Diez

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Me acerqué a la sala de espera de hospital donde se encontraba una familia, realmente grande: Una mujer delgada, baja y de cabellos rizados rubios; un hombre alto, delgado y cabellos castaños; dos gemelos uno rubio y otro castaño, y un chico alto, delgado y cabello rubio. Todos con ojos verdes. Me dirigí a la camilla de Alexandra y vi que era muy linda, algo tierna: Ojos color verde, cabello lacio y Castaño claro, delgada y pequeña. Parecía tan indefensa, frágil, pequeña. Sentí un poco de lástima por ella.¿Cómo una persona tan pequeña puede ser tan fuerte como para seguir con vida?
-Hola, Alexandra- le susurré- Me llamó Lía, yo te voy a cuidar. No dejaré que te mueras, linda. Tienes que ser fuerte, tienes que quedarte, tienes a una familia que espera por ti allá afuera, supongo que es tu familia porque se parecen mucho a ti. Vamos, linda, todo va a estar bien.
-No creo que debas decirle eso. - Dijo una voz.
-¿Por qué siempre te apareces de manera tan misteriosa, Gabriel?
-Es mi estilo.-Dijo con media sonrisa.-¿Cómo está ella?
-Está muriendo.
-Tienes que darle fuerza, no le puedes decir que todo estará bien por que pasará por mucho dolor si se queda. Déjala ir.
-¡No puedo hacer eso!¡Quiero que alguien viva gracias a mi!-eso sonó arrogante- me refiero a que quiero salvar la vida de alguien, Lucas murió y...
-Lo de Lucas no fue tu culpa, fue un accidente.
-Si, pero no le di la fuerza para que se quedará por que ni siquiera yo la tenía. Sabía que iba a morir y eso hizo, Yo se que Alexandra no va a morir, no puede.
-No lo hará, me quedaré contigo.

Crónicas de un ángel en la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora