Capítulo 5

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Narra Nayara

Me suena el despertador y, en cuanto lo paro, me doy una vuelta en la cama. Odio levantarme. Escucho ruido en la cocina, por lo que supongo que mi padre aún está en casa. Normalmente se va temprano pero como hace un poco el horario que quiere, no me extraño demasiado.

Mis padres se separaron cuando yo tenía 11 años. Para muchos el divorcio es una tortura, pero a mí realmente no me afecta tanto. Estoy bien tal y como vivo. Mis padres no se llevan mal, son amigos, así que no discuten como antes. Tengo dos casas y voy dónde quiero. Mi madre vive con su nuevo novio, el cual me cae genial. Por ahora vivo con mi padre porque está más cerca de la universidad, del gimnasio y, además, él está solo. Así le hago compañía. Convivir con él es difícil porque tenemos caracteres muy fuertes los dos y discutimos demasiado. Pero he adoptado una forma de vivir aquí que se basa en pasar olímpicamente de lo que él haga y diga, restándole importancia. De esta forma me afecta menos y consigo reducir el número de peleas padre-hija.

Bajo a desayunar tranquilamente y le veo haciéndose unas tostadas. Le doy los buenos días y me pongo a preparar mi bocadillo. A esa hora de la mañana, mi estómago no acepta comida pero dentro de unas horas moriré de hambre. A la vez, me caliento un vaso de leche.

- ¿Con quién estuviste anoche? Llegaste tarde.

- Con un amigo. - le digo cortante. Me sorprende que me pregunte porque sabe que no me gusta que se meta en mis asuntos. Ya está acostumbrado a que después de un entreno vaya afuera a cenar.

- ¿Y se puede saber quién es?

- No lo conoces. Además ¿qué más da?

- Da que soy tu padre y tengo derecho a saber con quién demonios va mi hija.

- Ya soy mayor, papá. Deja de tratarme como a la niña que no soy. Sabes que no me gusta.

- Y a mí no me gusta que subas al coche con un chico a solas.

- ¿Me espiaste? ¡No me lo puedo creer!

- Todos hemos tenido tu edad. Y sé qué intenciones tiene un chico cuando te lleva a casa.

- ¡Deja de meterte en mis asuntos! Las intenciones que tengan con respecto a mí, las solucionaré yo solita. - Lo fulmino con la mirada. Esa mirada cargada de odio que sabe que no trae consigo nada bueno. Ha traspasado el límite. - A parte, y si soy yo la que tengo intenciones con el chico ¿qué pasa?

- Ni se te ocurra. Eres demasiado joven.

- No me vas a prohibir hacer nada.

Y dejándolo pasmado, me voy. Sé que lo he pillado por sorpresa. Hasta hace un año, creía que yo era la hija buena y santa que todos quieren. Tenía poco carácter y me dejaba dominar bastante por él. El único motivo que había para hacer eso era que lo veía demasiado poco y cuando estaba con él, no quería enfados entre nosotros. Pero ahora que vivo con él, soy más consciente de la realidad. Además, he cambiado y aprendido a ser yo misma. Así que voy a todos sitios con mi carácter y no lo escondo. Mi padre ya no me intimida como lo hacía antes.

Recojo mis cosas y me voy a la universidad. Mi padre no se despide de mí. ¿Quiere mostrarse enfadado? Que lo haga. Yo también puedo comportarme así y me resultará más fácil que a él. No es nadie para quedarse en la ventana esperando a que llegue. ¿Debió oír lo que me dijo Lucas? Espero que no. Y si lo hizo, supongo que por eso se imagina las supuestas intenciones del chico. Pero no sabe la relación que tenemos, no sabe que le pegué un puñetazo y no sabe que todo eso me lo dice en broma. Me pregunto si estará enfadado por hundirle mi puño en el estómago. Si lo está, mala suerte.

¿Siempre eres tan serio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora