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El pequeño Felix se hallaba sentado en el regazo de Hwang, ambos viendo la película animada que el primero quería.
Felix amaba las películas infantiles más que nada. Eran sus favoritas, podía verlas durante horas.
Pero Hyunjin lo único que podía ver eran esas hermosas y blanquecinas piernas descubiertas. Sólo anhelaba que llegase el reto número ocho, deseando omitir los anteriores. Sin embargo, solo iban por el tercero. Y tampoco era como si no disfrutaría los desafíos restantes.
Hoy sería algo más tranquilo, puesto que Felix solo debía mostrarle su ropa interior. No se suponía que hubieran toqueteos de más.
O al menos eso pensaba el rubio, apoyando su cabeza en el pecho del mayor.
—¿Te aburre la película, pequeño?—preguntó Hyunjin en su oído, para luego lamer el lóbulo de este.
El rubio se removió en su lugar ante su estremecimiento, reprimiendo forzadamente un jadeo.
—N-No, Hyung. P-Pero tengo un poco d-de sueño—bostezó, ahora acomodándose a horcajadas.
Hyunjin miro el reloj de su muñeca y se dio cuenta de que ya eran las doce y media de la noche.
—Hmm...—lo miró con una pequeña sonrisa ladina—. ¿Quieres tomar un baño caliente, y luego duermes?
El bajito asintió, levantándose y bajando un poco su short de jean, ya que éste se había apegado bastante a su trasero y se había subido, mostrando un poco de más.
Era normal estar vestido con ropa 'veraniega' en el departamento, debido a que la calefacción estaba un poco alta y hacia un mínimo de calor.
Caminó por el pasillo, sintiendo la penetrante mirada del alfa en su trasero y quizás, solo quizás, moviéndolo un poco para provocar a su Hyung, y llegó a su habitación.
Hyunjin relamió sus labios, sintiendo sus colmillos alargarse y sus músculos contrayéndose, obligando a dar un brusco paso hacia adelante, donde estaba el cuarto del menor.
Se sorprendió, ya que nunca en su vida se le había ocurrido algo como eso. Pero comprendió y afianzó la teoría de que, en serio, debí marcar aquel blanquecino cuello.
El omega salió de su habitación con su bata puesta, no llevando nada debajo de esta, y en sus manos traía la ropa que se pondría para dormir.
—¿Jinnie? ¿Se encuentra bi... en?—preguntó inocente, austándose un poco al ver el aspecto de su mayor.
