Fyodor Dostoyevski era un tipo reservado, pero sabía como convencer a la gente de negociar con él, aunque más que un negocio lo que tuvo con Chuuya fue... diferente.
En realidad no sabría como describirlo, fue durante un viaje de negocios a Shibuya, los edificios enormes se extendían y las luces en la obscuridad resplandecían de colores distintos, mucho más alegre y menos sobrio que Rusia a decir verdad. Fue durante su estadía ahí que terminó en la empresa de N&M, se vería con el empresario líder de la compañía, Verlaine Nakahara, un hombre bastante rígido e inteligente. Y como siempre, el negocio terminó bien, pero, en el elevador, la conoció.
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La perfección en una mujer, pequeña, pero de rasgos finos, ojos celestes aterciopelados y una sonrisa orgullosa pintada de carmín que te congelaba con su sensualidad. Por supuesto, no podía faltar el montón de pecas salpicadas por su precioso rostro de porcelana.
Ella ni siquiera lo miró, aunque tenía ese impacto en la gente, extranjero, desconocido, ella nos se inmutó.
Carraspeo un momento y cuando ella se giró a mirarlo, bueno, es difícil de explicar, pero estaba seguro de que una especie de inquietud mezclada con admiración lo rodeo. "Fyodor Dostoyevski" había dicho, con una suave mueca de sonrisa. La pelirroja pestañeó varias veces antes de responder amigablemente. "Chuuya Nakahara".
Una ola de sorpresa lo golpeó. "¿Nakahara?", la pelirroja había asentido moviendo su cabeza con delicadeza.
"¿Cómo Verlaine Nakahara?".
La chica se mostró sorprendida también y de nuevo agito la cabeza afirmando. "Su hermana menor". Respondió entonces.
Claro que fue incapaz de ver a otro lado, cuando te sorprendes encontrando a alguien tan perfecta como ella, no puedes dejar de admirarla, pensó que esa sería la última vez que la vería, pero se equivocó, no, la volvió a ver poco después, cuando Verlaine le invito a una cena en la que ella estuvo presente, tendría que enterarse más tarde que Chuuya Nakahara la perfecta princesa de Verlaine, era en realidad una estrella de rock en ascenso.
Claro que lo tomo por sorpresa, pero eso no la hizo menos atractiva hacia sus ojos. Ella era sorprendente, inteligente y refinada. Por supuesto que Fyodor deseo poseerla desde el primer momento. Cuando tenía esa sonrisa tan brillante, cuando hablaba tan cálida. Era un abrazo de verano en el cruel invierno que había conocido toda su vida. Cuando escucho que ella se iba a un viaje de vacaciones con una amiga, un impulso animal lo hizo detenerla. Recordaba haberle dicho que la invitaba a volar y que el mismo la dejaría hasta ahí. Había tensión, bastante para ser exactos, Chuuya accedió, y tras unos días pasándolos juntos, decidieron cambiar el rumbo a la desconocida Rusia para Chuuya.
Prometió regresarla pronto, pero una semana se convirtió en un mes y la atracción hizo lo suyo, debía admitir que se esmeró en cortejarla y lo consiguió. Chuuya acepto, y honestamente hasta hoy se le complicaba entenderla, al principio pensó que había sido por el dinero, no le molestaba, tampoco la amaba, solo deseaba su belleza, un hombre como él no estaba seguro de haber experimentado el amor alguna vez y dudaba genuinamente que ocurriese en algún momento.
Así que pensó que si le daba todo a la pelirroja podría quedarse con él, no entendía si Chuuya le había amado o no, los sentimientos eran algo tan complicado como para un cascarón como él.
Cuando se cumplió el tercer mes, le propuso matrimonio, fue repentino, pero la sensación de perderla emergía desde el interior de su alma torturada. Ella aceptó, aunque no estaba seguro de si había sido ella o el vino quien respondió, pero la ceremonia se hizo y hasta entonces una gran parte de las hectáreas Dostoyevski han pertenecido a su querida pelirroja.
No fue algo banal porque cuando les solicitaron volver, el regreso con ella a Japón como parte del recuerdo y como esposo. La noticia había conmocionado a todo el mundo, Kouyou Ozaki su representante y a quien más le tenía cierta confianza su amada pelirroja, fue la primera en asaltarlo con preguntas intrusivas y hostiles.
No la culpaba, pero aun así fue molesto tener que explicar absolutamente todo.
Había una chica ahí, su nombre era Dazai, la conoció poco porque no duró demasiado tiempo casado con Chuuya, el alma libre de la chica de mirada celestial, era demasiado grande y libertina como para soportarlo. Esa castaña de orbes obscuros que la mitad del tiempo la pasaba ebria y la otra mitad besando a alguna chica que se le cruzara, lo odio desde el primer segundo, ninguna cosa que particular en realidad. Todo se derivó a que tenían personalidades demasiado similares, más de lo que querrían admitir incluso. Pero, había una clara diferencia entre los dos, todos lo notaban, él lo noto, apostaba a que Chuuya también.
Después de todo, él no había sido el elegido final. Estar con ella fue aceptar que iban a romper su orgullo, no diría corazón porque jamás sintió, simplemente espero a ser él, no lo fue. No, definitivamente Dazai Osamu jugo ajedrez desde la primera vez, y aunque había muchas chicas con las que siempre se le veía, sintió la envidia desde el primer segundo que llegó con Chuuya. Al principio no fue muy notable, pero el rojo brillaba en su mirada cuando los encontraba besándose, su amada pelirroja no le dejó tocarla en ningún momento desde que volvieron, como si su toque fuera repelente e indeseado, los cuatro meses a su llegada le vio poco, salía a entrevistas y presentaciones, aún no estaba discutida la fecha del nuevo álbum que ella protagonizaría junto a la otra, pero se hablaba que en un par de semanas más iniciarían con ello.
Fue cuando empezaron los problemas con la pequeña muñeca japonesa.
Como explicarlo, parecía estar enojada todo el tiempo, fastidiada porque Fyodor no era capaz de entenderla, si de aceptarla, pero no comprendería nada de lo que ella decía y por mucho tiempo eso la molesto hasta que exploto sin más.
A dos semanas de iniciar la nueva preparación para el álbum que marcaría a Tainted Sorrow con números más grandes, ella le pidió que se separaran. Él volvió a Rusia junto a los anillos de boda y un papel que tuvo que mandar por correo después.
Es trágico cuando sabes que quieres algo, pero esto mismo no será capaz de quedarse contigo, es por eso que las interacciones con los demás siempre le parecieron tan banales.
No estaba seguro de amarla, odiarla o desearla.
Solo sabía que por un instante la tuvo, y cuando ya no, sintió una gran perdida, como si le hubieran hecho un fraude fiscal, no podría decir que se molestó o enfado con ella, Chuuya quería más de lo que él le podía entregar, y lo acepto cuando la miro ver a Dazai con esos ojos celestiales que nunca lo miraron a él así.
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CHUUYA & TAINTED SORROW ||| [soukoku Fem]
RandomAu Band Soukoku Fem Ella era la cálida brisa de mar oceánica, con la mirada azul terciopelo, y una presencia que te hacía enloquecer. Ella era la fría noche de invierno, el cabello castaño obscuro alborotado te hacía suspirar, con sus ojos marrones...