Capítulo 22: Décimo secreto

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Katsuki

Creo que este lugar está más lleno de lo que pensé. Las últimas veces habían bastantes personas, pero hoy hay muchas más.

Seguramente es porque se añadieron preparatorias al torneo. Normalmente competían tres, ahora hay siete preparatorias que han enviado a sus mejores nadadores.

Eso tiene totalmente nervioso al pobre chico a mi lado.

—Son demasiados. No puede ser. ¡Ahora hay menos probabilidades de ganar! —dijo Izuku, moviendo sus manos con ansiedad.

Caminamos juntos hacia los camarines que entregaron a nuestra escuela. Yagi dijo que necesitaba hablar con nosotros antes, seguramente para dar una charla motivacional.

Lo que a Izuku le haría mucha falta, porque estoy seguro que ahora mismo podría lanzarse al agua y ahogarse para no competir.

—Tranquilízate, Izuku —murmuro, tomando su mano. Sus ojitos me observan asustado porque aún no es capaz de confiar en que podrá lograrlo—. No importa cuántas personas compitan, tú ganarás. Estoy seguro.

—Pero, Kacchan, no soy tan bueno como la gran mayoría de aquí. No quiero dejar la escuela mal parada cuando el año pasado tú llevaste a nuestra escuela a la victoria. Hubiera sido mejor que tú compitieras en vez...

—Izuku —lo interrumpo, deteniendo nuestros pasos. Dios mío, este chico es tan lindo. Me gusta mucho cuando me mira así. Tomo su mentón con mi mano restante y lo obligo a mantenerse quieto—. Eres increíble. Dominas todos los estilos, te has esforzado demasiado para poder llegar al nivel en el que estás y en realidad siempre ha sido así. Todos estos años te has negado a participar en este torneo porque no tenías la suficiente fe, pero tienes que comprender esto: Tú puedes hacerlo. No te eligieron como mi reemplazo porque no tuvieran otra opción. Yagi te eligió porque desde un inicio has sido bueno en esto. Deja ese murmullo asustado y esa ansiedad, en este torneo, no hay nadie más capacitado para ganar que tú.

Izuku me mira, sus ojos verdes llenos de incertidumbre, pero debajo de todo ese miedo puedo ver una chispa. La chispa que siempre me atrajo de él. La que nunca lo deja rendirse. No importa lo que le digan o lo que él mismo se diga a veces, sigue adelante. Esa chispa es lo que lo hará ganar hoy.

—Kacchan... —susurra, y puedo ver el agradecimiento en su voz.

—Ahora vamos. Más te vale ganar.

---

El estadio está lleno. El bullicio es ensordecedor, con las gradas abarrotadas de estudiantes y profesores de las siete escuelas que participan. El ambiente es eléctrico, y aunque normalmente estaría disfrutando de la adrenalina, mi atención está completamente en Izuku. Siempre ha sido así. No puedo evitarlo.

Desde mi lugar en las gradas, lo veo junto a Shoto, preparándose para el relevo. Cada uno tiene su lugar en esta competencia, pero todos los ojos están en Izuku. Es su momento. Y lo sabe.

El mitad mitad será el primero en nadar. Su estilo mariposa es impecable, tan preciso como siempre. No importa cuántas veces lo vea, siempre me sorprende lo calculado que es. No deja nada al azar. Pero lo que realmente importa es lo que sigue. El estilo libre, el de Izuku.

Mientras su amigo nada, mis ojos se fijan en Izuku. Está nervioso. Su respiración es rápida y agitada, y puedo ver cómo sus manos tiemblan ligeramente mientras se agacha, preparándose para su turno. Quiero gritarle que se calme, que lo tiene todo bajo control, pero sé que ahora mismo no me escucharía. Todo lo que importa para él está en esa piscina.

—Vamos, Izuku... —murmuro, apretando los puños.

Shoto llega al borde de la piscina y en un instante, Izuku salta al agua. Su entrada es perfecta, su cuerpo cortando el agua con una precisión que me hace sentir una punzada de orgullo. Cada brazada es fuerte y controlada. Los primeros metros son tensos, pero poco a poco empieza a ganar velocidad. Y entonces, sucede.

Izuku empieza a alcanzar a los demás competidores.

Mi corazón late más fuerte. Puedo ver cómo poco a poco los va dejando atrás. Sus brazos son firmes, sus piernas impulsándolo hacia adelante con una fuerza imparable. El sonido del agua, del público gritando, todo se mezcla en un solo ruido ensordecedor, pero yo solo puedo concentrarme en él.

En los últimos metros, Izuku está en primer lugar. Está por ganar. Puedo verlo en sus movimientos, en cómo no duda, en cómo no se detiene.

Y cuando finalmente toca el borde de la piscina antes que los demás, una ola de alivio y euforia me golpea de lleno.

—¡IZUKU! —grito, sin contenerme. Mi voz se mezcla con la multitud, pero no me importa. Lo único que puedo sentir es orgullo. Un orgullo tan fuerte que me llena el pecho hasta casi doler.

Lo veo salir del agua, jadeando, con una sonrisa radiante en su rostro. Está agotado, pero lo hizo. Ganó.

Me abro paso entre la multitud y cuando llego a su lado, no puedo evitar atraparlo en un abrazo, sin importarme que esté empapado.

—¡Lo sabía! —digo, riendo, aunque mi voz tiembla un poco por la emoción—. Sabía que ganarías.

Izuku me mira, aún sin poder creer lo que acaba de hacer. Sus ojos verdes están llenos de algo nuevo, algo que no había visto en ellos antes: confianza.

Y se ve tan bien en sus ojos.

—Kacchan... lo hice —murmura, casi sin aliento, su sonrisa brillante.

—Claro que lo hiciste, Izuku —respondo, apretando un poco más el abrazo.

Estoy tan orgulloso de ti.

***

El lugar está lleno de risas y música. Todos están aquí para celebrar, y aunque las luces parpadean y la música está a todo volumen, lo único que puedo escuchar es el eco de la victoria.

El ambiente está cargado de una alegría palpable, y aunque normalmente odiaría tanto ruido y gente, hoy todo es diferente.

Izuku está en el centro de todo. No puede dar dos pasos sin que alguien lo detenga para felicitarlo. El mitad mitad está a su lado, tan callado como siempre, pero recibiendo las felicitaciones con esa calma que lo caracteriza.

—¡Nuestro campeón! —grita Ochako, levantando su vaso—. ¡Por Izuku y Shoto!

Todo el mundo responde con vítores, levantando sus copas y gritando. Pero yo solo puedo mirarlo a él.

Izuku está completamente fuera de su zona de confort, rodeado de gente, pero por una vez, lo veo disfrutarlo. Está feliz. Realmente feliz.

Me acerco a él cuando tiene un momento libre. Aún está procesando todo lo que ha pasado. Tomo su brazo con suavidad y lo aparto de la multitud por un momento, buscando un respiro del bullicio.

—¿Te das cuenta ahora? —le pregunto, mi voz más suave de lo que pretendía. Izuku me mira con una mezcla de curiosidad y confusión.

—¿De qué hablas?

—De que siempre fuiste el mejor —digo, mirándolo a los ojos—. Te lo dije. No había nadie mejor para ganar.

Él se queda en silencio por un segundo, procesando mis palabras. Luego, una pequeña sonrisa aparece en sus labios. Esa sonrisa que siempre me desarma. Esa que no necesita palabras para decirme todo lo que está pensando.

—Gracias, Kacchan —murmura, y puedo ver cómo sus ojos brillan con algo más que solo gratitud.

—Lindo —respondo, dándole un suave golpe en el hombro, algo más juguetón de lo que esperaba—. No tienes que agradecerme nada. Esto lo hiciste tú.

Nos quedamos en silencio por un segundo, simplemente disfrutando del momento. Luego, escucho cómo alguien más lo llama desde la distancia, pidiéndole que se una a la siguiente ronda de brindis.

Lo dejo ir, viendo cómo vuelve a mezclarse con el grupo, riendo y disfrutando de la fiesta.

Me quedo un poco atrás, observándolo. No hay nada que me haga sentir más orgulloso que verlo así, rodeado de las personas que lo quieren, finalmente empezando a creer en él mismo.

Izuku, es tan maravilloso ver tu sonrisa. Me está llenando el alma cada día.

Las mentiras de Izuku (Katsudeku) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora