|| CAPITULO 5 ||

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STEFAN


La mirada de Lottie se detuvo de entre alguien e inmediatamente giré la cabeza para ver de quien se trataba, sin embargo, Anthony me dio un codazo haciendo que mi copa de dudosa procedencia y exquisito olor se regara sobre mi manga.

—Se tomarón de la mano— me dijo refiriéndose a su hermano y Lottie. Giré hacia ellos donde efectivamente, tenían las manos enlazadas, sonreí y aplaudí internamente, le había ganado veinte monedas de oro a mi acompañante rubia, la cual aprecio en mi campo de visión.

No recordaba su nombre, sabía que era una bruja de alto rango y que le había besado un par de veces, y ayer mientras me dejaba llevar por las delicias del vino de Orza le prometí traerla al baile, pero no había más. Sus mejillas se sonrojarón cuando le sonreí al no poder nombrarla.

Bajé mi copa a la mesa y moví mis dedos conjurando un hechizo de revelación para que su nombre volviera a los pasillos de mi memoria.

—¿Todo bien Stefan? —me preguntó ella acercándose a mí.

—claro linda, solo espera a que...

Recuerde tu nombre

La voz de Carlota salvó mi presencia y llamó la atención de la rubia, yo suspiré y levanté mi copa de nuevo dándole un último trago

—Queridos invitados—Inició ella, vestía un hermoso vestido color Carmín, como la mayoría que usa, solo que este tiene cientos de diamantes incrustados en el corsé y las orillas, el vestido arrastraba el piso haciendo que los elfos pequeños se apresuraran siempre ponerlo en su lugar, sobre sus hombros caía una capa negra con sus iniciales. —Es para mí, es un honor recibirlos en el castillo de mi reino—lleva una mano sobre su corazón y sonríe quitando un mechón de su castaño cabello detrás de su oreja—Como todos sabemos, hoy tenemos el honor de tener presentes los reyes de nuestros reinos vecinos. —Lottie le echa una mirada a Víctor quien se la devuelve desde el otro lado del salón, después sonríe a Kat y a mí. Cuando estoy a punto de levantar una mano como saludo, la rubia vuelve a acercarse a mí enganchando mi brazo al suyo

—Stefan, me estoy aburriendo—hizo un puchero, torcí los ojos y traté de volver a poner mi atención en Carlota, quien ahora pedía que nos acercáramos a ella.

La rubia, quien ya recordaba que se llamaba Lily, se enchanchó a mi brazo y yo la petrifique. Ya que un par de vampiros esperaban mi presencia.

La solté de mi brazo y sonreí con disimulo, caminé hasta donde estaban con una sonrisa, no es que me encantara que la gente viera lo buena que era mi vestimenta o que el traje que llevaba estaba perfectamente diseñado por la ninfa más talentosa de todas, pero no pude evitar sonreír con superioridad.

Nuestra presencia era un completo privilegio, al primer momento que respiré al lado de Hemflort todo aquel que estuviera en el gran salón agachó su cabeza con respeto hacia nosotros. Y sonreímos, era alucinante.

Desde hace cientos de años nunca nos habíamos reunido, los cuatro, la realeza de Adler. Nunca, ya que Carlota y Víctor parecían haberse convertido en dos polos negativos que se repelaban entre sí y por el bien de los reinos, nunca iba a las reuniones, sin embargo, y por alguna extraña razón estábamos ahí, radiando poder y magia, porque eso era lo que corría por la sangre real de los reinos de Adler.

—Que disfruten el Baile—Susurró Katherine con ese acento marcado cuando todos levantaron sus cabezas de nuevo

Todos los presentes agradecieron su deseo y se giraron para comenzar el baile, noté como algunos vampiros miraban con rareza a Lily quien seguía petrificad en el centro del salón, agité mis manos y ella volvió moverse caminando enfadada se alejó de ahí.

Reino en RuinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora