«No es culpa tuya, Ken, soy yo quien siente que está viviendo una vida ajena».
—.—
—Takemitchi, ¿alguna vez piensas que nos equivocamos cuando volvimos al pasado?
Mikey sorprendió a su amigo con aquella pregunta mientras tomaban un té frío en esa calurosa tarde de principios de junio.
Había ido a verle aprovechando que no tenía entrenamiento y que Draken y Thomas estaban en una sesión con el psicólogo de la escuela. Hinata estaba trabajando, así que estaban solos.
—¡¿Pero qué dices?! ¿Has olvidado cuántas vidas salvamos? ¿No recuerdas lo horrible que era el futuro del que volvimos?
—No me refiero a eso.
—Entonces, ¿qué?
—Últimamente hay algo que no deja de darme vueltas en la cabeza.
—Está bien, pues cuéntamelo.
Mikey puso el vaso sobre la mesa y dejó vagar la vista por la estancia. Se detuvo en una fotografía que estaba en la repisa; una que se habían tomado todos los amigos juntos en la boda de Takemichi y Hina. Sin decir nada se levantó y la tomó en sus manos, observándola un instante, antes de volver con ella al sofá donde estaba sentado.
—Creo que, al disponer de la información sobre el futuro, y aunque nuestra intención fue buena porque como has dicho evitamos muertes y dolor innecesario, también llevamos a la gente por donde creíamos que debía ir.
—No entiendo lo que quieres decir, Mikey.
Manjiro deslizó los dedos por los rostros de aquellos que aparecían en la foto y, sin levantar la vista, continuó:
—¿Cómo sabes que las elecciones que tomaron nuestros amigos fueron suyas y no nuestras?
—¿Eh?
—Quiero decir, nosotros sabíamos cosas y... siento que las utilizamos para provocar determinadas situaciones. ¿Qué pasa si no tuvieron la posibilidad de elegir por sí mismos lo que querían hacer con su vida? ¿Si acabaron actuando como nosotros pensábamos que debían hacerlo?
Era algo que se le había ocurrido unas semanas atrás, después de la última carrera en la que había participado con la ayuda de Inui.
Al bajarse de la moto y acercarse a su equipo para celebrar su primera victoria del año con Seishu como mecánico, vio al chico con la emoción reflejada en el rostro. Sus ojos mostraban un brillo que no había visto hasta ahora en él. Tampoco es que tuvieran una relación muy estrecha, pero le sorprendió gratamente su reacción.
Y aquella misma noche, mientras celebraban el triunfo con unas cervezas, le escuchó decir algo que no esperaba.
«Nunca pensé que esto sería tan increíble. Creo que me convencí de que lo mejor que podía hacer con mi vida era trabajar junto a Shinichiro en su tienda, como si hubiera estado destinado a ello. Que me gusta mucho, no me malinterpretéis, siempre he admirado a Sano, pero... no sé explicarlo, es como si... Siento que de alguna manera no me atreví a soñar con hacer algo más».
En ese momento Mikey sintió una pequeña incomodidad, pero no supo claramente qué era. Sin embargo, un rato más tarde, en la soledad de su cuarto, recordó cómo Takemichi y él habían estado hablando con Seishu sobre lo bueno que sería trabajar con alguien como Shin. Se lo habían repetido en varias ocasiones y, tal vez, con ellos nació su interés.
Una vez sembrada la semilla de la duda, Mikey se puso a pensar en el resto de sus amigos y se vio a sí mismo proponiéndoles «negocios», profesiones e ideas de futuro uno tras otro.
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CUANDO LLEGÓ EL INVIERNO
FanficDraken tiene una buena vida: un trabajo que le encanta, un niño maravilloso y un matrimonio feliz. O al menos eso pensaba, hasta que un día, al volver a casa, se encuentra con una carta de Emma y la noticia de que ha decidido marcharse. • Tokyo Reve...