VI

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El sargento Pérez se aproximaba a la hacienda de los De la Vega acompañado de una tropa de soldados montados a caballos. Pero el negro los vio desde lejos y pensó en ayudar a sus patrones.

Al llegar, desmonta y golpea la puerta muy fuerte y gritando:

-Abran en nombre del gobernador.

Uno de los sirvientes llega a la puerta y pregunta:

-¿Qué quieren?

-Abre la maldita puerta-responde.

Al abrir, empuja al criado y con los soldados se dirige a donde estaba don Jorge, y este pronuncia:

-¿Qué quiere aquí, sargento?

-No me hagas preguntas, anciano-responde de mala manera-, quedas arrestado por conspirar contra el gobernador.

Adriano intervino para ayudarlo, pero un soldado le pega en la nunca por detrás, su padrino quiso auxiliarlo, pero el oficial ordena:

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Adriano intervino para ayudarlo, pero un soldado le pega en la nunca por detrás, su padrino quiso auxiliarlo, pero el oficial ordena:

-Llévense a este viejo al fortín de inmediato.

Luego de haber montado a sus caballos y de haberse ido, Serafín fue a auxiliar a su amo, que recobró el sentido en aquel momento; estando aturdido se sentó y otros criados fueron a traerle algo.

Con el negro a su lado, le dijo:

-Supieron que mi tío es aliado del capitán Francisco, pero cuando me reponga, el Zorro ira hacia donde esta él y liberaré a los que fueron capturados, aunque tendré que unirme a los guerrilleros.

Su padrino fue trasladado al fortín con los demás prisioneros que fueron llevados a la fuerza. Al llegar, el teniente Diego Fernández, quien estaba a cargo de la cárcel, les dijo a sus cabos:

-Por orden del capitán Almada, algunos de los conspiradores serán fusilados, incluyendo al señor De la Vega.

Luego de reponerse, el joven fue a visitar al fraile Teodoro para preguntarle de donde se ubicaba el campamento de Francisco, pero el monje le dijo:

-Mira Adriano, déjame que yo me ocupe de esto, yo también soy aliado del capitán Francisco; así que ve, y yo le avisaré, así podrán rescatar a tu tío, solo tienes que tener fe.

-Claro padre, además de tener fe, tendré fe en el Zorro, el podrá ocuparse de esto-responde el joven.

-Así se habla hijo, así que reza para que tu tío salga con vida.

-Gracias padre.

Al volver a su hacienda, fue con Serafín a su habitación y se apresuró a vestirse de negro, y antes de finalizar le dijo:

-Diles a los criados que estoy durmiendo, yo iré a rescatar a mi tío.

-Vaya con Dios, patrón.

El jinete enmascarado cabalgaba por la sabana y de lejos, vio al capitán Francisco que le hacía señas para que se le acercara:

El Zorro ataca de nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora