Victoria, Dany, Pau y yo, estábamos ya un poco borrachas para ese entonces.
Apesar de que nos disgustara tomar.
Sobre todo a Dany. Recuerdo escuchar que prefería tomar un jugo de mango antes que alcohol.
Todos mis recuerdos después de encontrar a Dany y Pau en aquella habitación juntas, son los últimos recuerdos decentes que tengo. Poco tiempo después Victoria me ofreció algunos tragos y no los negué. (Me arrepiento, si soy sincera.)
Ahora estoy a con ganas de vomitar. No me gusta estar así.
¿A quien le gusta tomar tanto hasta vomitar?
Solo a enfermos mentales.
También para ese entonces Dany y Pau salieron de la habitación. Las dos despeinadas y agitadas.
Cuando salieron alcé la mano para que nos notaran entre la multitud y supieran dónde estaba. Ellas me vieron y rápidamente se acercaron a mi.
—Ale, haz un 4, no podés mantenerte a pie— Dijo burlesco el amigo de Victoria, el argentino.
Respondí solo balbuceos a su pregunta, trate de levantarme de mi asiento, pues mi orgullo no me dejaba quedarme sentada.
El piso me daba vueltas...
—Dios mío, Ale... ¿Todo bien?—Pau puso la mano en su boca y respondió un simple: «¡Es adolescente, dejala!» con una sonrisa de oreja a oreja.
De nuevo se fueron a bailar un poco, más al centro, no muy alejado de dónde Victoria y yo nos encontrábamos.
—Creo que deberías dejar de tomar, Ale— Dijo bajando el vaso que estaba casi en mis labios.
—Estás borracha, es peor si no tomas seguido... El efecto será más fuerte.—me dijo en tono de regaño.
—Estamos— recalque la palabra.
—bueno... en cierto parte— sonrió.
—Deberíamos dejarlo— Dijo soltando mi vaso de cristal sobre la cristalina barra.
—Aunque, yo aún aguanto algunos más — sacudió con burla un pequeño vaso de shots.
—No me digas eso... Soy competitiva, no me retes o acabaré en el piso.—Dije riéndome.
A esas alturas nos reíamos de todo. Literalmente de todo. A una chica se le cayó un vaso y a nosotras nos dió risa...
Así de mal estábamos.
—¿Por qué me preguntaste si tenía novio, Vic?—me acerqué a ella sigilosamente.
—Mhmm. La verdadera pregunta es... ¿Por qué una chica tan linda como tú no tiene novio?— También se acercó, pero indiscreta.
—Tengo muchos pretendientes hombres detrás de mi...— Froté mis manos, observando todos mis anillos. —Pero no me interesan en lo más mínimo.
—¿Enserio? Debí suponerlo. Llevo buscando novio (o novia) desde hace años.—De nuevo rió.
"¿Novio o novia?" Definitivamente esta chica no es heterosexual. Dany nunca se equivoca cuando dice que una persona tiene gay vibes.
—¿Novia?—Le pregunté.
—No debí de decirlo así... ¿Hay algún problema con eso?— Me miró confundida, como si de un cachorro se tratase.
—No, no, tranquila. ¿Por qué crees que no le hago caso a mis pretendientes hombres?— Dije con una pequeña sonrisa, recalcando la última palabra. Al principio su cara trataba de captar la indirecta que le dí.
—Me costó jajaja— Rió de nuevo, apoyando su mano en mi pierna.
Nos reímos,
tomamos un trago...
tomamos otro, otro y otro.
y finalmente otro.
Luego tomamos el "Último"
después el: "Ahora sí el último".
Y para cerrar con broche de oro, el:"Ale creo que no me siento bien".
—¿Qué?—Pregunté preocupada, dejando el pequeño vaso en la barra.
—¿Que sucede?— Estaba alarmada. Ese: "Ale creo que no me siento bien" fue lo peor que escuché en toda la noche.
Ni si quiera los patéticos cantos de una Paulina alcoholizada y una Daniela desafinadas a más no poder.
—Creo que me voy a... d-desmayar—
Dijo en tono muy enserio. A lo cuál yo no sabía que hacer.
—¿En serio?— (Pregunta muy tonta.)
—¿Es el alcohol acaso?—
-No... no lo sé— se corrigió. —Quiero creer que no le echaron nada a mi bebida— Mi miedo se hizo realidad. Estaba pensando en esa posibilidad desde antes que esto pasara.
Era como un presentimiento.
Automáticamente la lleve arriba. Dónde no había tanta gente y se sentía (nos sentíamos, en realidad) menos abrumadas.que suerte que el efecto del alcohol desapareció por algunos instantes.
Cuando dije que quería vomitar, me refería a una siempre broma...—Agradezco que estoy aquí contigo—
—¿Quieres agua o algo?—Le dije, pero me lo negó. No quería que me fuera de su lado.
—No, quédate aquí. Conmigo. En cualquier momento me desmayo.— Soltó una risita. Pero se notaba pálida.
Pasó un buen tiempo, el aparecer el efecto se estaba yendo, y lo que pasaba por mi cabeza en esos instantes era...
¡Que carajo debería de hacer si se desmayaba en mis brazos!
Afortunadamente no se desmayó. Estaba aparentemente "Bien"(Según ella.) Me dijo que no quería bajar, había mucha gente y se sentía mal, cómo si la asfixia se pudiera apoderara de ella cuando veía a la gente ir y venir.
Estuvimos ahí otro rato más, hasta que finalmente Victoria me dijo que todo estaba bien.
Me dió las gracias, bajamos y Pau estaba justo subiendo al 2do piso.
—¿Que hacían arriba?— Preguntó con una nueva de confusión, bastante perdida.
—Pau, creo que le metieron algo al vaso de Victoria. Sentía que se iba a desmayar y ahora siente ganas de vomitar— Le dije en un tono muy serio. Sinceramente desconfiaba de cualquier chico o chica que pasaba cerca de la barra, no voy a mentir.
—¡¿De verdad?!—¡¿quien fue el inútil?!—
—Pau— La mire con aquella mirada asesina que solía mandarle cuando decía algo indebido en momentos indebidos. —Necesitamos llevarla a un lugar que no sea este. Necesitamos llevarla a un lugar seguro—Le dije.
Aún tenía a Victoria en mis manos, la situación no era la mejor.
Sin duda había agarrado cariño a esa chica en el poco tiempo que hablamos y nos conocíamos.
Así que no la iba a dejar ahí a su suerte.
Eso es claro.
—¿Porque no la llevas a casa y le avisas a mamá?—Me propuso Pau
—No hay manera, no tengo datos, la llamada no va a entrar.— Respondí algo frustrada.
—Entonces llámale del mío— Sacó rápidamente el teléfono de su bolsa y me lo dío desenfrenadamente.
.
.
.
Llamé desde el teléfono de Pau para avisarle a mamá toda la situación. Ella estaba consiente de que este tipo de situaciones no se dejaban pasar por alto. Así que me dió luz verde.
Nos salimos de ahí. Pero había otro problema...
Siempre hay otro maldito problema.
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Amour To You
FanfictionVictoria tenía una pésima suerte para el amor. Su última relación había acabado de la peor manera, le habían roto el corazón. Y gracias a esto, decidió regresar a su ciudad natal, en Monterrey. Dónde finalmente logró conseguir trabajo en un bar. Dur...