III. Bella isla misteriosa

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Wei WuXian sintió un dolor agudo en el pecho que lo arrancó de la inconsciencia.

El sol jamás había sido tan tóxico y dañino antes. Demasiado brillante al punto en que sentía sus ojos derretirse.

Se movió con dificultad, sintiendo gran peso en sus costillas, y supuso que se había fracturado de nueva cuenta. No pasó demasiado desde que las fracturó cayendo por una cascada termal de todos modos.

Algo de agua salina entró en su nariz, obligándose a recomponerse para expulsar aquel líquido de sus pulmones.

Le llevó algo de tiempo comprender lo ocurrido a su alrededor.

Vio blanca e inmaculada arena yaciendo bajo sus dedos.

E ignoró el dolor en cada uno de sus músculos recomponiéndose rápidamente. Consciente de que, aquel sobre esfuerzo le cobraría factura más tarde.

Se extrañó al sentir algo taladrando su caja torácica desde dentro.

Sus dedos se guiaron inconscientemente hasta su pecho, causándole gran conmoción.

Su respiración se cortó ante esa extraña sensación.

Probablemente era la sensación de regresar a la vida tras mucho tiempo muerto. Wei WuXian se obligó a bloquear aquel hilo de pensamiento y sacudió la arena de su túnica.

Las nubes sombrías se habían ido, el mar parecía tranquilo, incluso la brisa marina tenía un aroma limpio que cosquilleaba agradablemente en la nariz.

No sabía dónde estaba pero tampoco le importaba. Solo, necesita encontrar su bote. Si es que aún quedan partes de él, y retomaría su camino hacía tierras lejanas.

Todo lo que logró ver fue un etéreo y antinatural atolón en el medio de la nada. Había altas montañas y pesadas cascadas fluyendo en algún lado, la hierba coloreó la tierra, así como las pesadas nubes se cernieron sobre el extraño sitio.

Definitivamente era un sitio extraño entre las nubes.

El entumecimiento en sus extremidades fue débil, atenuandose a cada bocanada de aire que tomaba. Wi WuXian estaba casi seguro de haber muerto, ese último rayo debió cocinarle las entrañas, porque sentía un cosquilleo inusual por debajo de la piel.

Permaneció aturdido sobre la arena por un tiempo, absorbiendo el sonido del viento y las olas golpeando las rocas.

Entonces, lo vio.

A pocos yin de distancia yacía una figura envuelta en velos y transparencias blancas. Inicialmente creyó se trataba de parte de su bote, más tarde asumió se trataba de una medusa o calamar de gran tamaño. Entonces las olas subieron por la orilla y agitaron una mata de cabello largo y Wei WuXian concluyó que se trataba de una persona.

Una persona inconsciente, y muy probablemente herida, pues en su tiempo en la orilla esta figura no hizo ademán alguno por cambiar la posición en la que se encontraba.

Wei WuXian se arrastró y tropezó. Ignorando el temblor en sus piernas y el martilleo irregular en su caja torácica, que resonó contra sus oídos.

"¡Oye! ¡¿Estás bien?!" llamó.

La persona no reaccionó a sus palabras, yaciendo recostado contra su estómago. El pánico creció en Wei WuXian y temió lo peor.

Apresurandose a la persona herida, consiguió girar aquel suave cuerpo con cuidado, como si estuviese sosteniendo un tesoro invaluable. Cauteloso de infringir ningún daño al cuerpo maltrecho.

Deidad del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora