Él era un "gato negro", solo concentrado en el trabajo, ella, un "golden retriever" con energía de sobra.
¿Qué puede pasar si sus mundos chocan repentinamente?
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Lia se despertaba todos los días por el sonido de la molestosa alarma, que le anunciaba el inicio de su día. Pero esta vez fue diferente, pues su mamá la movía bruscamente tratando de que se levante de una vez.
— Lia, este es el tercer llamado — decía su madre mientras le quitaba la sábana — si no te levantas en menos de 5 segundos, ya sabes lo que pasará.
Esa fue la palabra decisiva para que ella se parara rápidamente de su cama, motivo por el cual se mareó al principio y volvió a caer en esta.
— Sí mi general, estoy despierta. — dijo mientras que hacía el gesto que hacen los militares — por favor, absténgase de tomar medidas.
Su madre soltó una pequeña risa — Tengo una noticia para ti, hija, pero creo que deberías leerla por ti misma.
Lia agarró el celular que su mamá le estaba extendiendo y leyó el mensaje de su mánager.
"Laura, a Lia la llamaron para un casting este miércoles en una película en Los Ángeles, creo que se llama We Can Be Heroes, aunque creo que el nombre sigue en discusión. El trabajo es prometedor, puede abrirle a Lia muchas puertas en la actuación, así que le conviene mucho. Por favor mantengan total discreción, veré la forma de que puedan ir mañana martes para que estén un día antes. Avísale a tu hija lo antes posible, te mandaré el libreto."
Una sonrisa se esbozó en su rostro.
— ¿Me dejarás, mamá? Ya sé que no vivimos en Los Ángeles, pero podríamos ir, y si me escogen, quedarnos allí. Por favor, por favor, por favor... — Rogó Lia con un brillo en sus ojos.
— Claro hija, no te preocupes por eso, ya veré yo. Te pasaré el libreto y podrás empezar a practicar.
Las dos sonrieron y se abrazaron emocionadas. Lia tenía una nueva oportunidad.
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Por otro lado, Nathan ya estaba levantado y desayunando mientras veía televisión, cuando la oferta de trabajo llegó.
Sus padres y él estaban muy emocionados por la oportunidad, más porque esta podría hacer más reconocido a Nathan y le beneficiaría mucho.
Al ya vivir en Los Ángeles, a él solo le tocaba practicar su libreto para el casting y prepararse mucho para poder ser aceptado.
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El día miércoles, tal y como había sido planeado, ambos jóvenes se acercaron a la locación para tomar el casting, a diferentes horas, para evitar las multitudes.
