Cinco

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Cinco

Una semana después

Estaba allí de nuevo...

Hacia frío, estaba oscuro, tenía miedo... Pero no era su miedo, era de alguien más. Prácticamente podía olerlo.

El lugar parecía no tener principio o fin, era sólo un gran agujero negro. Ni siquiera podía ver su mano, aunque la pusiera frente a su cara, podía sentir su cuerpo, pero no veía nada de él. Sabía que estaba sentado sobre algo. Era suave, ¿tal vez una cama?

Naruto palpó sólo para asegurarse que parecía ser una cama, pero no quiso moverse. Un sonido le hizo girar la cabeza hacia la derecha, pero seguía sin ver nada del lugar. Se sintió vulnerable, y ese miedo que podía sentir en el ambiente tenía a su corazón golpeando en su pecho, duro y constante.

— Sólo hazlo....—, escuchó el susurró, pero no pudo identificar de dónde venía. Parecía venir de todos lados—. Hazlo, hazlo...— pidió la voz.

— Tengo miedo...—, murmuró otra voz, está era más suave, más dulce y no tan tenebrosa cómo la anterior.

Naruto si pudo saber de dónde venía esa voz, de delante de él. Pero aún no podía ver quién eran. Tragó el nudo que sentía en su garganta antes de hablar.

—¿Hola?— le habría gustado hablar normal, pero la palabra salió murmurada.

— Hazlo, hazlo...— volvió a repetir la misma voz tenebrosa que parecía provenir de todos lados.

Una rendija de luz se coló por el lugar, Naruto lo sintió como si le apuntaran en la cara con una luz muy potente y tuvo que taparse la cara con la mano. Parpadeo rápido, acostumbrando a sus ojos a la nueva luz. Bajó lentamente la mano cuando pudo ver mejor y se le cortó la respiración, lanzando un jadeó, al ver la silueta de una mujer en lo que parecía una puerta.

Ella parecía tener un largo vestido de época, de un color claro. Era alta, su cabello llegaba hasta las caderas, brillante, lacio y negro. Por alguna razón, tal vez ella lo había escuchado jadear, giró su rostro para verlo por encima de su hombro. Naruto soltó la respiración contenida al ver su hermoso rostro. Limpio, blanca como la nieve, la chica tenía una pequeña nariz respingona y sus labios eran gruesos y rojos, no de una manera exagerada, eran un rojo natural.

Pero sus ojos lo mantuvieron en su lugar. Grandes y grises, parecía poder ver su interior.

En su cuerpo reventó la piel de gallina mientras ella parecía verlo. La luz sólo le permitía ver la mitad de su rostro y cuerpo. La mujer movió lentamente los labios pero él no llegó a escuchar lo que decía.

Naruto quiso levantarse, ir hacia ella para verla mejor, pero su cuerpo parecía no poder reaccionar a sus órdenes. Tampoco podía apartar la mirada de ella, así que notó cuando sus facciones se transformaron de curiosa a asustada. Él volvió a sentir ese miedo, parecía recorer su cuerpo como si fuera algo palpable, haciendo que los pelos de su cuerpo se pusieran en punta.

No se podía mover, ni siquiera cuando ella se volvió completamente hacia él, moviendo sus labios pero sin que él pudiera entender lo que decía.

Entonces una gran sombra apareció a la espalda de la chica, él quiso advertirle, pero no podía hablar. La impotencia lo golpeó duro. Esa gran sombra la tomó desde la cintura y los preciosos y diferentes ojos de la chica se agrandaron con horror.

—¡Ayúdame!

Naruto se despertó con un gritó, sentándose en el viejo sofa y agitando los brazos y piernas, quitándose el cobertor que se había puesto por el frío de la noche. Su respiración era de jadeos duros, como si hubiera corrido varios kilómetros. Su corazón estaba dolorosamente agitado en su pecho.

Él apoyó los pies en el suelo, mientras se doblaba e intentaba relajarse. Un gemido llamó su atención y abrió los ojos para ver la cabeza de Kurama sobre su muslo. El perro lo miraba con sus grandes ojos negros, como si estuviera preocupado. Naruto resopló y acarició su mollera.

— Sólo ese sueño de nuevo, Kurama —, le habló al perro.

El fuego de la chimenea estaba casi extinto, pero la casa parecía más fría y grande de que cuando se fue a dormir. Miró arriba de la chimenea, para ver el reloj que había puesto allí. Las 5 am, temprano. Pero estaba seguro que no podría dormir de nuevo. Suspiró mientras se pasaba ambas manos por la cara, su barba pinchó sus palmas.

— Creo que tendremos que empezar nuestro día más temprano—, le dijo a su cachorro mientras se levantaba para ir a la cocina.

Kurama lo siguió mientras preparaba todo para que desayunen los dos. Dejó el plato de Kurama en el suelo y él caminó hacia el baño que estaba al lado de la cocina.

Suspiró al apoyar las manos en la pared, a cada lado del pequeño y viejo espejo que había justo al frente para limpiarse el rostro. Ni siquiera miró su reflejo. Ese sueño lo asaltó, fácilmente, tres veces ya. Sabía lo que esperaba en cada final, sabía que la sombra se llevaba a la mujer, pero siempre sentía lo mismo. La primera vez había despertado asustado, creyendo que había sido real. Había tardado unos buenos minutos en tranquilizar todo su cuerpo.

Abrió la canilla de agua, esperó unos minutos mientras la vieja cañería hacía el ruido de succión, hasta que largo el agua fría. No presto atención mientras se lanzaba el agua helada a la cara para lavarse y mojarse el cabello. Tomó su cepillo y lo mojó para poner su pasta de dientes y comenzar a lavarse la boca. Se apoyó en el lava manos y levantó la mirada, por primera vez conectándose con su reflejo.

Ojalá pudiera ayudar a esa mujer, pensó, pero era sólo un sueño.

Escupió la pasta y dientes y se enjuagó con agua para luego cerrar la canilla.

— Sólo un sueño—, se dijo a si mismo para ir a preparar su café y comenzar su día.

— Sólo un sueño—, se dijo a si mismo para ir a preparar su café y comenzar su día

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Continuará...

Esta es la imagen que hizo Bettelgeusee para mí historia! Muchas gracias por pensar en ella. Me encanta 🥰

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