♧07♧

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— Pero le conociste, y sabes que él no se atrevería a hacerle daño a las personas que quiere, ni aunque se volviera loco.

— El miedo me ganó y ahora no sé que hecer.

— Primero relájate y cuando te sientas mejor vete a hablar con él.

— "Mierda, es verdad, tengo que ir al trabajo." — Se levantó y se marchó de la cafetería.

— Tienes razón, Draken.

En otro lado.

— Hola, siento llegar tarde.

— No pasa nada, Ryo-chan. — La chica sonrió. — Le hablé a mi madre sobre tu situación y me dijo que si te sentes mal puedes faltar cuando quieras, oíste. — Le acarició la mejilla.

— Gracias.

— Bueno, te quedas a cargo de la tienda, yo tengo que ir un momento a un sitio.

— Está bien.

— Y si alguna vez necesitas algo, siempre nos puedes llamar.

En otro lado.

— Gracias, Mikey y Draken. — Habló el rubio. — Nos vemos. — Se giró y empezó a caminar. — "Tengo que arreglar algo, por lo menos, con Ryo-san." — Siguió caminando hasta estar cerca de su casa. — "Ryo-san me habló sobre una tienda en la que solo venden mangas, no me importaría ir y echar un vistazo y de paso igual me compro algunos mangas para despejarme como me aconsejó Draken." — Cambió el rumbo hacia la tienda de mangas y una vez a la puerta, entró.

— Buenas tardes, ¿en qué le puedo ayudar? — Habló el chico desde el mostrador, sin poder ver quién había entrado porque estaba acabando un papeleo que le había dejado su amiga y superior.

— Oh, estoy echando un vistazo.

— Si necesita algo, me avisa.

— Gracias. — Miró por todas las estanterías y no encontraba el género que quería leer.

— ¿Busca algo? — Habló el de mechas detrás del rubio.

— "Esa voz." — Estaba agachado y se levantó. — ¿Podría saber dónde se encuentran los mangas de romance? — Se giró y quedó cara a cara con el pelinegro.

— Oh, Chifuyu. — Le miró. — Ven. — El rubio le siguió por la tienda. — Aquí están.

— ¿Me podrías recomendar alguno? — Preguntó tímido ante la imponente mirada de su amigo.

— Yo te recomiendo. — Pasó su brazo por encima de los hombros del rubio, acorralandole, fingiendo buscar el libro deseado cuando lo tenía en frente. — Hmm, ¿dónde está? — Se fijó disimuladamente en las facciones del rubio, podía percibir que estaba nervioso y tenso. — Aquí está. — Lo sacó de la estantería. — Solo tiene 20 tomos, cada uno de 230 páginas, pero te cuando te enganchas no puedes parar. — Se lo extendió al más bajo.

— Gracias. — Agarró el libro. — ¿Podría llevarme los 5 primeros?

— No tengo autoridad para decirte eso, cariño.

— ¿Tú me lo recomendarías?

— No sé. — Se encogió de hombros. — Si tú quieres conprate 5 mangas, compratelos. — Empezó a caminar hacia al mostrador. — Si me necesitas, ya sabes donde estoy. — Vió como el rubio agarró cuatro tomos más y se dirigió hacia donde estaba él.

— Ryo-san. — Habló después de pagar. — ¿Podría, algún día hablar con usted?

— Cuando quieras, Chifuyu, ya sabes donde vivo, solo es llamar a la puerta.

— Gracias y lo siento por haberme alejado de usted después de la muerte de Baji-san.

— No te preocupes, Chifuyu.

— "Ryo-san ha cambiado." — Le miró, las mechas de su pelo estaban desapareciendo, parecía más alto y tenía un semblante más serio que de costumbre. — "Me está mirando con la mirada que les da a las personas que casi no se relaciona." — Sintió una punzada en su pecho.

— ¿Por qué me miras tanto? ¿Te gusto o qué?

— Disculpa. — Le miró por última vez, se despidió con la mano y salió de la tienda.

Al llegar a casa Chifuyu se quitó los zapatos y se puso una ropa más cómoda, para después tumbarse en su cama y empezar a leer.

— Chifuyu, me voy.

— Está bien, mamá. — Al empezar el segundo tomo se cayó un papel de dentro del manga.

— "¿Un papel?" — Lo leyó. — "No te preocupes, Ryo, seguro que en un futuro arreglaremos los malentendidos que tenemos y seremos amigos otra vez con Chifuyu." — Miró al techo y suspiró, después siguió leyendo. — " ¿Por qué mierda se habrá separado de mí? Esa pequeña mierdecilla rubia es impredecible, pero así se le quiere. Además recordando los momentos juntos, extraño cuando fruncía la nariz o cuando sacaba las manos por el cuello de su suéter en invierno porque tenía frío, era adorable." — Su corazón empezó a latir más fuerte. — "Cuando habla con su gatito o cuando me hablaba, su voz sonaba más suave, o por lo menos así lo percibía yo." Hayashi Ryo. "Hace un mes."

En otro lado.

La tarde pasó tranquila para Ryo, de vez en cuando entraba algún cliente habitual, buscando algún manga con el que entretenerse pero nada más allá.

— Ryo, te puedes ir.

— Pero no he acabado mi turno. — Saltó.

— Ryo, tranquilo. — Habló la fémina. — Puedes irte, él es, ¿no? — Habló con una sonrisa algo forzada.

— ¿Quién?

— Estaba en el callejón de siempre y ví entrar a un rubio, rato después lo ví irse, tenía la mirada vacía, triste, por así decirlo. — Pausó. — Se paró en un momento y abrazó la bolsa y miró a la tienda, volvió hacia la puerta y se quedó ahí parado un rato y abrazó con más fuerza la bolsa. Luego se marchó.

— Bien.



































































Palabras: 866

¿Amigos? // Chifuyu MatsunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora