CHAPTER THREE

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"Let the games begin"


Dicen que la primera impresión es la más importante, Malcom era consciente de eso así como también era consciente de que cualquier mínima chance con Becca (tanto amistosa como romántica) se había estropeado gracias al desastre familiar, por lo que creyó darse por vencido.

Sin embargo, hay personas que no se rinden y pueden llegar hasta lo moralmente incorrecto y a extremos desagradables por conseguir sus objetivos. Casos perdidos, vaya.

Y Reese era uno de ellos.

Así que, al notar el interés de su hermano en la chica, una idea vino a su mente.

El recién mencionado caminó junto a Malcom dirigiéndose a la castaña, quien hablaba animadamente con una chica muy agradable que había conocido en su primer día. Al llegar, Reese permaneció parado frente a ella y esta volteo muy confundida al notar su (muy perturbadora, por cierto) presencia.

- Eh, ¿hola?

Y sin decir más el segundo mayor de los Wilkerson vertió refresco sobre la blusa de la chica antes de echarse a reír. Malcom, aún desde su lugar, abrió los ojos con sorpresa y sintió la vergüenza acumularse en su cuerpo.

Reese ahora sí que la había cagado, y claro, había arrastrado a Malcom a esto.

Ahora la atención de todos estaba en el trío de chicos.

- ¡¿Qué mierda?! - gritó Becca apenas entendiendo lo que había pasado. - ¿Ustedes de nuevo?, ¿cuál es su maldito problema?

- Lo sentimos, lo siento, yo... - Malcom no encontraba palabras para disminuir la furia de la ojí-azul.

- Reto cumplido. - se dirigió ahora Reese a Malcom, quien lo miro con suma confusión. ¿A qué carajo se refería con "Reto cumplido"? - Hice lo que me pediste, ahora me debes 15 dólares.

En ese momento, Malcom entendió lo que Reese estaba planeando y deseo matarlo ahí mismo.

- ¿Qué?, ¿Un reto? - exclamó con un tono de incertidumbre la joven, para después dirigirse a Malcom. - Te conozco, me hablaron de ti. Lo que no me habían mencionado, es que además de "superdotado" y perdedor, no eres más que un idiota, y tú...- se giró ahora hacía Reese. - Eres un imbécil.

Eso fue lo último que dijo antes de propinarle una cachetada al Wilkerson mayor e irse de ahí directo a los baños, seguida por la chica con la que estaba en primer lugar.

Ya en el baño, secó como pudo su blusa con papel y Cynthia, que solo la había seguido en silencio, habló.

- No lo entiendo, Malcom no suele ser así. - Después recordó para sí misma antes de corregirse. - Bueno, en todo caso, no creo que la idea fuera de Malcom esta vez.

- Tu lo conoces más que yo, supongo. Aún no se que le ves, él y su hermano son unos idiotas.

Una vez fuera del baño y con la hoodie de Cynthia sobre su top, la castaña se dirigió a su siguiente clase, evitando las insistentes miradas del castaño.

Malcom se giró hacía el mayor para propinarle un codazo una vez que vio la indiferencia de Rebeca. 

- Hey, ¿qué te sucede?, ¿por qué hiciste eso? - preguntó notablemente molesto a Reese.

- No lo sé, ¿diversión? No lo pensé muy bien, a decir verdad.

El del medio de los Wilkerson miro a Reese como si hubiera esperado que algo inteligente saliera de su boca para después sentir una ola de decepción invadir su cuerpo por si quiera pensar que Reese tendría una buena razón para vaciarle refresco a alguien más.

- Además, así puedo llamar su atención. Eso le gusta a las mujeres, pero tú no sabes nada de las chicas, hermano. - suspiró Reese cual persona intentando explicarle algo obvio a alguien estúpido, mientras posaba su mano sobre el hombro de su hermano, para después irse.

Malcom se quedó procesando todo lo que había escuchado, y se detuvo al darse cuenta que se veía como un idiota parado solo en medio del patio escolar.

Rebeca, en la salida, esperaba no verse más con la problemática familia, pero, para su mala suerte, olvido que vivía al lado del par de hermanos y olvido, por supuesto, que comparten trayecto para volver a casa.

- ¿Que tal, Renata? - habló Reese posicionando su brazo en el hombro de la ojí-azul, que bufó exasperada.

- Me llamo Rebeca, imbécil. - dijo con molestia quitando bruscamente el brazo del chico y aceleró sus pasos.

El mayor retrocedió hasta llegar con Malcom que veía todo a un par de pasos de distancia, con unas enormes ganas de desaparecer. 

- Reese, ¿puedes dejar de molestarla una maldita vez? - habló en susurros Malcom.- Si mamá se entera que estás haciendo que uno de nuestros vecinos nos odie más, y en especial si es de los nuevos, te matará.

- ¿Y? no lo entiendes, Malcom. Hable con Francis, él me explico que esta es la mejor manera de conquistar a una chica. - Reese lo explico como si fuera la mejor idea que se le hubiera ocurrido en siglos. - Solo espera y verás.

Cuando ambos voltearon a ver a la chica, está ya no estaba.

- Está es la mejor manera en que una chica te odie, querrás decir. - suspiró agotado y entraron a su casa.

Era de noche y la chica estaba ahora acostada en su cama, y se descubrió a sí misma pensando en el par de hermanos que tanto le estaban haciendo la vida imposible ahora.

Una pequeña parte de ella quería, al principio, ser su amiga.

Sin embargo, ahora a todo de ella le desagradaban los Wilkerson.

Una piedra entrando repentinamente por su ventana la sacó de sus pensamientos. Cuando se levantó a tomarla casi sintió un tic en su ojo por la molestia. 

"Mira por la ventana."

Se asomó por su (ahora rota) ventana para ver a Malcom con una sonrisa nerviosa, quien la saludo una vez que la vio.

- ¡Vete al infierno! - gritó molesta. ¿No le bastaba con molestarla en la escuela?, ¿ahora también la acosaría en su casa?

Se sentó en su cama y lo pensó, no se dejaría pisotear así. No por ellos.

- ¿Quieren jugar?, pues que comience el juego entonces. 







AUTHOR'S NOTE

Q asco de capitulo, por dios.

Mil disculpas por no haber actualizado antes, tuve un bloqueo horrible y aunque odie el capítulo, ya quería terminarlo

Survivor | Malcom in the middleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora