sonrisa a todo el mundo. Pero no estoy de acuerdo con eso. Para mí, los valientes son los que se atreven a mostrar sus sentimientos a los demás.


Joshua vuelve a poner el auto en marcha y de nuevo continuamos.


-Muchas gracias.


-¿Por qué?


-Porque solo llevo dos días conociéndote y siento que ya te has vuelto mi amigo.-Le digo mientras le sonrió.


-No hay de que, solo necesitas a alguien que...te apoye.


En ese momento mi celular suena, lo veo y es Salem.


-¿Hola?-Contesto.


-¡¡¡¡Hola!!!!-Me contesta Salem con un grito que arruino mis tímpanos para siempre.


-Ahhhhhh, Hola Salem.


-¿Por qué tan decaída?


-Ahhh, es que...estaba pensando en algo triste. Bueno, después te llamo.-Le dije rápidamente mientras le dedicaba una sonrisa, a pesar de que no me veía.


-Que linda sonrisa.-Me susurro Joshua, lo cual hizo que me sonrojara.


-¡De acuerdo! Esperare tu llamada.-Me respondió y colgué.


-Llegamos.-Finalmente me dijo mientras estacionaba el auto en aquel edificio alto que llenaba mis recuerdos.


Me salí del auto y seguía mirando la construcción como si fuera la primera vez que la visitaba. Entré por una puerta de cristal, que Joshua hizo el favor de abrirme. Entramos en el elevador sin decir nada. El elevador te dejaba ver todo alrededor, miraba a las personas. Unas tranquilas, otras llorando, algunas con preocupación y otras aliviadas. No sé si el edificio está lleno de malos o buenos recuerdos. Pero a mi me revolvía el estómago, siempre pensaba en mi madre. Salí del elevador y entre con una señorita para decirle a que habitación iba, finalmente entre. En ese momento sentí como mi cuerpo se debilitaba y yo me tensaba.

"Por siempre es un largo tiempo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora