Capítulo 1

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-Mamá ya te he dicho que no quiero ir a ese campamento- le dije a mi madre intentando tranquilizarme.

-Pero cariño, tu sabes que es una tradición importante ir a ese campamento en esta familia- me respondió amablemente.

-¿Qué parte del "No quiero ir" no has entendido?- dije un poco más alterada.

-Vas a ir y punto- me dijo y con eso se fue de la habitación.

Estaba furiosa, no quería ir a ese campamento. No me gusta estar cerca de tanta gente, me parece estresante e innecesario.
Pero no me quedaba otra que hacer las maletas e irme de aquí.

El campamento estaba por el norte de California nadie sabe con exactitud donde quedaba situado, solamente lo sabían dos personas: El dueño del campamento y el chófer del autobús.

Yo solo quiero quedarme en casa en estas vacaciones de verano leyendo mis libros favoritos no yendo a un campamento al que voy todos los años y todavía no le veo el sentido de porqué la tradición familiar, no sé que le vieron mis antepasados para eso.

Así que sí, aquí me encuentro haciéndome la maleta para irme a un campamento el cuál odio desde la primera vez que fui. Para que os hagáis una idea llevo yendo cinco años. Ese tristemente fue mi regalo de cumpleaños.

Me acuerdo que una vez vi algo muy extraño en mi cabaña y luego simplemente se esfumó y yo fui la única persona que se dio cuanta, ya que, eran las tres de la mañana y no quería despertar a nadie. Pero todo eso paso hace cuatro años, y sinceramente, si vuelve, sería mi mayor alegría.

Además yo en ese campamento no me llevó bien con casi nadie, y ese casi es por mi amiga Sadie. La cuál siempre está para mi cuando la necesito, es una de las pocas personas que yo veo reales en este mundo es maja, divertida, graciosa y otras muchas cosas más, es simplemente la mejor persona que pude conocer.

Y no, tampoco tengo padre, el falleció cuando yo tenía cuatro años, me acuerdo que mi madre me intentaba consolar pero yo nunca he podido superar esta gran pérdida.

Para mi cuando se fue mi mundo se vino abajo, todavía me acuerdo perfectamente de su pelo, sus ojos verdes (los cuales yo heredé) una gran sonrisa siempre era visible en su rostro.
Pero bueno, no me quiero poner sentimental yo tampoco.

Es hora de que me vaya a ese sitio en el cuál la mayoría es falsa hasta para peinarse.

Espero sobrevivir.

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NOTA DE LA AUTORA:

Hola, esta es una nueva historia, espero que os guste.

Aitana

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