Capítulo 9: No fue una pesadilla

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—¿2016? Deberías dormir un poco novato, estas delirando, estamos en 1996.

—¿Qué?...

Las bombillas que daban luz en la comisaría se fueron rompiendo repentinamente una a una, hasta que solamente la bombilla del fondo del pasillo quedó encendida, a Stan se le pusieron los bellos de punta, y de pronto...

Al fondo del pasillo, un espectro salió desde el suelo, abriendo consigo un enorme cráter y mientras iba saliendo dijo:

—¡Buenas noches! Stan.

El espectro comenzó a arrastrarse por el suelo gran velocidad en dirección a Stan y Jake.

Entonces, Jake tomó del brazo a Stan y salieron corriendo, mientras le decía:

—¡Corre! Stan, no mires atrás.

Stan y Jake corrieron sin parar, hasta que llegaron a una sala de interrogatorios, Stan entró primero, y desesperado por lo que acababa de presenciar, se tiró al suelo, mientras decía repetidas veces:

—Todo está en mi cabeza, todo está en mi cabeza, todo está en mi cabeza...

Jake cerró la puerta y viendo el estado en que se encontraba Stan, lo tomó por los hombros y le dijo:

—¡Cálmate hombre! Respira profundo, aquí estamos a salvo.

Pero...

Stan levantó la cabeza para ver Jake y vio lo peor...

El rostro de Jake era irreconocible, su boca estaba abierta de oreja a oreja, y sus ojos estaban cosidos.

—¡AAAAAAAAHHH! —gritó Stan y empujó a Jake hacia la puerta.

El cuerpo de Jake quedó completamente inmóvil, el cuerpo quedó tendido en la puerta, como si estuviera muerto.

De pronto...

Una escalofriante música comenzó a sonar, cada vez más fuerte y más cerca, a la par de ello, unos pasos se lograban distinguir afuera de la habitación, hasta que...

El cuerpo de Jake se movió, alzó la cabeza y le dijo a Stan:

—Lo siento... no... pude... salvarlos...

El cuerpo de Jake se desvaneció como el polvo, Stan quedó perplejo, temblaba del miedo y no sabía qué hacer. La música se detuvo, pero...

—¡PUM! ¡PUM! ¡PUM!

Alguien comenzó a golpear la puerta de la habitación, con cada golpe se iba rompiendo poco a poco la puerta, hasta que...

Stan abrió los ojos, y se encontraba sentado en la oficina, se levantó de su silla y todo parecía estar en orden, las luces no estaban rotas, el cráter del que había salido el espectro no estaba, y todo parecía haber sido solo una extraña y realista pesadilla.

Stan se sentó nuevamente, y quiso seguir leyendo el archivo, pero ya no había más casos, lo último había sido la cinta de video.

—Si ya no hay más casos, debe significar que la última chica desaparecida no murió, supongo que habrán atrapado al asesino —dijo Stan.

Stan decidió relajarse en la silla, después de todo ya no había nada que hacer, entonces, se reclinó en la silla y miró hacia el techo, pero...

"No fue una pesadilla"

Esas palabras estaban escritas en el techo, marcadas con sangre, la cual seguía fresca, tanto así, que las gotas cayeron en el rostro de Stan.

Stan quedó paralizado del miedo, y sin dudarlo, tomó el teléfono de la oficina y marcó el código de la comisaría más cercana.

—¿Hola?

—Hola.

—Me reporto, soy el oficial Stan Peterson, estoy en la comisaría principal de Dumbville, me encuentro solo, y al parecer algo muy malo está pasando aquí, tengo sospechas de que alguien ha entrado a la comisaría, necesito refuerzos.

—...

—¿Hola?

—¿Qué sucede? Recuerda, los teléfonos de está comisaría aún no están en funcionamiento ¿A quién planeabas pedir ayuda?

—¿Quién eres?

—Ya nos conocemos Stan ¿No lo recuerdas? Nos vimos a través del video, en la sala de grabaciones.

Stan colgó el teléfono, sus manos temblaban, sus piernas también, sentía que su corazón iba a estallar, y...

—Hola Stan.

Una tenebrosa voz entonó su nombre, Stan bajo la cabeza y dirigió su vista hacia debajo del escritorio.

—Sorpresa.

Debajo del escritorio había un espectro, Stan se quedó pálido y del susto se cayó de la silla, el espectro fue saliendo poco a poco del escritorio y mientras se dirigía a Stan, Stan se iba arrastrando hacia atrás, temblando del miedo y quedándose sin aire, al terminar de salir, el espectro le dijo a Stan:

—Perdón... ¿Te asusté? No fue mi intención, creí que querrías conocerme, después de todo, leíste mi historial criminal.

Stan no podía pronunciar ni una sola palabra, estaba completamente paralizado del miedo.

—Todo estaba saliendo perfecto, pero... la muy maldita se me escapó, por su culpa la policía me encontró.

—¿La culpa de quién? —preguntó Stan, que por fin logró decir algo.

—Por culpa de tu... madre.



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