Aléjate del Becario

Una abeja.

W A R N I N G
+ 18

Y bien, ¿el líbido de Eren tenía límites? No dentro de lo creíble. Aún menos cuando Levi se había atrevido a hacerle una broma desagradable.

Desagradable porque involucraba al ser más desagradable de la historia. Farlan Church.

Por primera vez en toda su carrera universitaria agradecía los genes intimidantes de Eren. Porque sí, su futuro marido era un hombre guapo. Lo bastante para ser considerado inclusive un ícono de la moda en ciencias, portada de muchas revistas y libros. Pero aún así tenía esa forma tan peculiar de ver a la gente y hacerla sentir insignificante. Y esa era la mirada que les lanzaba siempre a todos los alumnos que se cruzaban en su camino cuando iba caminando junto a él.

Por eso todos le evitaban. Y no crean que no le causaba molestia. Eso podía llegar a ser incluso un... complejo. Pero tras ver que no podría cambiar esa cosa en particular de Eren, encontró otro camino para hacer amigos.

Ahora podía caminar tranquilo por los pasillos sabiendo que nadie podría verle, mas que los maestros.

— ¡Oh, Levi!

Y hablando de maestros.

— Profesor Erwin.

Joder, que no era solo un maestro. ¡Era el maldito director!

— Wow, tu voz está mucho más grave... —señaló tras escuchar su voz— Ya se me hacía raro que llevaras mascarilla, ¿estás enfermo?

Levi asintió. Amaba la inocencia del hombre mayor. Ahora por lo menos no tendría que preocuparse por él. Lamentablemente, cualquier niño pervertido que le viera daría justo en el clavo.

— ¿No... preferirías ir a casa? No te ves muy bien...

Y cómo no diría eso. Estaba tembloroso, con la piel roja por todas partes, y sus ojos llorosos. Inclusive se abrazaba con sus propios brazos como si se estuviese muriendo de frío, a pesar de que el clima era tan agradable. Maldito Eren. Malditas clases. Y maldito vibrador.

Y vaya que si Dios estaba ahí, no escuchó sus quejas. Dió un salto disimulado al sentir crecer la intensidad de la vibración.

Maldito Eren, de nuevo.

— ¿E-estás bien?

Y Erwin, por supuesto, no lo había dejado pasar. El sudor frío comenzaba a recorrer su cuerpo, y la penetrante mirada de Erwin no hacía más que ponerle los nervios de punta. Sus pezones poco a poco comenzaban a ponerse erectos, y el lubricante en su trasero desbordaba como agua. Sentía que en cualquier momento el vibrador se resbalaría y caería al suelo, dejándolo expuesto. No podía. No podía permitirlo. Así que cerró su culo a pesar de que eso le provocaba recibir más placer. Solo esperaba poder llegar a la oficina de Eren antes de que alguien se diera cuenta.

— ¿Quieres que llame a Eren? De verdad que te ves mal...

Levi negó, y la intensidad del vibrador subió aún más provocando que cayera al suelo, juntando sus muslos con todas sus fuerzas.

— Diarrea...

Un silencio incómodo se hizo presente. ¡Estaba tan avergonzado! ¿Diarrea? Pero es que no podía haber dicho algo más inteligente. Había quedado como un cagón, y enfrente del director.

"Eren Jaeger. Si estás presenciando esto tras alguna esquina, espero que estés rezando".

— Oh... Ya veo... ¿Necesitas-

— No...

— ...

— ...

— ...¿Llegarás solo?