— ¿Trece días? —Levi escuchó la estupefacta voz de Zeke desde su escondite.— ¿Es porque te sonó muy poético, imbécil?
Eren estaba hablando con él por teléfono acerca de algo que desconocía, pero que aún así le tenía preocupado. Porque Eren se estaba comportando bastante extraño.
— ¿A quién llamas imbécil, lame botas?
— ¡A quién más! Ese tipo de decisiones no se toman en un abrir y cerrar de ojos, idiota.
Un suspiro resonó por la cocina, y algo se removió dentro de Levi.
Eren no la estaba pasando bien. Y él, se suponía, no estaba enterado. ¿Qué tan serio sería como para tenerlo que hablar con su hermano, residente de Canadá, y no con su prometido, que vivía bajo el mismo techo?
Y es que, aunque Eren estaba siendo el mismo hombre animado, bromista, e impulsivo que había conocido desde siempre, ahora no faltaba día que viera su mirada nostálgica. O que le hablase y éste estuviese perdido en sus pensamientos. Inclusive el sexo había sido más tranquilo, como si Eren buscase quedar marcado por completo en él, con paciencia... En cada una de sus acciones había un extraño comportamiento, y ya llevaba así por varias semanas.
Si Eren tenía más confianza con su hermano para ese tipo de cosas, él no tenía ningún problema. Pero el hecho de que se encontrase mal, y tan cerca de la inesperada llegada de su tío, le hacia tener un mal sabor de boca.
Porque, si tenía relación con aquello, aún no se sentía capaz de resolver nada.
Porque sabía que su comportamiento había sido un poco raro, y de verdad juraba que se estaba tomando su tiempo para procesar cada uno de sus sentimientos. Pero aquel día había sentido una extraña felicidad, mezclada con odio, resentimiento, y amor. Y no entendía, porque deseaba aborrecer a Kenny, y no podía. Porque aunque su relación con Eren era más profunda que las raíces de una palma, aún se preguntaba qué sería lo que pasaba por la cabeza del viejo al verlos viviendo juntos.
¿Qué pensaría acerca de su relación? ¿O de sus planes?
Se comenzaba a preguntar... si tendría una opinión sobre él. Y cuál sería.
Entonces, desde la cocina pudo escuchar un "Levi". Eren le estaba llamando. ¿Cuándo había terminado de hablar con su hermano? Tras unos segundos, entró por el marco. No quería que Eren supiese que estaba escuchado aquella llamada tan privada.
Al entrar, pudo ver a Eren tranquilo, como siempre, vaciando unas cuantas palomitas en un bowl. Entonces notó su presencia, e hizo lo que Levi creyó que haría. Sólo le miró con una sonrisa melancólica, en silencio. Como si le estuviese tomando una foto mental.
Pasó saliva.
— Ohh... —fingió impresión, mirando el bowl— ¿A qué se debe semejante manjar?
— Mi pequeño tiene el fin de semana libre... —dijo quedo, acercándose a él para abrazarle por la espalda.— Supongo que debería reservarlo para mí.
Levi rió leve, sintiendo un beso de Eren en su cuello. Suspiró. El ambiente era un poco pesado y desanimado. Entonces verían películas...
— ¿Qué película veremos?
— No sé, es tu turno de escoger.
— ¿Enserio? —Levi suspiró mientras caminaba hacia el sillón con el bowl en mano, y de un salto se subía en él, dejándole su espacio especial a Eren.— Entonces tendrá que ser una película de misterio.
— Perfecto.
Y así, tras una batalla campal para hacer que Eren le cediera el control, y tras unos codazos y unos besos (ataques sorpresa), por fin estaban viendo "Aguas profundas". Y parecía tener una trama interesante... O bueno, por lo menos Levi no lo sabía, porque recargado sobre el hombro del castaño, no podía dejar de pensar en si estaba bien.
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Aléjate del Becario
Hayran KurguMaterias generales, un doctor guapo, y su fiel becario. Detrás de aquello, estos dos tienen una historia más profunda de lo que sólo dejan ver en su ámbito escolar. ¿Cómo terminaron siendo tan cercanos? Sin importar todo aquello.. Hay algo que sin...