azúl

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tranquilidad 

Marinette habría hecho hasta lo imposible por salir con sus amigos. Sin embargo, ésta vez no pudo ser posible, ya que sus padres le pidieron hacerse cargo de la panadería. Y tenía que hacerlo. Aunque le gustaba ayudarle a sus padres, de repente se puso triste, porque Zoé la había invitado a ir al cine el mismo día.

Marinette se encontraba detrás del registrador esperando a que llegaran los clientes, cuando de repente su celular empezó a sonar.

—¿Zoé?

¡Marinette! ¿Estás lista para ir al cine?

—Lo siento mucho Zoé, tengo que hacerme cargo de la panadería

—Oh, está bien no te preocupes. Mmm, ¡Tengo una idea!

— ¿Ah sí?

¿Qué te parece si voy a visitarte? No lo sé, tal vez podemos pasar el tiempo juntas y podría ayudarte en la panadería ¿Qué dices?

—¡Es una maravillosa idea! —Marinette brincó de la emoción.  —Aquí te espero, Zoé —Dijo en un hilo de voz, pero emocionada. De cierta forma, su corazón comenzó a latir rápidamente.

—O-oh, de acuerdo... te veré en unos minutos, Marinette

Ambas pasaron preciosos momentos juntas en la panadería. Reían mientras contaban anécdotas, o por cómo llevaban el ritmo del trabajo, convirtiendo el ambiente en algo muy agradable. Zoé en un abrir y cerrar de ojos se memorizó cómo tomar las órdenes o atender el teléfono. Todo lo estaba tomando de una forma natural.

Y Marinette no podía estar más orgullosa de ella.

— ¿En qué le puedo ayudar? —Le preguntó Zoé a un cliente que les había comprado hace unos minutos.

— ¡Te pedí que me dieras macarrones de chocolate y café! ¡No sólo de chocolate! —Le gritó con un tono desagradable. Marinette al escucharlo desde la cocina, corrió a averiguar lo que estaba sucediendo.

—Oh, l-lo siento mucho s-señor...

El sujeto le aventó la bolsa de macarrones a la mesa junto a la caja registradora, a lo cual Zoé se había sobresaltado.

—Tengo prisa, niña. ¡Haz bien tu trabajo ésta vez y dame lo que te ordené, por favor!

—¿Qué sucede? —Le preguntó Marinette a Zoé cuando llegó a su lado.

—E-es mi culpa, me equivoqué al darle su orden —Los ojos de Zoé se cristalizaron, y Marinette se sintió enfurecer. Ésta dirigió la mirada hacia el cliente con un semblante serio.

—Señor, lamentamos la equivocación. Le pido por favor que no alce la voz

Marinette de reojo se dió cuenta que Zoé había desviado la mirada. No cabía duda, ella comenzó a llorar en silencio por la situación, y Marinette sin pensarlo dos veces la tomó de su mano, entrelazándola con la suya para poder tranquilizarla. El corazón de Zoé dolía, pero cuando sus manos habían sido tomadas, se sintió protegida. La chica rubia apretó su agarre sin querer dejarla ir, y Marinette hizo exactamente lo mismo.

La peliazul hizo oídos sordos cuando el cliente seguía diciendo disparates. Y mientras lo estaba ignorando, se había dado cuenta de algo: El cliente era un gran admirador de los superhéroes de París. Entonces fue cuando Marinette había encontrado una solución.

—Escuche —El tipo cerró la boca cuando el tono de Marinette había cambiado. —Usted tiene dos opciones: Dejará de hacer escándalo y esperará unos minutos por su orden, después se irá de mi panadería —El individuo arrugó su frente. —O con éste botón —Señaló Marinette, posicionando su dedo índice sobre un botón rojo que se encontraba a lado de la caja registradora. —Al presionarla, en un tronar de dedos aparecerán Ladybug y Chat Noir por esa puerta  —Marinette señaló la entrada principal, y el contrario cambió su semblante. Zoé volteó a verla sorprendida. —Cuando ellos lleguen y pregunten qué está sucediendo, les contaré con detalle la situación, y estoy segura de que usted no querrá que nuestros superhéroes lo recuerden como una persona agresiva, sumándole el hecho de que haya herido verbalmente a mi compañera

El individuo maldijo por lo bajo al haberlo amenazado de esa forma. Sólo así Marinette pudo ponerlo en su lugar. Éste decidió esperar su orden de mala gana en una esquina del local, y la chica de coletas llevó a Zoé a la cocina. La rubia no pudo controlar sus lágrimas, y Marinette se encargó de limpiarlas con pequeños besos.

—Lamento que hayas pasado por una situación desagradable. No debí dejarte sola ni un sólo segundo

—N-no te preocupes —Zoé sonrió al sentir aquellos labios contra sus mejillas. —No es culpa tuya que ese cliente se haya comportado de esa manera

—Eres una chica muy linda y dulce, no mereces pasar algo como esto —Zoé se sonrojó al escucharla e intentó desviar la mirada, pero Marinette la detuvo, tomándola de su mentón. —Te prometo que te lo compensaré con una salida al cine —Prometió, después de guiñarle el ojo.

— ¿Sabes? Estuviste asombrosa hace un momento. Muchas gracias por defenderme, Marinette  —Zoé la rodeó con sus brazos en un tierno abrazo como agradecimiento, recostando su mejilla en el hombro contrario. Y ella le correspondió, riendo por lo bajo por aquel halago.

Para Zoé, el abrazo la hizo sentir tranquila, protegida y querida. Y deseó quedarse así para siempre.

—Eres una chica increíble, Marinette...

tulipanes ⚘ zoenetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora