Prólogo

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Cuando los soldados llegaron parecía una mañana tranquila. Todos se encontraban haciendo sus labores habituales. No hubo una sola señal ni un solo ruido que les indicará que llegarían. Cuando finalmente ocurrió, estaban atrapados. Su destino estaba sellado.

Se podía ver como las fuerzas del ejército rompían y quemaban casas, de las cuales en un futuro ya no quedaría más que ceniza. No habría ni siquiera los indicios que ayudarían a recordar quienes eran los habitantes de aquel hogar y si tenían una vida feliz o no. Tal vez muchos no sabrían cuáles eran los sueños detrás de esas personas o sus miedos, su pasado que los ayudo a formarse hoy en día y en un futuro. Todo eso se lo llevarían entre una batalla que estaba sellada por el destino.

Algunos resistieron todo lo que pudieron, otros quizás no tuvieran tiempo de reaccionar, pero no se puede negar que todos aquellos que lucharon y resistieron: hombres, mujeres y niños, fueron las personas más valientes que puedas conocer.

Uno pensaría que viviendo de esto, te terminas por acostumbrar a ver a las personas morir y a tus camaradas caer. No podrían estar más equivocados. Claro, salvamos a cuantos pudimos apenas vimos que la batalla estaba perdida, sin embargo, tuvimos que dejar a otros atrás con todo el dolor del alma. Así que si alguien puede leer esto, díganle a todos ellos que lo siento. Siento no poder salvar a tu hijo, ese que engendraste y por el que luchaste para darle una educación y una vida de calidad. Siento no haber podido salvar al amor de tu vida, a ese con el que deseabas compartir el resto de tu vida hasta la muerte, sin imaginarte que esta los separaría antes de tiempo. Siento que tengas que dejar a tus amigos y esos momentos donde salían a divertirse, platicar un poco. Ese con el que sabías que podías contar para todo sin importar si llovía o nevaba. Siento tener que dejarte atrás, pero prometo que yo te recordaré y me encargaré de que te recuerden como la persona valiente que fuiste, por como luchaste por tus seres queridos y por tu libertad hasta el último momento.

No. Uno nunca se acostumbra a ver el fuego de una guerra, que quema y deja cicatrices que nunca se borraran.

O por lo menos yo prometo que nunca lo haré.

Voluntad de dragón #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora