Historias con diferentes escenarios de este dúo explosivo
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-Se utilizan sus cubitos no las personas detrás de ellos
-NO habrá contenido +18 en si, solo subidas de tono sin llegar a ser. (Por favor recordar esto)
-cuando ambos stremers muestren inc...
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El solo quería tener un día calmado, pero Wilbur tenía que ser irritablemente molesto. Por qué de todos los días que tenía que venir a joder tenía que elegir el día que se encontraba cansado y estresado. Verle la cara a Dream era lo más desagradable del mundo entero y más si por más torturas que le hiciera no le dijera ni siquiera una miseria del revive book.
Subió cansado, lleno de sangre y una mirada que alertaba y avisaba a todos los trabajadores que no debían de molestar, o al menos no por algunas horas.
Al llegar a su despacho un sonoro gruñido se escapó de sus labios al notar la presencia de ese ser desagradable.
—¿No podías joder a alguien más Soot?—Paso de largo, ignorando su presencia hasta su escritorio donde se sirvió algo de tequila y se lo bebió de una.
Siempre se hallaba fumando, nunca dejaría aquella adicción que le saludaba con una tonta sonrisa que le avisaba que era hora de molestarlo hasta dejarlo con ganas de agregar otra muerte a su lista de asesinatos.
Más se contuvo.
No tenía el humor ni las ganas de asesinar a alguien que de por si ya estaba muerto.
—Tal vez...pero es más divertido molestarte a ti—Ahi estaba su odiosa sonrisa.
Si el conseguir el maldito libro lo estaba volviendo loco, Wilbur estaba más cerca de llevarlo a la mismísima muerte.
Aquel intruso empezó a acosarlo desde que revivió. Metiéndose en su país, causando disturbios y metiendo su ban ilegalmente. Era todo un dolor de cabeza que por más que le gritara, amenazara, insultara y demás, no se detendría.
Camino hasta el barandal de vidrio que rodeaba aquella construcción, se poso en ella y sin importarle la cercanía que estaba tomando el otro hacia el, se metió en su mente.
Simplemente se perdió en sus pensamientos. El no parecía decir mucho pero a la vez no se callaba, sinceramente no le interesaba, ni pensaba escucharlo. El cielo estaba empezando a pintarse de colores rojizos y amarillentos, una linda vista que se podía apreciar más centrada desde aquel gran hotel.
