Once

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Ya era tarde en el hospital, así que decidí visitar la casa de Luke; quería recordar algo de él, tener algo suyo para que siempre estuviera a mi lado, así tipo película romántica. Busqué en sus cosas algo que tuviera valor para él pero no lo conocía lo suficiente como para saber que era lo importante para él. Me senté en su cama ,todavía tenía su perfume y pensé en llevarme eso, pero no creo que pueda colocarme perfume, metí la mano debajo de la almohada y las yemas de mis dedos dieron con una libreta. Su libreta de dibujos. Agarré la libreta y la abrí: En la primera página estaba pegada una foto de toda su familia; en la segunda, había un retrato de su hermana en un columpio con flores en su tirantes; en la tercera, era un niño (al que no se le veía la cara) viendo hacia la ventana con un libreta y un lápiz en la mano; en la cuarta, estaba el retrato que el me hizo; en la quinta estaba yo, otra vez, sentada cerca de la fuente; en la sexta, estaba yo, en el bus escolar; en la séptima, estaba yo, llorando, en el cementerio.

Seguí pasando las páginas y habían más dibujos míos en diferentes lugares, no sabía que él se la pasaba retratándome, creí que estaba enamorado de Lina. En la última página de la libreta estaba escrita una carta:

Querida Lía:

Espero que cuando estés leyendo esto hayas conseguido tu objetivo y estés feliz allá arriba como yo, probablemente, lo esté acá abajo. En este poco tiempo que he estado contigo me la he pasado de maravilla, no suelo agradarle a las personas y me hace tan feliz que te agrade a tí. Te he dado tanta confianza y aprecio como tu puedas darme a mí, creo que he malinterpretado las cosas, y en mi ha crecido un sentimiento que no esperaba que creciera en una persona como tú. ¡Demonios! creo que no se como hacer una declaración, así que sólo me queda decir que te ves hermosamente pálida con ese vestido blanco. Pareces un hermoso fantasma.

Con amor, Luke.

Crónicas de un ángel en la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora