CHAPTER TWO; a warm encounter

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[un encuentro cálido]

[un encuentro cálido]

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☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

— ¿Así que tú eres la que se mudó ayer? — dijo Nathan confundido

— Pues sí, esta será como mi casa temporal hasta que terminen las grabaciones. Yo no vivo en LA —respondió Lia — bueeno, entonces nos veremos más de lo que desearías tú, seguramente.

— Bah, no soy tan amargado, mira que te di mi chaqueta

— Ahora lo usarás como método de chantaje, bien. Pues toma tu chaqueta. — la castaña quiso sacársela, pero el frío invadió su cuerpo — pensándolo bien, luego te la entrego — dijo mientras que se la colocaba de nuevo.

— No importa, dámela cuando termine la lluvia, si quieres. Ya sabes donde vivo. Adiós — se despidió el castaño mientras que abría su puerta.

— Hasta luego — dijo Lia casi en un susurro — Vaya, que tipo más extraño. — habló cuando entró a su casa — ¡Ma, ya llegué!

— Dios, hija. Está lloviendo y no llevaste chaqueta, te enfermarás — empezó a decir su madre, saliendo de la cocina — ¿Y esa chaqueta? Pensé que no habías llevado.

— Eh, larga historia. En resumen, uno de mis compañeros de elenco es nuestro vecino y me prestó su chaqueta. Más tarde iré a agradecerle y devolvérsela.

— ¡Qué chico tan amable! Deberías llevarle unos cupcakes que horneé también. De agradecimiento.

— Si supieras.... — pensó Lia — Claro, ma. Iré cuando termine la lluvia. — le dijo, para luego subir a su cuarto.

Era relativamente grande, Lia había hecho su mayor esfuerzo para decorarla a su gusto, así que los pósters de Taylor Swift y toda su discografía no podían faltar. Se dispuso a buscar una polera para cambiarse, pues conociendo su torpeza, podía manchar la chaqueta de Nathan haciendo literalmente cualquier cosa.

Agarró una polera amarilla que le quedaba floja y dobló cuidadosamente la chaqueta, cuando de repente, voltea a su ventana y lo ve. Nathan estaba con un libro, sentado en un puff en lo que, supuso, era su habitación. Como por arte de magia, él también decidió levantar la vista y sus miradas chocaron.

Lia arrugó las cejas y se acercó a su ventana, mientras que el castaño hacía lo mismo.

— ¿Por qué no te puedo dejar de ver en todos lados? – habló él primero

— Eso mismo digo yo, pero mira, te atormentaré hasta en tu cuarto — respondió ella sacando la lengua — no te librarás de mi, amargado.

— Pues yo te atormentaré antes, solecito.

MY BUTTERFLY; nathan blairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora