|| CAPITULO 2 ||

7 1 0
                                    


VICTOR

La voz los Wers era la cosa más cosa más exasperante, mortificante, fastidiosa, molesta e insoportable que había escuchado alguna vez. Si seguía un minuto más en ese salón

Por cosas como estas, deje de asistir a los eventos que requerían la presencia de los Herederos

Me convertí en niebla y salí por las rejillas de las puertas cuidadas por un par dragones, me dirigí al salón del trono; por mucho que quisiera negarlo el castillo de Orza era alucinante. Desde el reluciente piso de mosaico de berilo rojo y cuarzo, hasta la pintura de las paredes adornadas por cuadros de famosos pintores; Cráneos bañados en oro colgaban por los techos a un lado de los candelabros que relucían de manera extraña. La madera de los muebles era de exquisitos robles y cedros desprendían un olor a frescura. El sello real de Orza adornada las esquinas donde se encontraban caballeros haciendo guardias

Maldito castillo alucinante.

Llegué al salón y me transformé de nuevo, acaricie el oro en el trono y aspire el olor a Limón que tanto caracterizaba a Carlota. Me senté en su trono al mismo tiempo que una niebla gris azulada inundo el lugar, sonreí, era del mismo color que sus ojos. Carlota hizo un remolino y llego hasta mis pies. Estire una de mis manos para tocarla sin embargo ella se transformó haciendo que terminara tocando la seda de su vestido color carmín.

—¿De nuevo te pondrás de rodillas ante mí? —escupió con sarcasmo—Que novedad

Sonrió de lado y levanto la cabeza para encontrarme con la tormenta en sus ojos viendo a los míos, su cara sostiene una sonrisa triunfante.

—Eso no pasara dos veces Lottie. No lo mereces.

Su sonrisa se borró de inmediato y torció los ojos. Yo me convertí en niebla de nuevo y me senté en el trono de al lado al mismo tiempo que ella en el suyo.

Ambos nos quedamos en silencio, ella odiaba tanto el silencio como yo la voz los Wers. Sabía que ella estaba aquí por la misma razón que yo, quería saber la verdad del ataque de Stefan, él era emocional, actuaba sin pensar las consecuencias, pero no era un idiota y ambos sabíamos eso comenzó a piquetear con sus uñas el trono

Su comentario de hace unos segundos resonó en mi mente de nuevo y la imagen que me había destrozado hace años se repitió de nuevo.

—Por favor Carlota—Repetí por cuarta vez, mi rodilla aún estaba pegada al piso y mis manos temblaban sujetando la pequeña caja con el anillo de mi madre. Carlota derramo un lagrima y sujeto mi cara. Suspire y sonreí, creí que me besaría sin embargo solo pego su frente a la mía y negó, negó, negó y negó.

—No puedo hacerlo Víctor—dijo tan seco y frio que logro romperme, pero su tono cambio repentinamente y dijo: —Vete de aquí, suplicó

Se levantó y se puso de espaldas a mí limpiando sus lagrimas

Subí y tome su hombro, esperaría el tiempo que ella necesitara. Sin embargo, cuando mi piel hizo contacto con la suya tiro al piso el anillo que mi mano sujetaba.

—¡lárgate de aquí Víctor! —gritó—no quiero nada de ti. Ni tu estúpido anillo, ni tu futuro, yo no pertenezco a él.

—¿Crees que Stefan mienta? —pregunta esfumando el recuerdo y regresándome a la realidad

—No—le respondí como si los últimos minutos mi mente estuviera en blanco. —Las orejas de Stefan se vuelven azules si miente, y están normales.

Carlota dejo de raquetear la silla y asintió.

Reino en RuinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora