3. Baño

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—Torre de control, torre de control me escucha? —el pequeño hibrido veía con atención a su padre —tenemos una emergencia, hemos perdido altura, no creo que podamos llegar —el pelinegro estaba concentrado en lo que hacía con una mirada seria —esto no es un simulacro necesito permiso para aterrizar o todos moriremos —sujeto la mano de su pequeño con suavidad y firmeza —vamos llegando en 3.... 2.... 1 —Spreen abrió la boca recibiendo una cuchara de papilla de manzana —buen trabajo pequeño, torre de control hemos llegado a salvo —le felicito Vegetta a su hijo al comer todo sin derramar mucho la papilla.

8AM hora de la merienda y el pelinegro estaba encargado de alimentar a Spreen. Le gustaba jugar con él al "avioncito" cuando no quería comer, de esa forma ambos se divertían y más por la forma tan dramática en la que Vegetta hablaba para —según el —crear el ambiente.

Ese día Rubius fue a minar y a Vegetta le tocaba alimentar a su cachorro por lo que usaba el truco del "avioncito" para hacerlo comer mientras sujetaba su manita para que no botara su comida como en otras ocasiones y como siempre gracias al juego Spreen terminaba comiéndoselo todo sin ensuciarse mucho.

Al terminar el mayor lo limpio con una servilleta el resto de papilla que termino en su boca y mejillas rosadas.

Vegetta era el encargado de hacer la papilla de su cachorro y también el almuerzo, esa misma mañana había hablado con el hibrido para almorzar los tres juntos apenas llegara de su exploración para comer juntos.

Ahora que Spreen había acabado su papilla era hora de que tomara su leche, fue hasta la cocina por su biberón comprobando que estuviera en la temperatura exacta y al confirmarlo volvió con su cachorro. Le entrego su biberón y valla que tenía mucha hambre, vio como se terminaba toda la leche en segundos, cuando ya no había más, le quito el biberón y lo ayudo a eructar dándole palmadas en su espalda.

Al terminar regreso a la cocina a dejar los platos y cubiertos sucios para empezar a lavarlos.

En lo que tardaba Vegetta en lavar los platos, la puerta de metal se abrió dejando pasar al hibrido mayor quien se encontraba sucio, con polvo en su cabello y lodo en sus zapatos, se le veía cansado y agotado por su caminar lento. Al cerrarse la puerta se dirigió a la sala dejando su mochila en el piso mientras lo manchaba con el lodo que salía de sus botas, con la ayuda de sus manos se las saco y boto lejos liberando sus pies adoloridos de tanto caminar.

—Vegetta ya llegué! —hablo levantando su voz ronca entrando al comedor encontrado a Spreen en su silla lamiendo su mano con restos de comida, escena perfecta para una foto de recuerdo pero que Rubius dejaría pasar por su cansancio esta vez.

—Hola Spreen, ha pasado mucho tiempo —llamo su atención

—Baba —extendió sus brazos apretando los puños, le causaba ternura a Rubius ver que quería un abrazo.

—Mi pequeño —lo tomo en brazos quitándole su babero para limpiarlo justo en su nariz —alguien se ha portado bien mientras no estaba? Si, tu —beso su pequeña nariz y sus mejillas causándole risas —tú, tú y tú.

—Rubius eres tú? —pregunto Vegetta al escuchar su voz desde la cocina desde hace solo unos momentos. Secó sus manos y salió encontrando a Rubius muy sucio dándole besos a su hijo, algo tierno que le sacó una sonrisa —valla valla, veo que has llegado temprano esta vez y muy sucio de pies a cabeza.

Rubius dejo los besos enfocando su mirada en Vegetta recargado en el marco de la puerta de la cocina, escuchar al pelinegro solo le provocó querer jugar un rato con él.

—Por qué lo dices sorprendido? Soy capaz de llegar temprano —musito fingiendo indignación, pero al ver que Vegetta entendió su juego al mostrarle una sonrisa decidió bajar a Spreen a que gateara libremente por la casa para poder hablar con su pareja.

Rubegetta FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora