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Zeke se queda de pie frente a mí. Sus ojos están cubiertos por un velo negro que los hace ver brillantes, sus manos han sido sustituidas por garras negras y las venas de su cuerpo están marcadas.
—Esa noche... desapareciste.
—Esa noche tu demonio de mierda me asesinó—gruñe y paso saliva conteniendo el cúmulo de sensaciones que me invaden el cuerpo como una ola arrasando todo dentro de mí—. Me desgarró la piel lentamente ignorando mis gritos por un poco de piedad. Arrancó la cabeza de mi cuerpo y lanzó mi puta alma al infierno como si fuese una mierda.
—P-pero...
—¡TODO POR TU CULPA! —grita y las paredes de mi casa tiemblan. Mi cuerpo empieza a temblar pero no por miedo, sino por algo que crece poco a poco y que pide a gritos que libere—. Pero me encargaré de que pagues, hija de puta.
Da un paso hacia mí y yo doy un paso lejos de él. Algo en mi cuerpo dice que no le huyo, sino todo lo contrario. Es como si mi cuerpo lo estuviese protegiendo de mí misma.
—No te acerques a mí...
—Tu demonio no está aquí... ¿Sabes dónde está?
—No.
Sonríe ladinamente y el rostro se le desfigura con la perversión que refleja.
—Con Petra. La pobre demonio lo ha deseado por tanto tiempo que no soportaba un día más sin probarlo... Así que le di una idea.
—¿Idea?
—Que se transformara en ti. Muy estúpida para haber pasado siglos sin ocurrírsele algo tan sencillo como eso...—rueda los ojos y mi mandíbula se aprieta tan fuerte que mis muelas rechinan y duelen. Aprieto los puños hasta que las uñas se hunden en mi carne y siento poco a poco como la sangre se me convierte en lava—. De seguro están follando en alguna parte. Ella haciéndose pasar por ti y él creyendo que eres tú.
