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— ¡Izana una mariposa! —corriste intentando alcanzar al hermoso insecto.

Un ser inocente, rodeada de personas que intentan dañarte...

Ambos se entretenían en el parque, tu hermano mayor Izana Kurokawa, miraba como dabas pequeños saltos, seguias con el uniforme escolar.

— Uh, se escapó. —murmuras obervando como la mariposa alza más el vuelo, revoloteando libremente. Izana llega hasta ti.

— ¿Quieres ir por una golosinas? —acarició tus suaves cabellos, aceptaste gustosa a la petición no te negarias a su oferta.

•••

— Está delicioso. —feliz saboreando tu helado de chocolate con vainilla, los dos sentados en una banca, no se les hacía incómodo ya que el Sol era cubierto por esas espesas nubes grises, como si estuviera apunto de llover. Escaseando los cálidos rayos del Sol.

Talvez hasta el cielo le daba señales a Izana...

— Mira te ensuciaste. —tomó una servilleta y limpio tus mejillas llenas de helado.

— ¿Me puedes prometer algo? —prestaste atención a las palabras del contrario, ¿qué querrá decirte?, ¿por qué parece tan asustado y triste?, pensaste.

— Nunca me dejes, permanezcamos juntos siempre. —no supiste que palabras decir, te limitaste a dedicarle una sonrisa.

La silenciosa muerte tiene nuevas víctimas...

— No prometo nada, ¡sin antes no prometerme algo tú! —terminaste el helado, y te levantaste del asiento, llevaste un mechón rebelde detrás de tu oreja.

— Es el único recuerdo...de Mamá, quiero que lo conserves. —quitaste el seguro, que conectaba la cadena de tu collar.

— ¿Por qué me lo das? ¿no estaría mejor bajo tu cuidado? —el de tez morena lo tomó entre sus manos.

— ¿Prometes cuidar nuestro único recuerdo?

— Está bien, lo prometo. —juntaron sus meñiques, realizando la promesa, que se rompería, como rompería el alma de Izana.

— ¡Vamos aún falta mucho por disfrutar!

— Espera no corras tan deprisa. —el peli-blanco corría detrás ti, intentando alcanzarte y atraparte, tenías un maravilloso hermano.

Después de ir a un sin fin de lugares como por ejemplo la feria, visitando nuevamente el acuario, Izana tuvo que cargarte, te habías dormido, al igual que tú, él también estaba agotado, aunque el fingía no estar agotado para que no te pasara algo malo.

— Comida, comida. —murmuraste entre sueños.

— (N). —susurro cerca de tu oído para despertarte, abriste lentamente tus párpados adaptandote a la luz del lugar.

— Tengo hambre. —colocaste tu cabeza en el hombro del oji-violeta.

— Entonces vamos a comer. —entraron a un restaurante de comida rápida, aún cargandote en sus brazos.

— Quédate aquí, iré a encargar nuestra comida. —te dejó sóla en una de las muchas mesas del lugar. Izana camino para pedir lo que iban a ingerir, esperó su turno miró hacía tu dirección para visualizar que estuvieras bien, pero cuando miró la mesa no había nadie, parpadeó y estabas sonriéndole cálidamente.

▬▬ ❝ PROTECT YOUR SMILE ❞¹ -BONTEN × ᶜʰⁱˡᵈ ʳᵉᵃᵈᵉʳ (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora