SOUL EATER ( adaptacion yoonseok/ hopega)

capitulo 4

A la cuarta mañana, Yoongi estaba de mucho mejor humor. Me preguntó cómo era crecer en una de las ciudades exteriores. Le dije que estaba abarrotada y sucia y que no había suficiente de todo.

Le pregunté si estaba en contacto con los otros Soul Eaters. Dijo que sí, e incluso me dijo cuántos eran: siete. Pero supuse que los oficiales ya lo sabían. Al quinto día, parecía enfadado de nuevo, pero parecía dispuesto a hablar. Me preguntó si alguna vez había conocido a un incursor -un humano que eligiera vivir en los Páramos- y le dije que no, que no lo había hecho. Pero cuando le hice mi pregunta -cuánta gente mataba durante cada ciclo de tres años- se negó a responder. Molesto y sintiéndome algo traicionado, me levanté para marcharme. Mientras el sonido de los cerrojos al ser lanzados hacia atrás cortaba el tenso silencio de la habitación, Yoongi murmuró: "Inténtalo de nuevo mañana". Pero al día siguiente no quiso hablar en absoluto. Aun así, cuando me iba repitió: "Vuelve a intentarlo mañana".

Así que lo hice.

Parecía ser cada vez menos cooperativo, así que a la mañana siguiente Siwon me gruñó: "Última oportunidad, o pasaremos a otros métodos". Cuando entré en la celda de Yoongi, me di cuenta inmediatamente de que iba a ser más cooperativo. "Buenos días", dijo. Ahora estaba más acostumbrado a su voz sobrenatural y distorsionada.

-"Buenos días", respondí, tomando asiento frente a él.

-"Haz tu pregunta".

Hice una pausa, sorprendido. "¿No quieres preguntar primero la tuya?". Así habían sido todas nuestras otras interacciones como ésta. La capucha de Yoongi se inclinó ligeramente. "Hay algo más que quiero hoy".

Dudé. "Sabes que tal vez no pueda dártelo", le advertí con cautela.

-"Estoy dispuesto a arriesgarme".

Me inquieté, preguntándome qué iba a pedir, esperando que no fuera nada que quisiera inmediatamente para poder salir de la habitación y pasar la toma de decisiones a Siwon y Hee chul . Pero sabía que ellos estaban observando, y sabía que no querrían que hiciera nada que pudiera poner fin a esta rara muestra de cooperación de Yoongi. Dentro de lo razonable, podía conceder peticiones.

-"¿Puedes controlar y detener la Caza?" le pregunté, sacando de la lista de preguntas aprobadas que ahora tenía memorizada. Yoongi resopló y entrelazó los dedos sobre su vientre plano mientras se recostaba contra la pared de su celda, con las largas piernas abiertas sin cuidado. "Podría decirse que sí".

Apreté los dientes con frustración. "¿Puedes darme una respuesta directa?"

Aunque no podía verle la cara, tuve la impresión de que Yoongi sonreía bajo la capucha. Su voz baja y distorsionada sonó divertida cuando habló. "Puedo hacerlo si quiero".

Mis dedos enguantados se flexionaron sobre las rodillas, el único indicio de mi irritación que no fui capaz de reprimir.

Tuve la sensación de que Yoongi se dio cuenta de inmediato, aunque no pude ver hacia dónde miraban sus ojos. Pero también tuve la sensación de que no se le escapaba nada. "¿Vas a hacerlo?"

-"Primero, vamos a saber si podré tener lo que quiero hoy".

Exhalé lentamente y en silencio. Sabía que no iba a dejar su petición al azar. Iba a hacer un trueque para conseguirlo.

"¿Qué quieres?"

A paso tranquilo, Yoongi se incorporó de su posición encorvada, cruzando las piernas y apoyando los largos dedos manchados sobre las rodillas. Su pulgar repiqueteó ese dibujo en la rótula de su rodilla derecha, atrayendo mi mirada hacia allí una vez más. Permaneció en silencio durante mucho tiempo, pero no hablé para llenarlo. Finalmente, su cabeza encapuchada se inclinó lentamente hacia la izquierda, y el material se movió contra los largos cuernos negros que sobresalían de las profundidades de su capucha antes de enroscarse hacia la parte posterior de su cabeza. Un escalofrío invisible me recorrió la columna vertebral, sintiendo el peso de su mirada antinatural. Era algo oscuro y poderoso. Podía humanizarlo la mayor parte del tiempo, pero después de un largo período en su compañía, el peso de lo que era comenzó a descansar con fuerza sobre mis hombros y en mi mente. Tenía que recordar que no era humano.