Siete

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Estaba en el hospital junto a la camilla de Luke, quien tenía varios cables conéctados a su cuerpo, moratones en su cara y en sus extremidades y mucha sangre.
-Dios, por favor, no dejes que se muera. He hecho todo lo que me has pedido. ¿Cómo es que me haces esto?
-Tal vez así él lo quiso.
-¿Gabriel?- me di la vuelta y ahí estaba él con su cabello rizo y ojos azules, con esa pose seductora que sólo el sabe hacer. -¿Qué haces aquí?
-A mi también me da gusto verte-Dijo el rodando los ojos. Me limité a sonreír, bueno, a intentar sonreír.
-¿Crees que se pondrá bien?
-No.
-Gracias por tu apoyo moral.
-Escucha, no soy de esas personas que te dirán que todo va a estar bien cuando en realidad sabemos que todo va a salir mal, pero de eso se trata. La vida nos pone situaciones cómo estas todo el tiempo y no es la manera de como evitamos el fracaso y la pena , es la manera de cómo afrontamos el fracaso y la pena. Te lo dice alguién que ya vivió.
-Mira, Aristóteles, yo también estoy muerta por si no lo recuerdas.
-No arruines mi momento filosófico.
-Yo diría maternal.
-No es maternal. Si fuera maternal te hubiese dicho: "Si hija, pero usa un suéter que hace frío"- Dijo el con una voz de anciana alborotado mi cabello.
-Gracias, de verdad significa mucho que...
-No te pongas marica, ahorra el discurso y dame un abrazo.
Y así lo hice.

Crónicas de un ángel en la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora