Capítulo 1: Si hablo de lluvia.

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Notas del autor:

Este es mi primer fic de Tokio Revengers y creo que también será el último, después del final no tengo muchos ánimos con Takemichi, pero quién sabe. 

Esta historia va a constar de 3 capítulos a lo mucho 6 depende como le vaya, sé que es difícil en wattpad, me gusta leer los comentarios así que tienes alguna duda, consejo, no dudes en hacérmelo saber.

Advertencias: Universo alternativo, BL, violencia.


Capítulo 1: Si hablo de lluvia.


─ ¿Por qué estás aquí?

Está cambiado, Draken insistió en eso, tan cambiado como alguien como él puede estar.

El hombre lo está mirando fijamente.

Ha matado muchos hombres como él, su mano puede sentir el calor propagándose por el arma después de liberar una bala, los ojos vacíos, el rostro atrapado en una expresión eterna.

─ ¿Señor Hanagaki?

Eh.

─Te pregunté cuál es la razón que te trae aquí.

Empieza a notar lo cuidado del lugar, bonito supone, incluso algo cómodo, Ken-chin dijo que le había costado conseguir una persona discreta para esto...

Intenta no arruinarlo, hoy no es tan malo, hay días peores...

─Por Ken-chin

─ ¿Él es un amigo, pareja, familiar? ─pregunta.

Algo así.

Ayer...hoy no durmió y está tan cansado.

El hombre ve deambular esos ojos negros por unos segundos.

─ ¿Y usted cree que necesita ayuda?

¿Ayuda?

Hay distancia, está bien, casi todos lo tratan así ahora...

Está tan cansado.

Tan cansado y aun así resulta difícil dormir, resulta frustrante lograr dormir y despertar 3 horas después...



Está en la calle esperando, Ken-chin dijo que vendría por él.

Siente sus dedos entumecidos, sus uñas han tomado un tono violáceo, las venas se extienden como telas de araña en sus pies.

Está apoyado en la pared del estacionamiento casi hundiéndose en ella, mirando al frente, mirando...

─ Oye.

Voltea y ahí está, con traje negro y el auto del mismo color como fondo.

─ Será mejor que no hayas espantado al médico Mikey.

Draken tiene una mano en su hombro.

Las sonrisas de Mikey no son como antes, son huecas incluso duele verlas, hoy más que nunca puedes notar las grietas y aún así...

─ Lo prometí ¿no? ─susurra con la mirada baja.

Siempre se contiene, pero últimamente cada día es más difícil, la mano pesa en su hombro y un calor extraño empieza a extenderse en su cuerpo, su mano izquierda empieza a temblar levemente.

A veces es hielo otras veces tan caliente como el fuego.

A veces es tan frío y ocasionalmente completamente lo opuesto.

Se está asfixiando y...

Es Ken-chin, es Ken-chin, es Ken-chin...

La mano cae y siente que puede volver a respirar.

Esto es tan estúpido.

─ Por qué no vamos y comemos algo ─ofrece ─tú y yo como en los viejos tiempos.

Asiente.

¿Realmente algo puede ser como antes?

La puerta trasera del sedán negro está abierta, puede oler el cuero de los asientos esperándolo, la comisura izquierda de su boca se eleva tenuemente.

Érase una vez dos niños, uno esperaba y el otro rebuscaba en sus bolsillos monedas deseando que alcanzase para comprar unos batidos o al menos uno.

Los seguros suenan en las cuatro puertas y respira.

─Que sea algo bueno ─pide ─creo que me lo he ganado.

Draken resopla, el sonido es ahogado por el ruido del motor al iniciar la combustión.



Están comiendo, si ignora ciertos detalles casi puede rememorar los viejos tiempos, quizás si Mikey comiese en lugar de solo jugar con la comida introduciendo uno que otro pequeño bocado a su boca, quizás si el dorado no abarcase la habitación, quizás si una araña no colgase sobre ellos. Esa cosa era nueva.

Puede percibir la tensión en el ambiente, el elefante en la habitación que Mikey se niega a ver.

─Ey Mikey...

─Ken-chin estamos comiendo ¿no?─interrumpe ─ pasemos un buen rato.

Supone que puede esperar un poco más.

─ ¿El postre? ─pregunta.



El pitido del ascensor les indica que han llegado a su piso, el último en el lujoso edificio.

─Bienvenido. Introduzca su tarjeta de acceso, por favor.

Draken suspira al notar a Mikey aún de pie sin tener ninguna intención de moverse, retira la tarjeta dorada de su billetera y la introduce en el escáner.

Las puertas se abren y los recibe un pasadizo largo, Mikey bosteza sin cubrirse la boca tirando la cabeza ligeramente hacia atrás.

Avanza, los sonidos de sus pasos son amortiguados por la alfombra, dobla a la derecha y con unos pocos pasos más llega a una puerta alta de madera, manija negra y a su lado otra abertura para introducir la tarjeta.

Mikey saca una tarjeta negra y la introduce en la abertura para luego jalar hacia abajo la manija.

Draken ya no posee esa.

La suite los recibe, todo mármol blanco y negro, madera de cerezo en los muebles, cuadros que está seguro que Mikey ni siquiera conoce el autor adornando las paredes, más que todo colores lanzados al azar antes que una imagen completa, la cocina abierta con una enorme isla de mármol, electrodomésticos de acero inoxidable.

Suelen mudarse seguido, cada cierto tiempo cambian su ubicación, pero ya llevan aquí más de 3 meses.

─Ya puedes irte ─despide.

Puede divisar las luces de la ciudad a la distancia a través de los enormes ventanales, la espalda de Mikey es lo último que mira y como el espacio parece querer devorarlo.

─Vendré a llevarte a tu próxima cita.

El tiempo ha dejado sus huellas en ellos. Lentamente, pero de forma progresiva el goteo en su caída ha creado una fisura, una abertura en la más dura de las rocas. 

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⏰ Última actualización: Jan 28, 2023 ⏰

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