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Como rutina, Jeongguk se adentró al edificio que le daba los buenos días desde años atrás, siendo saludado por diferentes empleados que lo reconocían a simple vista.

El asistente del jefe. Más bien.

Aquel día era acompañado por el nerviosismo que lo recorría de pies a cabeza desde que despertó, situando en su cabeza cientos de posibles razones por las que sería despedido.

Disminuía su ritmo cuando a los lejos divisaba la puerta que dividía la oficina de su jefe, rehusándose a llegar.

—Ey, Jeongguk, el jefe te espera.

Palabras que sólo aumentaban su ansiedad y lograban erizar su piel. No era lo que necesitaba oír.

Armándose de valor, tomó una bocanada de aire antes de golpear delicadamente el vidrio de la puerta, esperando por su pase al interior.

Cuando lo recibió, empujó la puerta para adentrarse a aquel espacio, viéndose repentinamente asfixiado por el ambiente.

—Buen día, señor Park.

Cubrió su inquietud con una capa de seguridad y energía que le sorprendió.

—Buen día, Jeon —el característico tono de su jefe le saludó, helándolo por segundos en los que su mente regresó a sus primeros días como aprendiz.

—Como dije la última vez que nos vimos, tendría la solución cuando llegaras.

Intercambiaron miradas. Jimin permanecía sentando en uno de los sofás del lugar situado al centro de la oficina, ese en el que el menor solía trabajar siempre.

Frente a él, en la pequeña mesa de centro yacían papeles esparcidos por todo su centro.

—Me tomó varias horas —admitió —, ya sabes, uno tiene verse bien ante el resto —alzó las cejas con falso desinterés. Ahí se encontraba aquel humor que Jeon años atrás tardó en descifrar, uno que su jefe usaba para quitar la frialdad a sus palabras.
Si no lo conociera, definitivamente tendría ganas de huir si por su mente rondaba su despido.

—Leyendo la conversación que supuestamente tuviste conmigo anoche, noté que se pudo haber malinterpretado.

—No voy a despedirte, me disculpo si situé aquella duda en ti —se puso de pie, dirigiéndose hacia su escritorio en donde tomó diferentes carpetas.

—Tomaremos la colección que planeábamos lanzar en Noviembre para remplazar la que fue suspendida de este fin mes. Me puse en contacto con algunas academias y estarán formando grupos para la colección. Por supuesto tendremos que ampliar los gastos.

Entregó las carpetas hacia el más alto.

—Con respecto a las campañas, de las doce las he reducido a cinco —Jeongguk le miró con sorpresa tiñendo cada rincón de su rostro.

—Sí, una completa locura —expresó con sus ojos, con una pequeña sonrisa ladina sobre sus comisuras —, pero me he tenido que apegar a todas las cancelaciones y planes en puerta.

—En unas horas tendré una junta con todo el personal —miró rápidamente el reloj que adornaban su muñeca —, no podemos estar todos en conflictos.

Un silencio se creó tras sus palabras. Jeongguk asentía a lo que decía a la par de sus ojos que capturaban la estructura de sus palabras en los papeles que le había dado. El mayor sólo hacía un resumen verbal.

—Y concluimos con la asistencia de la junta de moda —liberó un suspiro.

Jeon le miró completamente, aquello no se encontraba en la información escrita que le había dado.

𝐒𝐇𝐀𝐌𝐄𝐋𝐄𝐒𝐒 | 𝐊𝐌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora