Capítulo I.

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¿Amor? ¿Acaso eso existe? Mi respuesta sería sí, porque ese sentimiento tan extraño lo conocí cuando te vi por primera, aquel momento tan mágico donde me confiaron el cuidado de tu bienestar, mi corazón latía demasiado fuerte al confirmar que sería tu ángel guardián, pero no lo entendía, pues aquellos estragos no son naturales en un ser cómo yo, de todas maneras los disfrutaba porque me brindaban mucha paz y lo que más lamento es haberme perdido el día de tu nacimiento, pero sé que habrá muchos más momentos donde podremos ser felices.

Ahora que te conozco solo has logrado cautivarme con cada sonrisa que me brindas a lo largo del día y ni siquiera te das cuenta, tus ojos iluminan mis mañanas teniendo ese mismo resplandor que posee el sol, una leve sonrisa se escapa de mis labios cuando te conocí.

Una noche lluviosa donde tu caminabas con rapidez buscando refugiarte, esas pequeñas gotas de agua que mojaban las hebras de tu cabello cómo si estuviera adornado por perlas preciosas, tus pestañas unidas incomodando tus hermosos ojos, esos que jamás podrán alcanzar los míos.

Desde hace mucho tiempo veo pasar las estaciones. En el invierno la nieve cubre la tierra con un manto blanco y después ser consumida por la primavera, las flores se realzan por doquier hasta que el otoño llega haciéndolas fallecer hasta que le ciclo vuelve a repetirse. Si lo piensas a detalle la vida de un ser humano es igual, pues nacen, crecen y algunos se reproducen para quedar hecho polvo que la brisa llevaría a otro lugar y todo volvería a comenzar.

Frágil.

Los seres humanos son frágiles y tú no eres la excepción, al momento de ser concebido en el vientre de tu madre quedaste expuesto a este mundo que carece de compasión, por ello el creador te bendijo con la presencia de un ángel guardián, ese que se esfuerza todos los días en apartarte del dolor, pero nunca podré protegerte tanto como deseo.

Ahora mismo te encuentras frente al espejo buscando tu mejor apariencia, si tan solo supieras lo hermoso que eres no le dedicarías tanto tiempo a tu vanidad, te veo tomar un ramo de flores junto a una pequeña caja que contenía una cadena y un pequeño adorno en forma de corazón, esta vez no puedo protegerte.

Los seres humanos aún son un misterio para mí, hasta ahora solo conozco tu corazón, ese órgano que te da vida y que guarda los más bellos sentimientos que nadie podrá ver tanto cómo yo lo hago, de todas maneras no me ayuda a comprender sus sentimientos, se esmeran tanto en amar cuando no deben y en lastimar a los que les hacen bien.

Sin embargo tú eres diferente en todo aspecto, pero creo que si logras comprender cada cosa que los tuyos hacen para satisfacerse a sí mismos, por eso deseo conversar contigo y tener un momento donde tu voz sea solo para mí.

Pero temo de las consecuencias.

Me basta conocerte a la perfección, tus miedos, tus deseos y los sueños que tanto anhelas, por eso temo que salgas lastimado esta vez, no voy a negar que aquella chica es muy hermosa más debo confesarte que es horrible por dentro, sin embargo tú la quieres.

—Min, que bueno que llegas — con una voz suave te levantas de la mesa donde te encontrabas sentado, con una taza de té en tus manos tratando de parecer más sereno, pero aun así no lo lograste.

Le miras de una forma que en realidad pesa admitir, nunca me verás a mí.

—Lo siento no eres lo que necesito en mi vida.

Aquellas palabras de su boca cómo dagas envenenadas que atraviesan tú débil corazón. Ella luce tan serena que me causa escalofríos y sin embargo aún no desaparece aquel profundo cariño que le profesas.

—Entiendo, lamento no ser suficiente para ti.

¿Qué? ¿Acaso no conoces lo hermoso que eres? ¿Por qué? Simplemente déjala ir, las personas como ella no merecen un corazón tan puro como el tuyo, no debes culparte por nada.

—No vuelvas a llamarme, no quiero volver a verte. Adiós.

Es lo último que dice dejándote solo, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón destrozado, ahora entiendo porque a ella le negaron la protección de un ángel guardián y en su lugar lo protege un demonio vestido de piedras preciosas.

Nunca había deseado tanto ser un humano, ser escuchado por ti. Durante los incalculables años de mi inmortal y eterna existencia, jamás me había sentido tan ansioso además de estar llenos de conflictos en mi interior. Anhelo fervientemente cambiar tus pensamientos, convencerte de lo hermoso que eres porque esa es la única palabra que puede definirte "hermoso", un ser noble que apostaría serías un excelente ángel. Te veo llorar y temo que algo te suceda, no quiero que mueras.

Los dulces ojos que brillaban con intensidad, ahora se ven apagados, llenos de tristeza y lágrimas que han resbalado por tus mejillas durante todo el día, ese dolor de un amor no correspondido te ha atormentado durante semanas, no te has alimentado y tu rostro parece perder la vitalidad cual flor de otoño.

No puedo verte así, es que es todo lo contrario a lo que alguna vez creí, tengo miedo de perderte.

Pero al parecer eso es lo único que lograras si sigues abandonándote tanto y por culpa de alguien tan insignificante cómo lo es esa mujer, ella no es alguien que merezca un sacrificio tan noble como dar tu vida a cambio de migajas, no es justo para ti.

—¡Ni se te ocurra! — escuche una voz entrar a mi habitación justo antes de tomar la decisión más arriesgada de mi vida.

—¿Acaso no ves su estado?

Nadie entiende lo mucho que me preocupo por ti, los deseos por hacerte sentir bien, estar contigo, volver a ver esa sonrisa que tanto altera mi corazón y hacerte ver que todos tus pensamientos son tonterías, pues eres el ser más hermoso sobre la tierra.

—Él puede lidiar con eso, ahora mantente quieto.

Odio que las personas me alejen de ti, sé que mi vida correría peligro, pero ¿Y la tuya? ¿Acaso los humanos no mueren por la tristeza? Eso es lo que quiero evitar y volver a pintar una sonrisa en tus labios.

—Solo tranquilo, sé que saldrás de esto.

Susurre mientras sus ojos poco a poco se cerraban dejando que las sabanas arropasen tu cuerpo, todo saldrá bien porque tu ángel guardián no permitirá que mueras.

Heridas de un Ángel │BibleBuildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora