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Jungkook estaba dando un paseo por la amplia playa, eran alrededor de las seis de la tarde, y decidió salir solo para distraerse.

— ¿Será que cuando acabe este viaje ya no volveré a ver a Taehyung? —se preguntó a él mismo.

Él sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, demasiado mal, estaba metiéndose con el padre de su mejor amigo.

— Pero si el señor Kim es un papacito, es su culpa por ser tan caliente—se cruzó de brazos, con un notable puchero en sus labios.

— Oye, tú.

Kook volteó, encontrándose con un grupo de chicos.

— ¿Y ustedes qué quieren? —preguntó, alzando una ceja.

— Prometiste pagarnos por lo de ayer.

— ¿Ayer? ¿De que habían? —rio nervioso.

— Ayer llegaste a donde nosotros estábamos, y nos dijiste que hiciéramos escándalo, y a cambio nos pagarías...

— ¡¿Qué?! ¿Yo cuándo dije eso? —preguntó, fingiendo pensar.

— No te hagas el idiota, danos la plata— el chico extendió su mano, esperando a que Jungkook le pagara.

— ¡Chicos! —alargó—no sean así, no tengo plata...

— ¿Qué quieres que hagamos? Tú nos prometiste pagarnos y ahora lo cumples.

Jeon se mordió sus uñas en acto de desesperación.

— Okey, okey, podemos llegar a un acuerdo y sa-

— Mira lindo, si no nos paga con plata, entonces tendrás que pagarnos de otra forma.

— ¿Así? ¿Y cómo tendría que hacer? —ladeó la cabeza.

— Chicos, ¿a alguno de ustedes le interesa pasar la noche con este bonito? —los chicos sonrieron.

— ¿Disculpa? ¡Escúchenme bien! Yo no voy a permitir que me ofrezcas a tus amigos ¡Yo no soy un cualquiera! ¡Exijo respeto, bola de imbéciles! —habló indignado.

— Bien, es eso, o nos das la plata.

Jungkook asintió.

— ¡Ah! ¡Me acabo de acordar de que tengo algo de dinero! Pero está en mi cartera... ¿me esperan?

— Te acompañamos.

— ¡No! Estoy por allá—apuntó un sitio cualquiera —. Estoy demasiado, pero demasiado lejos, mejor ustedes me esperan y yo voy corriendo.

Los chicos del grupo se vieron entre ellos.

— Está bien, aquí te esperamos, no te atrevas a engañarnos.

— ¡¿Cómo creen que sería capaz de hacer eso?! —preguntó ofendido—. Ahora vuelvo, no tardo.

Jungkook salió corriendo de ese lugar. Aumentó su paso al ver que ya estaba cerca de la casa de Kim.

Entró, cerrando rápidamente la puerta con candado, se recargó en la puerta, tratando de tranquilizar su respiración.

— Desgraciados, ¿qué se creen? Como si les fuera a pagar—susurró.

— ¿Dónde estabas?

El azabache saltó al escuchar una segunda voz.

— Hola, Jiminie, estaba dando un paseo por la playa, pero resulta que ni siquiera eso puedo hacer en paz—murmuró lo último, haciendo un pequeño puchero.

Jimin sonrió.

— Bien, tenemos que disfrutar de nuestra estancia aquí, bobito— Kook rio por los ridículos apodos que Jimin le ponía.

I Want a Daddy › tkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora