1. A dormir

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Una botella con fresca leche de vaca era succionada por un pequeño cachorro bebe con sostenía la botella con sus pequeñas manos y no soltaba por el hambre que tenía mientras era abrazado por su madre, un hibrido de oso pardo que lo miraba con una suave sonrisa.

—Vegetta ven a ver —llamó a su pareja. Un Alfa pelinegro de ojos morados ingreso al cuarto de forma cautelosa para no asustar al bebe el cual no notaba su presencia al solo estar concentrado en tomar su leche.

—Está sosteniendo la botella el solo —menciono con felicidad

—El biberón Rubius, el biberón y no me engañas que tú lo estas sosteniendo —indico mientras que con su mano tocaba las suaves mejillas de su hijo.

—Si, pero él está usando su fuerza para que no se caiga —Fue algo tonto lo que dijo pero no le importaba.

Esta era una escena tierna de una joven pareja, solo ellos y su cachorro.

Solo bastaron unos minutos para ver como él bebe se detuvo alejando su biberón indicando que estaba lleno. El hibrido oso lo apego a su hombro dando leves golpes provocando un pequeño eructo seguido de un suave murmullo...

—El sol ya se puso y la luna está saliendo es su hora de dormir, colócalo en la cuna.

—Estas seguro? Parece que no quiere dormir —miro su carita que mostraba un puchero con sus ojitos pestañando cerrándose poco a poco.

—Rubius no seas tontito, necesita dormir.

—La noche es joven.

—Rubius... —regaño de forma divertida a su pareja.

—Vale, vale —dentro de la habitación había una cuna que se encontraba cerca de una ventana, lentamente separó de su pecho al pequeño acostándolo suavemente boca arriba colocándole una mantita de color celeste pastel.

Al momento de soltarlo el pequeño movía su cabeza y un poco sus pies sintiéndose inquieto tenía la sensación de que le faltaba algo, estaba a punto de llorar hasta que sintió a su lado algo suave y pequeño, un oso de peluche de felpa que emanaba un aroma muy parecido al de su madre al que se aferró y el cual detuvo sus movimientos tranquilizándolo.

—Fue buena idea darle ese oso de peluche

—Si

Sabían que su pequeño lloraría al no tener a su lado a su madre, eso mismo lo sufrieron con anterioridad. Vegetta pensó en darle un peluche pero eso no tranquilizo del todo a su pequeño por lo que antes de dárselo a su hijo de vuelta le pidió a Rubius que marcara el peluche con sus feromonas para así engañar a su bebe manteniéndolo tranquilo por las noches. Resulto tan bien que ahora el pequeño no soltaba al muñeco hasta el amanecer y les hacía más fácil el poder dormir bien por las noches.

—Ja ja...

—De que te ríes Vegetta?

—Solo no puedo dejar de pensar en que se parece a ti, tiene orejas de osos igual que tu —era verdad, su hijo se parecía a su pareja al ser un hibrido de oso teniendo pequeñas orejas peludas que se movían de vez en cuando de acuerdo a como se sentía— es muy mono.

—Ay si claro —hablo bajo con sarcasmo— más parece una copia tuya, míralo tiene tu cabello negro y tus ojos morados, es obvio que se parece más a ti —dijo susurrando algo enojado.

El puchero de su amado le parecía muy tierno, podía ser algo ridículo su enojo, pero amaba verlo así.

—Puede que tengas razón, pero sabes, al igual que a ti los amo mucho a los en verdad.

Esas palabras le sacaron una sonrisa, se relajó y le dio de un corto beso en los labios en señal de haber sido perdonado. Se miraron entre los dos para dirigir sus miradas a su niño, se acercaron a la cuna y le dieron un beso de despedida en las mejillas de su hijo cada uno.

Él bebe no lo tomo muy bien comenzando a removerse intentando alejarlos con sus regordetas manitas fallando en el intento, no le gusto el beso y eso lo sabían sus padres, pero como de costumbre solo sonrieron por la ternura que les causaba verlo molesto por ser besado.

—Hasta mañana Spreen.

Lo dejarían en paz, en silencio caminaron hasta la puerta saliendo del cuarto, Rubius primero seguido de Vegetta quien tomo el pomo de la puerta cerrándola despacio para no causar bulla y despertar a quien estaban dejando dormir y así lo hizo, ya fuera del cuarto junto con su pareja se dirigieron a su habitación para descansar.

Al minuto que se fueron Spreen abrió los ojos, abrazo su peluche y levanto la vista a la ventana que se encontraba al lado de su cuna, desde su perspectiva solo se dejaba ver el cielo oscuro siendo decorado por pequeñas estrellas hasta que algo brilloso paso de forma rápida y desapareció de igual forma, luego de siguió otra y otra hasta que empezaron a caer más, se trataba de una hermosa lluvia de meteoritos, era hermoso.

Aun echado en su cuna levanto una mano en señal de querer agarrar algo, algo inalcanzable, para la muy joven mente de Spreen no lograba alcanzarlo, pero quería tocarlo, era un capricho que se le formo y solo sería inalcanzable por muy poco tiempo ya que sería difícil de quitar en un futuro. Un día el conquistaría las estrellas y nadie se lo impediría.


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Un gusto, realmente este es un inicio para muchas cosas que vienen, ame este HC de la comunidad al imaginar a Spreen como hijo del Rubegetta por lo que pondre mi granito de arena.

Me encanta ser muy descriptiva con algunas cosas, no es por poner relleno solo siento que se lo merece así que si no te gusta mi forma de narrar agradezco que le hallas dado una oportunidad y puedas buscar otras obras a tu gusto.

Gracias.

Rubegetta FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora