La vida después.

1.5K 215 252
                                    


OHM

Creí que con los días, finalmente mi cabeza entendería que no tiene sentido pensar en él.

Soy un esclavo, en realidad es ridículo creer que voy a vivir experiencias románticas con alguien.

Es aún más ridículo si ese alguien es un rey.

Sin embargo, me he descubierto a mí mismo, descuidando el trabajo por pensar en lo que estará haciendo.

No volvió a acercarse en estas semanas.

—Puedes descansar, yo te cubro —dice First acercándose.

Niego con la cabeza, aún metido en mis pensamientos.

—¿Te sientes mal? —pregunta colocando una mano en mi frente.

—Estoy bien.

—En realidad, noté estos días que tu estado de ánimo ha estado empeorando... quizás, ¿extrañas el reino del que venimos?

—No.

—Ohm —dice agarrando mi mano.

—¿Qué?

—Ve al establo a descansar, no van a hacer una revisión hasta después del almuerzo —insiste pasando sus otros dedos por mi mejilla derecha— parece que no has dormido en días.

Probablemente no, probablemente estoy pensando en que quiero ver a Nanon de nuevo, incluso si no voy a tocarlo más.

Me conformo con verlo, tal vez escucharlo ayudaría también.

Esa noche se reproduce en mi cabeza, una y otra vez.

—Ohm —dice de nuevo agarrando mi rostro con las dos manos y me mueve para que le preste atención.

No quiero ser maleducado, pero de verdad me gustaría estar solo ahora.

Quiero sufrir en paz.

—First...

Intento alejarme, porque se estira para chocar su boca con la mía, pero no tengo el tiempo suficiente para hacerlo.

Nanon le habla, antes de que yo pueda decir que no.

—¿No deberías estar colocando ladrillos?

Mi corazón está suelto ahora, fuera de mi control.

Nanon es precioso, lo noté desde que puse un pie en este lugar, y creí que jamás tendría la oportunidad de acercarme.

Devuelta a la realidad, First se levanta asustado.

Tiene la cabeza agachada, y estoy seguro de que no sabe qué responder.

—Es nuestro tiempo libre —le miento porque no hay forma de que lo sepa.

Sospecho que lo sabe, cuando gira y me mira a los ojos.

—Vete —dice hacia First con la voz neutra y él obedece rápido.

Bajo la mirada, soltando un suspiro largo.

—¿Eso es lo que quieres? —me pregunta cuando estamos solos— ¿A ese esclavo?

Niego rápido con la cabeza, haciendo una mueca de disgusto.

—A él si lo buscas ver de nuevo, ¿no?

Quisiera tener la libertad de responderle eso, pero siempre debo limitar mis palabras para no ser irrespetuoso.

Es que es el maldito rey, y no se da cuenta de lo complicado que es eso para mí.

No respondo, y él sigue hablando.

—Claro, entiendo, están juntos todos los días, duerme contigo...

—Sí —digo interrumpiéndolo— porque soy un esclavo también, majestad, y comparto la "habitación" con cincuenta personas.

—¿Y los besas a todos o solo a él?

Me levanto, para acercarme, perdiendo un poco la paciencia.

—¿Me viste besarlo a mí?

—¿Vas a decirme que no fue así?

—No fue así.

—Lo fue, y me mentiste —responde ofendido— tú te atreviste a mentirme por él.

Desvío la mirada, porque no puedo negarle que fue una mentira, pero la usé para calmar la situación, lo hubiera hecho sin importar quién estuviera en el lugar de First.

—¿Tendría que ser un esclavo para que si te importe lo que pasó entre nosotros? —pregunta bajando la mirada.

Tiene ese tono de voz.

El mismo tono de voz que usó, cuando le mencioné irme de su habitación.

Fue sencillo para mí desconectarme de la realidad cuando estuve en esa cama, pero la recordé, porque señaló la corona esa mañana.

Es el rey.

Todavía me resulta irreal que yo haya dormido a su lado.

—¿Crees que tener una corona te da el derecho de pisotearme?

—¿Yo a ti? —le pregunto confundido— ¿Cómo crees que iba a atreverme a hacer algo así?

—Simplemente te fuiste, no hablaste conmigo, no te quedaste a desayunar, no me permitiste pensar en la posibilidad de verte de nuevo y todos los días actúas como si no hubiera pasado, y tienes siempre a ese chico cerca, te he visto.

—¿Me has visto? —pregunto confundido.

—Me hiciste sentir que no significó nada, dejé de importarte apenas sacaste tu polla de mí.

Volteo, porque tengo miedo de que alguien haya escuchado y él lo nota.

—¿Te da miedo que tu novio sepa que follamos? —pregunta cruzando los brazos.

—No tengo un novio, me preocupa porque tú eres el rey.

—Sí, soy el rey, y no tengo nada que ocultarle a la gente en este lugar, me embestiste contra todas las paredes, Ohm, ¿qué te hace pensar que no saben que follamos?

Sonrío, bajando la mirada.

—¿Por qué tienes que ser tan explícito?

Suspiro, agarrando su mejilla con mi mano.

—No quise quedarme, porque me di cuenta de lo sencillo que sería para mí enamorarme de ti, fue lo único que tuve en mi mente esa noche, pero cuando me hiciste recordar que eras el rey...

—Quería que lo recuerdes, para que sepas que nadie va a cuestionarme si me gustas.

—¿Te gusto? —pregunto acercándome y él se quita.

—¡Besaste a otro hombre delante de mí!

—¿Por qué sigues creyendo que lo besé? —pregunto agarrando su rostro— no he tenido nada en la cabeza que no seas tú.

—No te vi sufriendo —dice haciendo un puchero.

Me acerco a su boca y atrapo su labio inferior, usando la lengua para ser más suave.

Sonrío, porque suspira correspondiéndome.

Amo sentir como se estremece cuando lo beso, y me dolía pensar en que no pasaría más.

—Ese sí fue un beso —le digo al alejarme— y quiero más, pero si el rey no quiere...

—Te quiero a ti —responde mirando mis ojos— quiero más que una noche.

Rey || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora