TRES

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     Pizarrón, hoja, pizarrón, hoja.

Después de una semana exhaustiva, habían vuelto las clases.

Me hubiese encantado quedarme calentita en mi cama acostada, pero las cosas no siempre van como yo quiero.

Se suponía que había tarea para las vacaciones, pero lo único que hice fue salir a todos lados con las chicas y si no salía me quedaba en casa con mi familia.

—Fernández, ¿la tarea?— levanté mi cabeza al llamado de la profesora, y una sonrisa vergonzosa salió al escuchar la pregunta.

—No, disculpe profe, no la hice.— Con un levantamiento de cejas y suspiro de desaprobación siguió pidiendo la tarea.

La única que hizo la tarea de nosotras cinco había sido Lola, ya cuando la profesora tenía todos los trabajos en mano nos dejó salir al recreo.

Fuimos a la primera mesa que encontramos alejada del kiosco, así nadie podía escuchar las boludeces que hablábamos, aunque hoy no iba a haber mucha charla, las chicas ayer habían salido y vinieron amanecidas al colegio.

—Estoy harta de esa vieja, tiene una voz re insoportable, ¿no sabe que me duele la cabeza?

—Y no Isa, está haciendo su trabajo, vos fuiste la irresponsable al salir el día anterior a que empiecen las clases.

—Ya saltó la defensora de pobres.— Al toque Sol paró a Lola.

—Hablando de pobres, adivina Olí a quién nos cruzamos ayer.— Una sonrisa de oreja a oreja adornaba su cara.

—No sé boluda, ¿me ves cara de adivina?

—Fua flaca, le sacas la diversión a todo, cuestión nos cruzamos a Lucas chapando con otra.

—¿Y por qué verga me tendría que interesar eso?

—Porque al parecer estás obsesionada con ese pibe, y como amigas tuyas que somos te tenemos que contar todo lo que sepamos de él.

Isa se levanta abruptamente de la mesa y hace que haga un mínimo salto.—¿Por qué dijiste hablando de pobres si Lucas no es pobre?

—¿Cómo que no? ¿vos viste el barrio dónde vive? es una villa literal.

—Che Sol, un poco de respeto ¿no?, yo también vivo en esa "villa" como vos la llamas.

—Disculpa ami, pero tu casa es la más decente y linda de ese barrio choto, ni asfalto tenés boluda.

—Para qué enemigas si tengo amigas como ustedes, chau, yo no compro con hijas de puta.

Me levanté de la mesa haciendo un drama, la verdad es que me chupaba un huevo que llamen a mi barrio una villa, está cerca de una, así que no estaban muy erradas, pero la verdadera razón por la cuál me levanté era porque me estaba cagando de hambre y todavía no había desayunado.

Fui directo al kiosco de la escuela y compré un alfajor y un jugo de naranja bien frío.

Cuando fui al tacho más cercano a tirar el envoltorio del alfajor mi mirada fue directamente a él, Federico, el pelirrojo más hermoso de todo el colegio.

Lo seguía mirando, embobada ante tal hombre, porque eso era, un hombre, pero lo que tenía de lindo lo tenía de hijo de puta.

Lo de hijo de puta se lo pusimos porque se habló con la mitad de la escuela solo para coger y después decirles que no busca nada serio.

Esa mitad declara que no quieren saber de él, pero la otra mitad que no tuvo ninguna interacción con él dicen que no les importa quedar re dolidas, con tal de estar un segundo con él. 

tierra, cementoWhere stories live. Discover now