Green Tea

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          Había pasado una semana, no fue demasiado tiempo, sin embargo, no pudo evitar querer volver a encontrarse con el del mullet, ya que, si bien el contrario no parecía demasiado interesado en mantener una conversación con él, le había llama...

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          Había pasado una semana, no fue demasiado tiempo, sin embargo, no pudo evitar querer volver a encontrarse con el del mullet, ya que, si bien el contrario no parecía demasiado interesado en mantener una conversación con él, le había llamado demasiado la atención su ser desde que pudo apreciarlo desde cerca, y eso influyó en querer hablarle de una forma más seguida.

          Le avisó a su mejor amigo, Chess, que saldría, y a paso calmado, a la misma hora que el día de la semana anterior se dirigió a la cafetería donde esperaba volver a encontrarse con el de ojos rojos. Su buena memoria lo ayudó a recordar el camino que había tomado la última vez y en poco tiempo se encontró en donde quería estar, su mirada pasó por cada mesa que fuera del local se encontraba hasta que dio con la que deseaba junto a la persona que fue a buscar.

          Sus pasos dudaban cada vez más a medida que iba avanzando en su andar hasta que, a exactamente tres pasos del joven, se detuvieron ante la confusa, pero atenta, mirada ajena. Sintió un escalofrío recorrer su columna cuando los rojizos ojos de Alec lo recorrieron de pies a cabeza dos veces con la misma lentitud que uno tiene al leer un libro, haciéndolo de paso sentirse como uno, tan expuesto ante el joven, y antes de que pudiera abrir su boca para hablar, igual a la vez anterior, el de cabellos oscuros apartó la silla que se encontraba frente a él con su pie, dándole un permiso no verbal para que se sentara allí nuevamente.

          Un suave ”gracias” se escapó de sus labios antes de tomar asiento bajo la aún atenta mirada del de mullet, la cual, debía admitir, le parecía increíblemente atrayente. Mantuvo contacto visual con el contrario unos segundos más antes de bajar la propia mirada hacia la pequeña libreta sobre la mesa, como la vez anterior, habían dibujos desprolijos, pequeños garabatos y vagas palabras que le resultaban inentendibles desde la posición en la que se encontraba.

          ― Habían muchas mesas vacías esta vez, ¿Por qué decidiste venir a esta nuevamente, Glam? ― Pregunta el de cabellos negros de manera directa, negándose a quedarse con la duda, y levanta la mirada de la ya usada hoja para que el rojo y el azul de sus miradas se encuentren nuevamente.

          El Shvagenbagen no sabe porqué siente la mirada del otro lo hace sentirse tan intimidado, tal vez porque sentía que este podía verle hasta lo más oscuro de su alma junto a todos sus secretos o tal vez porque parecía que el contrario buscaba leerlo junto a sus movimientos; tampoco comprende por qué el repentino escalofrío que lo recorre por segunda vez, pero no aparta la mirada, sólo observa al chico y esboza una pequeña sonrisa que no flaquea en ningún momento aún cuando siente que por dentro está al borde de la muerte.

          ― Tu compañía es agradable, Alec. Es por eso que volví. ― Habla en el tono más calmo que puede, apartando la mirada de los rojos ojos ajenos cuando el contrario voltea hacia otro lado, sintiéndose levemente avergonzado ante la sincera confesión ajena, no estaba acostumbrado a recibir halagos, y eso, fue algo que el rubio notó en ese instante.

          Luego de unos tres o cuatro segundos en silencio, el de pelo negro está listo, para al menos, decir un pequeño "gracias" o incluso un “tu compañía también es agradable”, pero es interrumpido por una castaña que deja sobre la mesa una taza de porcelana, igual a la de la otra vez, frente a él y la oportunidad de responder se le escapa cuando el rubio pide lo que desea y la conversación anterior se dispersa en el aire.

          Un leve suspiro se escapa de sus labios antes de tomar entre sus manos un pequeño sobre de papel de endulzante y echarlo en el té, removiéndolo posteriormente con una pequeña cuchara que le habían dejado a un lado de la taza, mientras observaba a la castaña alejarse de la mesa frustrada por haber intentado coquetear (inútilmente) con el rubio, el cual no le prestó atención. Nuevamente, las miradas se encuentran, y antes de que el de ojos azules decida hablar, el de mirada rojiza lleva a su boca la blanquecina taza con el caliente líquido en su interior, quemándose los labios en el instante en que estos tocan la porcelana.

          No emitió ningún sonido ante el dolor sólo apartó la taza y volvió a dejarla sobre la mesa evitando querer quedar en vergüenza frente al contrario, bajo la atenta mirada del chico frente a él tomó un lápiz que sobre el cuaderno que estaba frente a él y lo acercó a este para seguir haciendo garabatos. ― ¿Cuántos años tienes? ― La inesperada, pero cliché, pregunta lo descoloca por un momento y lo hace quedarse quieto, aún con la punta del lápiz sobre el papel.

          ― Dieciocho. ― Responde a secas, pero al observar la postura ajena notó que el contrario deseaba mantener conversación con él y que estaba siendo mal educado, mas aunque eso realmente no le importaba, podía oír la voz de su padre en su cabeza regañándolo e incluso una pequeña parte de él sintió un pesar en el corazón al darse cuenta de que estaba siendo cortante con el contrario cuando esté no le había hecho nada.

          Soltó el aire que no supo en qué momento había comenzado a retener a modo de suspiro y en un tono más suave volvió a hablar. ― ¿Tú cuántos años tienes? ― Su pregunta ocasionó una sonrisa aún más grande en el rostro contrario y desencadenó una larga conversación de cuarenta y cinco minutos, la cual terminó junto al té que bebía.

           Antes de despedirse, Glam, con una mirada curiosa, observó el saquito de té que el de cabellos negros había dejado leyendo en la etiqueta pegada en la punta contraria del cordel “Té verde” haciendo que un pequeño y amargo recuerdo llegara a su mente.

          "A Lydia le gustaba el té verde." Maldice a su mente, mientras le da la espalda al camino que Alec toma luego de despedirse y camina de vuelta a la descuidada casa rodante en la que vive con su mejor amigo temporalmente hasta que consiga el suficiente dinero para alquilar un departamento.

" Maldice a su mente, mientras le da la espalda al camino que Alec toma luego de despedirse y camina de vuelta a la descuidada casa rodante en la que vive con su mejor amigo temporalmente hasta que consiga el suficiente dinero para alquilar un dep...

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Propiedades del té verde:

◌ Alivia el asma.

◌ Reduce el estrés.

◌ Estimula la inmunidad.

◌ Previene arrugas.

◌ Fortalece la memoria.

◌ Ayuda a adelgazar.

Tea // Sebastian (Glam) Shvagenbagen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora