Él era un "gato negro", solo concentrado en el trabajo, ella, un "golden retriever" con energía de sobra.
¿Qué puede pasar si sus mundos chocan repentinamente?
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Nuestra protagonista se encontraba todavía dormida en su habitación, hasta que al fin decidió levantarse, después de estar un buen rato simplemente con los ojos abiertos reflexionando de la vida.
Pensándolo bien, casi siempre Lia duerme en cada capítulo, ¿esto dirá algo de ella? Nahh.
Al levantarse de golpe, la visión borrosa comenzó y se cayó de espaldas a su cama, algo habitual en ella, la verdad, a veces le daba miedo, pero seguía viva, eso era lo importante.
Era temprano, sorprendentemente, pues ella solía levantarse a las 11 en los fines de semana. Bien, pensó Lia, pues quería ir a casa de Nathan a agradecerle por traerla a su casa después de dormirse en sus hombros. Su madre no le había dicho nada, pero ella tuvo recuerdos vagos de él dejándola en su cama mientras se vestía para bajar a desayunar.
Después de comer, solo había un problema: Su celular, el cual se había apagado ya que no lo dejó cargar toda la noche, así que no le pudo avisar a Nathan que iba a su casa, pero no había gran problema, pues él se levantaba demasiado temprano a... hacer nada, según la ojiazul
Tocó el timbre y la recibió el castaño, despeinado, con pantalones de pijama y un suéter gris.
- ¿Lia? Son las 8 de la mañana, ¿Qué haces despierta? - dijo sorprendido Nathan, mientras se arreglaba el cabello
- ¿Sorprendido, Blair? -sonrió la castaña
- ¡Lia, querida! - interrumpió la madre de Nathan - ¡Bienvenida, pasa!
- ¡Ah, buenos días señora Susan! Solo venía a agradecerle a Nathan un favor... - saludó Lia, entrando a la casa
- ¡Ay, sí! ¡Laura me mandó la foto, salen tan lindos! Quizás ya... - Nathan interrumpió, cerrando la puerta.
- ¡Mamá! Dios, espero que nadie más haya visto esa foto
- ¿Qué foto? - preguntó extrañada la castaña
- Agh, cuando llegué a tu casa tu mamá me abrió la puerta y nos tomó una foto. Tú dormida en... Ya sabes, eh, la cosa es que circuló entre nuestros padres. - explicó Nathan
- Oh, espero que no salga de allí entonces - sonrió Lia - ¡Ah, Nath! Préstame un cargador, mi celular está muerto. Y préstame tu libreto para repasar, je, je.
Los dos chicos se dirigieron a la habitación del castaño, para buscar lo que Lia necesitaba.
- ¿De paso me enseñas la foto? - sonrió Lia, enchufando su celular y encendiéndolo.
-- Ni muerto - respondió Nathan, buscando su libreto - Seguro me veía horrible
