Hundo mis dedos en el cabello de Ohm, intentando no ser ruidoso, porque ya ha amanecido de nuevo, y escucho los pasos en el piso, por el cambio de guardia.Es complicado, porque es muy bueno usando la boca.
En realidad, es bueno y ya, con cualquier parte de su cuerpo.
Cierro los ojos, cuando siento su lengua alejándose de mi pene, y la desliza a mi trasero.
Mi espalda se arquea sobre la almohada, cuando sus labios acarician los bordes de mi agujero, chupándolo, mientras su lengua entra.
Los gemidos que salen de mí después de eso, probablemente no estén escuchándose solo en mi habitación.
Sé que nadie va a cuestionarlo, ni va a mencionar que un esclavo ha pasado la noche acá, pero sé también que voy a tener que salir de este lugar en algún momento, y los tendré que ver a la cara.
Mi respiración acelerada se descontrola, cuando sube la mirada a mis ojos, abriéndome con sus dedos, para lamer más adentro.
Mierda.
Mi erección está latiendo, porque incluso si me encanta que me folle con su lengua, no es suficiente.
Necesito que meta más en mí.
Me ha follado varias veces desde que empezamos, y seguramente afuera todos están enterados de lo que pasó.
Es imposible que no lo hayan notado, porque es probable que haya gritado algunas veces, de forma literal.
—Ohm —susurro aún con mi cerebro incapaz de pensar bien.
—¿Sí —empieza a decir y sonríe entre la pregunta— majestad?
Cierro los ojos, porque he olvidado incluso como hablar.
Debería ser castigado por ser tan jodidamente caliente.
Me encanta.
Tiene exactamente todo lo que me gusta en un hombre.
Mis ojos se abren cuando siento sus dientes jalando mi labio inferior.
—¿Puedo? —pregunta acomodándose entre mis piernas y asiento rápido.
Cuando no esta adentro, me siento muy vacío.
Me acomoda colocando sus manos detrás, para tener mi cuerpo cerca de su boca.
Mis uñas pasan por su espalda, dañándola, cuando empuja su polla hasta el fondo.
Probablemente me tome más que un día el acostumbrarme a lo grande que es.
Siento mi erección goteando ahora, y mis gemidos salen entre balbuceos de palabras que ni yo mismo entiendo.
Voy a llegar, de nuevo.
Muerdo mi labio inferior, cuando pasa su lengua por mi cuello, lo muerde con cuidado, bajando hasta mi hombro, y mi semen se dispara contra su abdomen.
Ohm me sonríe, volviendo más lentas sus embestidas.
—¿Está muy bueno? —pregunta mientras intento recuperar el aliento.
—¿Q-Quieres saberlo para presumir?
Él suspira, mirando mis labios.
—En realidad, es porque me importa que estés disfrutando esto.
—Sí —digo rápido, llevando mis manos a su rostro— muy bueno.
Sonrío, porque se acerca a besarme.
Es de esos besos, los que incluso si son profundos, se sienten suaves.
Lo acaricio, feliz por lo cómodo que me hace sentir.
Carraspeo cuando se aleja, porque la puerta suena, y acomodo mi cabello, buscando la ropa que uso para salir de la ducha.
Es más fácil para mí colocármela.
Ohm me mira asustado y solo intento decirle que recuerde que yo soy el rey, señalando la corona que tengo en el estante.
Vuelvo a acomodar mi cabello, antes de abrir.
—Buenos días, majestad —dice la cocinera y yo miro confundido el desayuno— lamento si estoy siendo inoportuna, pero no ha comido nada ayer en todo el día y pensé...
—Sí —respondo jalando yo mismo el carrito en el que trae todas las bandejas— gracias.
—Coloqué todas las opciones de...
—Me quedo con todo, gracias —repito haciendo la seña con la mano para que se aleje.
La entiende y puedo cerrar la puerta.
—¿Tú quieres comer? —le pregunto y él niega con la cabeza.
—He pasado mucho más que un día sin algo en la barriga, no importa, debería vestirme para que puedas desayunar tranquilo.
Empiezo a sentir un extraño nudo en mi estómago.
¿Por qué quiere irse si no he dicho nada que le haga creer que es lo que yo quiero?
Podría decirle que se siente, pero no quiero que esté acá solo porque se lo ordené.
Quizás pasar la noche conmigo es una obligación.
—Es mucha comida —susurro sentándome a un lado de la cama.
No voy a pedírselo tampoco.
Soy el rey, yo no tengo razones para pedirle compañía a un esclavo.
Veo que busca su ropa y juego con mis labios.
Ese nudo en mi estómago sube a mi garganta y siento mis ojos humedeciéndose.
—No eres un chico en un bar al que me acercaría a hablarle —dice luego de suspirar— y yo no soy un chico que podría pedirte vernos de nuevo.
—¿Lo harías si lo fueras?
—Lo haría, porque seguramente sería la mejor noche de mi vida.
—¿Y no lo fue conmigo? —pregunto directamente.
Él se acerca, arrodillándose a un lado de la cama para estar a mi altura, mientras me hundo más entre las almohadas.
—Jamás me atrevería a pedirle algo así —dice sin levantar la cabeza— usted es quien decide a quien ver, porque es el rey.
—No fue mi pregunta.
—Valgo menos que la ropa que llevo puesta, en este contexto no importa si fue una buena o una terrible noche, yo tengo un lugar al que regresar, majestad —responde alejándose.
Bien, ya lo entendí.
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Rey || Ohmnanon
FanfictionNanon está aburrido, hasta que ve a un esclavo que le gusta.