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Un suspiro cargado de nervios salió de los labios de Jungkook en cuánto se dio cuenta en dónde se encontraban.

La casa de su jefe.

De ser sinceros, nunca había ido, pero no era tan difícil conectar con que ahí habitaba el empresario, todo gritaba él.

Quería salir corriendo, regresar al momento en donde su teléfono comenzó a sonar y poder, sólo, ignorarlo.

— Bien — se dijo con un suspiro entre los labios, miró a sus pequeños quienes colgaban de sus manos, indiferentes a dónde estaban.

Durante el camino fueron callados, cantando por lo bajo las canciones del reproductor de música, ajenos a la situación, consumidos por su pequeña discusión de hace un rato.

Los tres se dirigieron hacia el portón de paredes negras para avisar su llegada, el mayor consiguió aparcar a unos costados de la casa, nervioso y dudoso por si no estaba permitido.

Jungkook mordió sus labios, siendo invadido por una extraña sensación de rareza en su cuerpo, no entendiendo el motivo de sus nervios. A tropiezas tocó uno de los botones del portón, rogando que fuese el correcto.

—Debes de ser Jungkook.

Un parlante se hizo escuchar llamando la atención de los pequeños quienes daban pequeños brincos por descubrir quién hablaba.

—Ese soy —respondió con una mirada cautelosa y temerosa.

Fue cuestión de segundos en los que lentamente aquel portón se comenzó a deslizar hacia arriba, dejando a la vista a una figura pálida y sonriente, con una altura de no más de un metro y setenta.

—Pequeños —una dentadura blanca y tierna los saludo, invadida de dulzura y calidez.

Los niños chillaron felices, corriendo a la persona y abrazando sus piernas.

Amaban a la gente.

— Buenas noches —saludó Jungkook con una sonrisa, la figura frente a él se trataba de Min Yoongi, uno de los mejores amigos de su jefe, y también un reconocido productor. Muchas veces llegaba de visita a la oficina, podía pasar horas ahí, o sólo compartir palabras y marcharse, era agradable, a veces reservado, pero siempre carismático.

— ¿Qué tal, Jungkook? Me da gusto verte, supongo que estás dulzuras deben de ser tus hijos — sonrió mirándolo por unos segundos para después ponerse en cuclillas, quedando a su altura.

Definitivamente eran el retrato de su padre.

— Así es, ella es Misuk y él Gyeom, mis hijos —sonrió mirándolos jugar con el mayor, quien parecía disfrutar de jugar con los niños, quienes eran abrazados y estos se revoloteaban entre sus brazos.









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AAAAA, han pasado siglos, lo siento mucho, mi vida tomó otro enfoque y la escritura ya ni era un plano para mí :( Trataba de retomarlo pero simplemente no se podía y llegaba a nada, así que ahora, un poco más entusiasta, estoy retomando de poco a poco, leyendo la historia, me parece muy ajdldksjsls, así que haré lo mejor para darle un continúo decente, gracias a quién siguió leyendo y esperando, también estaré comenzando otras historias, por si de pronto está la actualizo más más lento, y bueno, nada, nos vemos pronto ;)
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⏰ Última actualización: Oct 11, 2023 ⏰

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𝐒𝐇𝐀𝐌𝐄𝐋𝐄𝐒𝐒 | 𝐊𝐌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora