El té de lavanda ayuda a combatir el insomnio.
Acariciar los rubios cabellos de su pareja que yacía dormida a su derecha era, definitivamente, la acción más relajante que Alec habría hecho en su corta vida, sentir la tranquila respiración ajena sobre su cuello no era su sensación favorita en el mundo, nunca lo fue, mas en ese momento era lo último que le importaba, su brazo comenzando a hormiguear debido al poco flujo de sangre en este por la presión que su pareja ejercía inconscientemente con su cabeza al usarlo como almohada lo estaba empezando a incomodar, pero no se movió, cerró y abrió repetidas veces su mano antes de acomodar mejor al Shvagenbagen para que este pusiera su cabeza sobre su hombro, cuando lo logró pudo al fin mover su brazo de una forma que el hormigueo desaparezca después de unos cortos, aunque molestos, y algo dolorosos, segundos, sonrió.
Su mano izquierda dejó los cabellos ajenos para posarse en la mejilla de este, acariciándola con suma delicadeza, sonrió ligeramente al verlo tan tranquilo, besó su frente para cerrar sus ojos y acompañar al otro en sus sueños.
Aquel día lo había invitado a quedarse a dormir a su hogar para recompensar aquellos días en los que no habían podido verse debido al castigo del mayor, pasaron parte de la tarde jugando juegos de mesa, en los cuales el de cabello oscuro afirmaba que el rubio hacía trampa porque era "un mal perdedor" según el de ojos azules, ambos se divirtieron al lado del otro y una vez los juegos se terminaron ambos se acomodaron sobre el sofá de la sala a ver televisión, tiempo después llegaron los dueños de la casa, Glam iba a alejarse de Alec para no causarle inconvenientes mas este sólo lo acercó más a su cuerpo sin dejar de ver la pantalla, los padres del joven sólo rieron y saludaron con su mano a los menores antes de irse los dos juntos escaleras arriba dejándolos nuevamente solos.
― No les molesta, ya lo saben.
Aquellas palabras que iban a calmar al rubio sólo lo hicieron ponerse más nervioso, apenas el contrario lo notó más tenso dirigió su mirada y toda su atención a él, usando sus manos para subir por sus hombros hasta llegar a su rostro, el cual acarició con dulzura hasta que el cuerpo ajeno se aflojó ligeramente, se acercó a él para besarlo un par de veces de forma corta, haciendo durar más tiempo los últimos besos, mientras les hacía señas a sus progenitores de que salgan de la sala apenas notó que estos bajaron y los vieron, ellos caminaron en silencio hacia la cocina, aunque Glam ya había escuchado que habían bajado, así como sintió los suaves movimientos del chico al que estaba besando, pero no dijo nada, sólo sonrió ya completamente calmado.
Luego de unos minutos los mayores se acercaron a ellos y se sentaron en los sillones individuales que se encontraban a ambos lados del sofá que ellos estaban utilizando, ninguno dijo nada, sólo vieron la película en silencio hasta que esta terminó, allí fue cuando las miradas de los mayores se dirigieron a él, así como sus preguntas con respecto a su relación. El rostro nervioso de su pareja fue lo último que pasó por su mente cuando por fin logró dormirse.
Allí está él, de vuelta en esa noche, volviendo a su casa en la lluvia, todo se siente tan real, ve a su padre, se entona la pregunta que deja en sus manos su futuro, su vida, él mira a todos lados, ¿Qué debe hacer? ¿Qué debe elegir? Ve a su hermana, allí, cabizbaja, a un lado de su padre el cual lo ve con desaprobación, ¿Esa es la vida que merece? El agua que cae del cielo moja su rostro, oculta sus lágrimas.
― Debes decidir Sebastian. ― La voz de su padre retumba en sus oídos, en su cabeza, en su corazón. - ¿La familia... o la basura?
Él duda, sin embargo da un paso adelante, mira hacia atrás, ¿Qué sucede si se va? No lo sabe, tal vez no quiere hacerlo, por eso su cuerpo avanza hasta llegar frente a su progenitor, en un abrir y cerrar de ojos está dentro de la casa nuevamente, su hermana lo ve, por primera vez, por pena, arrepentimiento, dolor, pero no hace nada, ella nunca hace nada.
Su mente está en blanco, trata de pensar en lo que podría haber afuera, no lo sabe, unos ojos rojos se le vienen a la mente, ¿Qué es eso? La imagen desaparece al primer dolor agudo en su muñeca, su rostro se contrae, golpe tras golpe, siente que no puede más, incluso cuando su madre le pide al hombre frente a él que pare es inútil, el hombre no va a parar, entonces ella se queda callada, a la distancia, un dolor en el pecho se instala en él, por supuesto, la mujer no iba a interferir, nunca lo hacía, el dolor se incrementa junto a sus ganas de desaparecer.
Siente que lo toman de los hombros cuando está a punto de caer al suelo, alza su mirada, borroso, todo es borroso, pero distingue un rojo, un rojo fuerte, un rojo que le muestra seguridad, lo abrazan, nunca había sentido ese calor, ¿Era real? Estiró sus brazos, se aferró a la figura que lo sostenía, cerró sus ojos mientras lloraba, se dejaba desvanecer en los brazos ajenos, o al menos así lo sentía él, cuando abrió los ojos lo primero que vio fue a un pelinegro preocupado, mirándolo mientras lo abraza con cuidado. Siente sus propias mejillas húmedas, mira a su alrededor, era un sueño, vuelve a aferrarse al Smirnov con fuerza, tal vez buscando refugio o simplemente para disfrutar de ese calor humano que tanto había anhelado, y que ahora, se lo dan sin pedirlo, se siente tan extraño pero tan bien al mismo tiempo.
Esa noche se sinceró con el pelinegro, abrió su corazón y dijo cada dolor que lo atormentaba, cada cicatriz que lo seguiría, cada pensamiento que tenía, por primera vez vio esos ojos rojos dejar de ser tan fuertes, intimidantes, notó cómo la mirada ajena se suavizaba cada vez más conforme él avanzaba con sus palabras, pero había algo, en ningún momento, pudo ver pena en ellos. Al finalizar de hablar, pudo ver un brillo que no pudo encontrar ni una palabra para definirlo, sin embargo, la más cercana y seguro la más certera fue "orgullo", orgullo de que pudiera salir de ese lugar, orgullo de tenerlo allí, orgullo de él, de lo que logró por su cuenta, ¿Cuántas veces había anhelado una mirada como esa? ¿Cuántas noches había llorado pidiendo ver esa mirada en los rostros de los que lo rodeaban?
No necesitó palabras, ni siquiera una acción, con una sola mirada logró entender, él eligió la familia, eligió a quienes lo aman.
Cuando finalmente se tranquilizó se acurrucó sobre la cómoda cama del pelinegro aspirando su aroma mientras lo abrazaba, le costó un poco pero finalmente volvió a dormirse entre los brazos del chico sintiendo las suaves caricias en su espalda y los dulces besos en su frente y cabello.
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Tea // Sebastian (Glam) Shvagenbagen.
Fanfiction┊ ❧ Male!Oc x Sebastian (Glam) Shvagenbagen ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ❦ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ "𝑁𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝑐𝑜́𝑚𝑜 𝑒𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑒𝑠 𝑡𝑜𝑚𝑎𝑟 𝑡𝑒́ 𝑡𝑜𝑑𝑜𝑠 𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑖́𝑎𝑠 ...