18. Pierre Gasly: Bailando

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Es un AU: No son pilotos.

“Royal Club M” era un casino y bar exclusivo en Monaco, no podías ingresar fácilmente a ese lugar y no, el dinero no tenia gran impacto ahí, sino los contactos, las influencias.

Pra ingresar al lugar había que firmar una especie de contratos, nada salia de Royal Club M, no podías tomar fotografías, ni comentar nada que pasara en ese lugar, era un club sofisticado, elegante, pero sobretodo, discreto.

Pierre negó al ver la entrada, ¿como había dejado que Charles lo llevara a un sitio como ese? ¿Que tal si alguien los veía? Tenian una reputación que cuidar, no podían pasearse por ese tipo de lugares como si nada.

— Pierre, relajate ¿si? — lo miró el monegasco. — Nadie va a decir nada, está prohibido y nadie te tomará fotografías, ni mucho menos, para eso firmas un contrato de confidencialidad.

— ¿Por qué no puedes ser alguien normal Charles y visitar lugares normales? — le preguntó incomodo.

— La vida no seria divertida de ser así. — le guiñó un ojo. — Además, hay un chica aquí, simplemente me vuelve loco no saber quien es.

— ¿Una chica? — preguntó con curiosidad, adentrándose al lugar, mostrando sus credenciales de acceso.

— Si, es la mujer mas sexy y hermosa que podrías ver en tu vida. — asintió. — Ojos avellanados, de un precioso color azul, cabello rojo intenso, piel blanca, alta, perfecta.

— ¿Y la conociste aquí? ¿Enserio? — preguntó, mientras negaba.

— Tal vez si dejaras los prejuicios a un lado, podrías disfrutar un poco. — sonrió el menor. — Y si, la vi aquí, aun no la conozco, no puedo acercarme, está prohibido y ella, ella siempre usa un antifaz, no puedo ver su rostro.

— No puedo creerlo. — negó divertido. — Te gusta una bailarina a la que ni siquiera le has visto el rostro.

— ¿Que puedo decir? No me gusta lo ordinario y ella es extraordinaria. — sonrió con superioridad, llegando hasta la zona VIP del club, siendo de los pocos que tenían acceso.

— Tu madre enloqueceria si viera el lugar en el que estas metido. — se burló.

— Mi madre enloqueció desde hace mucho Pierre. — rió, mientras una mesera llevaba sus bebidas y le entregaba una tarjeta al monegasco. — Gracias.

— El señor Wolff le desea una agradable estancia señor Leclerc. — sonrió la mesera, retirándose.

— ¿Que es eso? — preguntó el francés.

— Mi boleto para acercarme a la mujer de mis sueños. — rió. — Con esto tengo la autorización del dueño para hacer lo que desee.

— Estas loco Charles, muy loco. — negó, observándolo irse con rumbo a los camerinos.

Suspiró, se sentía perdido en ese lugar, ¿por qué había accedido a eso? Quizá lo mejor seria salir de ahí, no se sentía cómodo en ese lugar.

Pronto la misma mesera volvió, entregándole tambien una tarjeta dorada.

— Cortesía del señor Wolff, espera que su visita sea agradable. — sonrió, guiñándole un ojo.

El francés solo asintió, agradeciéndole, notando como el show parecía estar por comenzar y aun sin tener señales de Charles, optó por quedarse a ver, despues de todo, también tenia curiosidad.

El show no era lo que el pensaba, de hecho el club no era lo que le pensaba, había zona de apuestas, ruletas, mesas de poker y maquinas donde podías perder cien mil dolares en unos minutos.

Y las chicas que bailaban, no eran para nada vulgares, al contrario, eran bailes artísticos, no eran mujeres con poca ropa, eran mujeres dejando relucir su talento, como el canto y el baile.

Pierre sonrió, notando como una hermosa mujer de piel trigueña subía al escenario, era hermosa a simple vista, a pesar de tener un antifaz cubriendo gran parte de su rostro, sus ojos eran café claro, como amielado, sus labios rojos y cabello negro le daban una sensualidad única y aunque se negara a admitirlo, ese vestido le sentaba de maravilla, resaltando cada uno de los atributos de la joven.

Todos los sentidos del oijazul se agudizaron al verla bailar, era sensual, discreta, angelical y sus movimientos estaban tan bien acompasados con la musica, que sin duda parecia una obra de arte natural, única.

Su respiración se entrecortó cuando sus ojos se encontraron, era como magnetismo, pura atracción, pues ella no apartó la mirada, ni se intimidó en ningun momento, al contrario, levantó mas el rostro logrando acaparar mas su atención.

El show terminó y aun así Pierre no apartó los ojos de la joven, no, hasta que la vio desaparecer por el mismo pasillo que se había ido Charles.

No supo porque, pero inmediatamente se levantó de su asiento y la siguió, adentrándose en una zona completamente distinta, mucho mas sofisticada.

— ¿Tiene autorización? — un guardia lo detuvo y el francés solo mostró su tarjeta, logrando que lo dejaran entrar.

Observó a Charles al otro lado del salón, conversando con un hombre alto de facciones duras, parecían estar hablando de negocios, así que no se acercó, por el contrario, fue hasta la otra esquina, aquella donde se encontraba esa mujer de cabellos negros.

— ¿Puedo? — preguntó, señalando el asiento a su lado, mientras ella asentía. — Mi nombre es Pierre Gasly.

— Y no deberías decirmelo. — ella sonrió divertida. — Pero corresponderé a eso, soy __________.

— Un placer __________.

— Igualmente Pierre. — asintió, sonriendo.

— Tu acento es diferente, ¿de donde eres? — preguntó con curiosidad.

— México. — sonrió.

— Estas algo lejos de casa.

— Solo un poco. — asintió. — Tu no pareces ser alguien que visite estos lugares.

— Es la primera vez. — le dio la razón. — Ahora estoy muy arrepentido por no haberlo hecho antes.

— Soy nueva aquí, así que supongo que fue el momento correcto. — le guiñó un ojo.

— ¿Puedes... Puedes quitarte el antifaz? — preguntó curioso.

— No, va contra las reglas. — negó con una sonrisa. — Así no podrás reconocerme en la calle.

— Reconocería esa sonrisa en cualquier lugar. — la miró. — ¿Como... Como funciona este lugar? Ya sabes, ¿como podría ir a un lugar mas privado contigo?

— No soy una prostituta señor Gasly. — la sonrisa se borró de su rostro, mientras murmuraba algunas palabras em español. — Este idiota, creen que pueden comprarlo todo con su sucio dinero...

— Lo siento, no quise ofenderte. — negó nervioso. — Yo no me refería a eso, yo...

— Si me disculpa, tengo que irme, fue un placer señor Gasly. — la joven se levantó, apartándose de el, sin mirarlo siquiera.

Charles lo observó de reojo, riendo burlonamente, mientras el francés negaba.

Pierre suspiró, mientras una pequeña sonrisa llegaba a su rostro, ___________ era hermosa y se encargaría de que enloqueciera por el, esa mexicana terminaria en su cama, no lo dudaba.




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⏰ Última actualización: Jan 26, 2023 ⏰

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