12 - We fall in love

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*VICTORIA*

12

Me encontraba sentada, feliz y de piernas cruzadas sobre una banca a las afueras de una cafetería.

No podía negar que olía riquísimo. Era una de mis cafeterías favoritas y Ale lo sabía perfectamente. Es por eso que me citó aquí. No podía creer que finalmente pasaría este mes del amor con alguien.

Aunque me encontraba casi saltando de la felicidad, también me encontraba triste. Más que eso, melancólica.

Había pasado mucho tiempo desde esa cena en ese restaurante. Y está de más decir que aquella punzada en el pecho no creció. Se hizo mucho más fuerte.

Había veces en las que quería llorar. Sabía lo que sentía por ella. Era amor. Y era uno realmente inmenso.

Aunque no sabía si ella sentía lo mismo por mi. No sabía si estaba confundida, siempre duele enamorarse de mujeres, lo había confirmado antes. Y no quería volver a sentirlo.

Aceptar que estaba perdidamente enamorada de Alejandra talvez fue doloroso, pero cuando estoy junto a ella, mi corazón estaba completamente sano.

No estaba roto.

Me sentía feliz cuando pasaba tiempo a su lado, y ella igual. Pero, ¿Acaso era recíproco? ¿Ella también sentía ese dolor?

Dolía verla con otras personas. Dolía que no fuera completamente mía.

Dolía que abrazara a los demás, dolía que no pudiéramos ser nada.

Pero una vez más mi corazón vibró al igual que mi teléfono esa noche, había tenido una pésima pesadilla, pero era un mensaje de Ale. Me alegro la noche...

No tenía con quién pasar el catorce de febrero, tenía trabajo ese día pero quiso pasarlo conmigo.

«Así que aquí estamos.»

...

Mi vista de vez en cuando se paseaba por todo el parque: estaba medio vacío, y el cielo un poco morado. Estaba haciendo tarde, pero era justo como lo planeamos. Queríamos ver el atardecer.

Mire finalmente a mi al rededor y no pude encontrar a nadie. Hasta que en la entrada pude reconocer a mi cita.

-¡Hey, Vic!- Ale sonrió dulcemente abriendo sus brazos.

-¡Aleee!- Dije con entusiasmo mientras me levantaba rápidamente de la banca y corría a sus brazos para embestirla con un fuerte abrazo.

Le llegaba al pecho, notablemente era más alta que yo.

Llevaba una gorra azul, una chaqueta de cuero, unos pantalones de mezclilla descosidos y unos converse. Debo de admitir que esos zapatos combinan con todo. No podían faltar en su closet.

Luego de unos segundos, me separé suavemente del abrazo.

-¿Y? ¿Para que me citaste aquí? ¿Tampoco tienes con quién pasar este día, verdad?- Me burlé de ella, Ale solo reía. Teníamos una conección realmente buena.

-¡Ah, ya sé! ¡Tan solo me usaste para liberarte del trabajo!- bromeé golpeando su pecho.

-¡Ouch! Claro que no.- Dijo con una sonrisa-. En realidad estoy aquí por otra cosa-. Se dió la vuelta, y caminó hacia los adentros del pequeño parque, exactamente en la fuente. Que aún seguía funcionando.

Se alejó que no me quedó de otra que perseguirla.

-¿Uhm? ¿Que cosa?- Ale tomó asiento en la orilla de la fuente y yo le copié la acción.

Tan solo se quedó callada, aunque seguía con una sonrisa en su rostro. Levantó la mirada y de su chaqueta sacó una pequeña carta.

La recibí con entusiasmo.-¡Wuaa! Dime, dime, ¿Qué es?- La miré pero seguía callada. Tan solo me asintió para que la abriera.

Antes de hacerlo me miró. La notaba nerviosa, sonrojada. Sus ojos brillaban. Y aunque ya no tuviera esa linda sonrisa en su rostro, sus brillosos ojos me decían que me sonreía con la mirada.

Miraba con atención la pequeña carta. Y de verdad era linda.

El sobre era color rojo claro, casi rosa. Y en la parte del medio unas iniciales: "A.V.V" supongo que son su nombre y apellidos.

Miré el sobre y rompí el pequeño sello que tenía, en dónde finalmente se encontraba la carta. Era color morada. Y en la parte de abajo decía:

"De: Ale
Para: tí" con un pequeño corazón alado.

Comencé a reír inconscientemente de lo lindo que me parecía cada detalle. También debía de admitir que mí corazón se agitaba. No sabía que tenía esa carta y me ponía notablemente nerviosa. Mis manos temblaban un poco. Pero tal vez era la emoción.

...

Desdoblé la hoja color lila y ví lo que tenía en su interior. Un pequeño poema.

"Mi corazón es tuyo ¿Sabes? te detesto, pero eres el amor de mi vida. No te miento, te adoro.

Seamos solitarias juntas, cómo dos pájaros del mismo plumaje. Con un mismo propósito en la vida, Cómo dos corazones rojos en uno".

Todo lo que leí me dejó incapaz de pronunciar una palabra. No sabía que decir. Sentía como los ojos de la castaña me miraban dulcemente pero con intriga.

-Esta bien si...- pausó sus palabras para levantarse de su asiento- Tú... No sientes lo mismo. Puedo conformarme con tu amistad. Tenía miedo de decírtelo, pero sé que si no lo hacía, podría... Morir.- Frunció el seño. Lo dijo con total seguridad. Todo lo que decía era verdad. Podía notarlo en su tono de voz.

*ALE*

Sentía la garganta realmente seca. Creo que nunca había estado tan nerviosa como hoy.

Pocas veces me sentía así.

Sentía las manos frías, pero mi cuero estaba caliente, mi corazón latía bruscamente en mi caja torácica y tensaba la mandíbula.

Esperaba un "Lo siento" de su parte. Ella siempre me tomó como una amiga y nada más. Y es que, ¿Cómo podría verme de... Otra forma?

Bajé la mirada, pero sentí como unos brazos me rodeaban repentinamente.

Tan solo me quedé quieta, en shock. En cuanto me dí cuenta de lo que estaba pasando, la abracé con fuerza, y algunas lágrimas lograron escurrirse por mis mejillas.

-Por supuesto que- yo- quiero decir- Se trabó tiernamente. Provocandome una ladina sonrisa. jamás había llorado y reído al mismo tiempo. Esta chica era especial.

Se separó delicadamente del abrazo.-Tambien hubiera muerto si nunca me lo hubieras dicho- Noté como su voz se quebraba. Mi corazón se encogió. Jamas la había visto llorar. Y esa no era la forma en la que me gustaría verla hacerlo.

-Hey. No, no, no.- Me acerqué. Lo bastante cerca como tocar narices, tomando su rostro y limpiando sus lágrimas.

-¿P-puedo?- Al estar tan cerca de esa manera, hacia que todas las mariposas de mi estómago revolotearan con fuerza.

-Por su puesto que puedes- Dijo algo coqueta y quitada de la pena. Dando ella el primer paso.

Me estremecí cuando sentí sus suaves labios recorrer los míos en un lento pero necesitado beso.

Enredé mis dedos entre su castaño cabello, juntandola aún más a mí. Estaba quedándome sin aire, pero algo era más que obvio.

No quería dejarla ir.

Amour To YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora