VI. Zarpar a tierras lejanas

726 121 31
                                    


Lan WangJi no tenía mucho conocimiento sobre los humanos. Al menos mortales que alguna vez fueron humanos.

Se había acercado a Nie Huaisang, en búsqueda de orientación. Él ya había viajado al mundo mortal y caminado entre los hombres. Por lo que supuso sabría orientarle sobre ellos.

Lan Zhan preguntó: "¿Estás seguro?"

"¡Por supuesto! Los humanos viven en parejas. Cuando intentan formar vínculos y sociedades se dan regalos"

"¿Qué clase de regalos?"

"No estoy muy seguro. Tengo entendido que el cortejo implica pasar tiempo y congeniar"

Con una respuesta tan vaga WangJi regresó a su isla.

La idea del cortejo no fue tan descabellada para Lan WangJi.

Si bien no sabía mucho de su madre y su padre. Ella le había contado, mientras aún era un pequeño espíritu, que su padre, la visitaba, y llevaba a ella obsequios de tierra firme.

Padre le proporcionó conejos..., razonó.

Lan WangJi recordó a Wei Ying. Alimentándole con frutos, compartiendo su chaqueta y colocando cuentas de perla, corales y estrellas en su cabello de vez en cuando.

Eso debió entenderse como un cortejo, ¿verdad?

Una noche, después de tocar el guqin en duo, Wei WuXian le reveló que había compuesto una nueva canción en su dizi. Y fue toda dedicada a WangJi.

Lan Zhan no necesitó pensar más en el asunto. Porque definitivamente estaba siendo cortejado por Wei WuXian.

Entonces, vio propicio plantear la idea de ampliar su isla. Quizá hacer reparaciones al santuario de su madre para que Wei Ying no experimentará las inclemencias del clima.

Una pequeña sonrisa se instaló en su rostro durante el camino de vuelta. Siendo recibido por Wei WuXian que le esperaba.

"¡Te extrañe!" dijo Wei Ying.


◆ ◈ ◆


A Wei Ying le sorprendió un poco el cambio de actitud de Lan WangJi.

No lo odio, por supuesto. Solo fue un poco abrupto.

Después de su reunión, Lan WangJi se mantuvo pegado a su lado como una estrella de mar a una roca, y fue... complaciente.

Ya era complaciente; sin embargo, lo fue aún más.

Le consiguió fruta, hizo pescado asado para él de vez en cuando e intentó envolverle con su propio cuerpo, más bien, con las telas del mismo en las noches frías. ¡Y se mantuvo inusualmente observador!

Wei WuXian se preguntó si el joven tendría algo para decirle.

Pero, cuando preguntaba, WangJi se aclaraba en su expresión y negaba sorprendido.

Rápidamente olvidó las sospechas, y Wei WuXian se convenció de que solo estaba siendo paranoico.

Disfrutó de su descanso vacacional indefinido en largos días soleados y playas de arena blanca.

Por las mañanas daba largos paseos con Lan WangJi, en la tarde nadaban juntos, o bueno, Lan WangJi se unía si estaba de buen humor. Cuando se irritaba lanzaba un chorro de agua a su cara y huía para esconder su vergüenza.

Por las noches hablaban o tocaban música juntos. Se recostaban sobre un conjunto suave de hierbas que anidó Wei Ying y se quedaban dormidos sintiendo sus brazos y rodillas tocarse durante toda la noche.

Deidad del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora